Perdona a tu pueblo

El cronista considera que, en un arrebato m¨ªstico, el presidente Camps ha conferido a las Cortes valencianas el t¨ªtulo de "santa casa de la democracia auton¨®mica", como as¨ª lo ha manifestado p¨²blicamente. El cronista se pregunta si la inminente visita de Benedicto XVI no habr¨¢ obrado la conversi¨®n del pol¨ªtico en vicario subrepticio de Su Santidad, porque lo que son m¨¦ritos los tiene de sobra y m¨¢s que acreditados. El cronista quisiera, a la vista de tanto prodigio, poner un punto de sosiego en las indagaciones del secretario general del PSPV, Joan Ignasi Pla, acerca del destino de los 107 millones de euros de sobrecoste en Terra M¨ªtica: ya no le quepa duda al dirigente socialista, que alg¨²n alma caritativa habr¨¢ pasado el cepillo, entre sus se?or¨ªas de peana, que son los m¨¢s, y sabr¨¢n darle buen rumbo a tanto jubileo de caja. El cronista, en fin, solo espera que en las pr¨®ximas sesiones de la Cortes, o sea, de la "santa casa de la democracia auton¨®mica", los parlamentarios se den las manos, y con ellas el perd¨®n. Y entiende el cronista que el primer paso le corresponde al presidente. Perdona a tu pueblo, se?or (Camps), y a algunos de sus representantes, que perpetraron la profanaci¨®n, cuando no el sacrilegio, de realizar actos impuros: grabaron, en dependencias de la "santa casa", las conversaciones mantenidas con dos empresarios imputados en lo de Terra M¨ªtica, y se saltaron el und¨¦cimo, que, m¨¢s o menos, viene a decir: no grabar¨¢s en vano, si es que aludes a Eduardo. Perdona a tu pueblo, se?or (Camps), pero, hombre de dios, respeta las decisiones, por muy terrenales que te parezcan, de la fiscal¨ªa. La fiscal¨ªa archiv¨® las diligencias abiertas por la denuncia que Julio de Espa?a inspir¨® a la Mesa de las Cortes, porque no apreci¨® indicio alguno de delito, y punto. Y Julio de Espa?a, despu¨¦s de los desprop¨®sitos de aquel tiempo, ahora ni pide perd¨®n, ni se pone rojo; pues, menos mal, porque, encima qu¨¦ de sobresaltos y alarmas hubiera provocado. Perdona tambi¨¦n a De Espa?a, se?or (Camps), y si decide abandonar la presidencia de las Cortes, pues t¨² como si tal cosa, aunque, eso s¨ª, s¨¦ prudente y no muestres j¨²bilo, que ya lo har¨¢n Antoni Such y Jos¨¦ Camarasa, muchos ciudadanos y hasta bastantes populares. Y no cedas, se?or (Camps) con tanta generosidad, el protagonismo a tu adversario: que sea Pla quien pida perd¨®n todos los d¨ªas a los valencianos es un riesgo innecesario, y adem¨¢s ese perd¨®n, se?or (Camps), solo debes implorarlo t¨², que probablemente te le mereces, pero por si acaso. Al cronista le parece bien que el presidente Francisco Camps les pida a sus compa?eros que se dediquen a trabajar y que no hagan cosas feas, pero entiende que deber¨ªa ser m¨¢s preciso y aclararles que lo de las chapuzas no vale, ni vale -aunque da lo suyo y lo nuestros- sacarle un ojo de la cara al parque de Benidorm. Despu¨¦s del griter¨ªo el cronista ya no esta muy seguro de si el presidente titul¨® a las Cortes "santa casa de la democracia auton¨®mica" o "santa casa de la democracia autom¨¢tica". Qu¨¦ tufo.