"Creo que Aznar enloqueci¨® pol¨ªticamente"

Josep Antoni Duran Lleida (Alcampell, Huesca, 1952), democristiano y secretario general de CiU, cree que el Estatuto se ha le¨ªdo menos de lo deseable: "Sinceramente, creo que lo ha le¨ªdo poca gente".

Pregunta. En esa tesitura, votar s¨ª o no ?ser¨¢ un acto de fe?

Respuesta. No, si se atienden las explicaciones que unos y otros damos del Estatuto. Esto suele suceder en todo refer¨¦ndum. ?Qui¨¦n se ha le¨ªdo la Constituci¨®n Espa?ola o la Constituci¨®n Europea? Los partidos tenemos la obligaci¨®n de intentar aportar argumentos que expliquen pedag¨®gicamente el contenido del Estatuto y esa ha sido mi intenci¨®n en la campa?a.

P. Tiene m¨¦rito inventarse cada d¨ªa frases y mensajes que se pierden como el humo.

"No tengo una amistad entra?able con Mas. No he compartido ni vida ni relaci¨®n con ¨¦l. Soy su socio y es mi candidato a la Generalitat"

"Zapatero es amable, agradable. No ha derivado a lo que sucede a veces cuando se instala uno en La Moncloa, que es cre¨¦rselo en exceso"

R. Es un horror con responsabilidad compartida de pol¨ªticos y medios de comunicaci¨®n.

P. Entre 1996 y el 2000 usted presidi¨® por parte catalana la comisi¨®n de transferencias Catalu?a/Estado. ?Muchas tensiones?

R. No. Fue una ¨¦poca en la que el PP hablaba catal¨¢n en la intimidad y necesitaba los votos de CiU. Recuerdo traspasos muy importantes aunque alguna transferencia, como la de las becas, se lleg¨® a firmar y a presentar p¨²blicamente por parte de Rajoy y yo mismo pero el PP incumpli¨® lo que el Constitucional recoge en sentencia: que un acuerdo de la comisi¨®n mixta de traspasos es vinculante para el Gobierno. Fue Esperanza Aguirre, como ministra de Educaci¨®n, la que impidi¨® que se transfiriesen las becas.

P. Con el nuevo Estatuto ?pueden registrarse tensiones en el momento de su aplicaci¨®n?

R. El pulso entre el Estado y una autonom¨ªa siempre crea tensiones. Se tendr¨¢ que trabajar duro, aunque este Estatuto introduce medidas que le protegen, le blindan del intento de erosionarle por parte de cualquier gobierno estatal.

P. Escuchado en la calle: proceso largo y sobrecargado de descalificaciones.

R. Me siento calle.

P. Al margen del Estatuto, ?qu¨¦ escucha en la calle?

R. Que la pol¨ªtica est¨¢ muy alejada de los ciudadanos, preocupaci¨®n porque no da respuestas a problemas cotidianos, cierta angustia ante el mundo en el que vivir¨¢n los hijos.

P. Usted tiene algo de roosveltiano, por lo de la zanahoria y el palo: en la campa?a a veces parece un estadista y otras reparte le?a como un rudo fajador.

R. Creo que en m¨ª predomina m¨¢s la voluntad del estadista pero a veces el gui¨®n me obliga al garrotazo.

P. ?Cu¨¢ntos a?os de vigencia da a este Estatuto?

R. No lo s¨¦. Si s¨¦ que los que hemos participado en la larga y dura negociaci¨®n entendemos que no podemos volver a poner el tema sobre la mesa.

P. Negocian un Estatuto con perspectiva de mantener una fruct¨ªfera relaci¨®n con el resto de Espa?a y sus juventudes dicen que es un paso para la autodeterminaci¨®n. ?Est¨¢ de acuerdo?

R. No. Respeto pero no comparto esa idea. Eso es enga?ar y calentar a la gente y tras el calentamiento viene la frustraci¨®n, lo peor que puede pasarle a un pa¨ªs.

P. Sorprendente: en plena campa?a diserta usted en el Colegio de Abogados sobre un tema tan vital como la Justicia y los medios de comunicaci¨®n no se dan por enterados.

R. De eso me quejo: de que mis esfuerzos por explicar contenidos del Estatuto muchas veces son en vano. En materia de Justicia este Estatuto representa un avance important¨ªsimo para Catalu?a. Se avanza en autonom¨ªa. En medios materiales y humanos. Podremos convocar concursos para cubrir plazas, lo que agilizar¨¢ la maquinaria judicial, y se reforzara la Justicia de proximidad. Tendremos competencias en materia de oposiciones y el Tribunal Superior de Justicia decidir¨¢ en todos los procesos iniciados en Catalu?a, reservando para el Tribunal Supremo lo que es la casaci¨®n de doctrina. Parece que no interesa.

P. Se da entre usted y Artur Mas una similitud entre lo que ocurre entre Montilla y Maragall: muchas veces parece que no se entiendan. En su caso, Mas sale hablando de las auton¨®micas y usted replica que eso no toca.

R. Es el d¨ªa a d¨ªa lo que provoca preguntas y respuestas que dan la sensaci¨®n de descoordinaci¨®n. Dicho esto, sigo pensando que este no es momento de hablar de las elecciones.

P. ?Artur Mas es amigo o simplemente socio?

R. No tengo una amistad entra?able con ¨¦l, m¨¢s all¨¢ de la pol¨ªtica. No he compartido ni vida ni relaci¨®n con Mas, al que he conocido tarde. Soy su socio y es mi candidato a la Generalitat pero para m¨ª el concepto de amistad es mucho m¨¢s profundo.

P. Con Zapatero ?se siente c¨®modo?

R. S¨ª, porque creo que las formas son importantes. Es amable, agradable, a¨²n no ha derivado a lo que sucede a veces cuando se instala uno en La Moncloa, que es cre¨¦rselo en exceso. El sentirme c¨®modo con ¨¦l desde la perspectiva personal no significa que comparta siempre su manera de hacer pol¨ªtica. Me parece m¨¢s radical que socialista, que son cosas distintas. Al margen de discrepancias ideol¨®gicas me siento c¨®modo con un socialista. Las claves de un radical se me escapan. Nunca s¨¦ por donde va a salir.

P. "Bobos que beatifican a Zapatero". Lo de la beatificaci¨®n ?le sali¨® por ser l¨ªder de un partido confesional?

R. Es posible. Pero el sentido de mis palabras fue pol¨ªtico.

P. ?Se sinti¨® c¨®modo con Zapatero incluso cuando se entrevist¨® con Mas sin que usted lo oliese?

R. No fue culpa de Zapatero.

P. ?Culpa de Mas?

R. No fue culpa de Zapatero. Archiv¨¦ el tema a las 72 horas. Esquerra Republicana a¨²n no lo ha archivado.

P. ?C¨®mo andan las relaciones entre Catalu?a y Espa?a?

R. Tocadas por el Estatuto a partir de una reacci¨®n que defino como completamente inadmisible de la derecha pol¨ªtica, econ¨®mica e incluso de un sector de la Iglesia. Esa campa?a del PP ha calado en algunas zonas de Espa?a y la guinda la puso Esperanza Aguirre al decir que Catalu?a trata a los militantes del PP como la Alemania nazi a los jud¨ªos. Si eso no es anticatalanismo que baje Dios y lo vea.

P. La pol¨ªtica catalana ?debe entonar alg¨²n mea culpa?

R. S¨ª. Dirigentes de Esquerra Republicana y en ocasiones el propio Maragall han dicho y hecho cosas que han servido de tierra abonada. Reconocer esto no justifica los desafueros del PP.

P. ?Ha hecho acto de contrici¨®n por las buenas relaciones que tuvo con el PP?

R. No me arrepiento de haber pactado con el PP durante la primera legislatura. Felipe Gonz¨¢lez fue el primero que nos lo pidi¨®. No hab¨ªa otra salida. He tratado a Aznar en tres fases. En la primera no nos hablamos ni cuando en Bruselas coincidimos en un urinario. La segunda etapa fue de aproximaci¨®n, junto con Arzalluz. En la tercera fase el distanciamiento pol¨ªtico y personal es total. Creo que Aznar enloqueci¨® pol¨ªticamente. La escena en la que mientras habla con Bush pone los pies encima de la mesa defini¨® su cambio psicol¨®gico.

P. ?Qu¨¦ papel juega en un pa¨ªs que tiende al laicismo un partido de matriz cat¨®lica como Uni¨®?

R. Habermas ha advertido del peligro de la secularizaci¨®n de Occidente y en ese sentido Uni¨® tiene conceptos que defender. Mantengamos el concepto de Estado laico pero no caigamos en el error grav¨ªsimo de querer hacer desaparecer de la sociedad lo que huela a religioso.