Al Zarqaui, Irak y el terrorismo global
Desde la invasi¨®n y ocupaci¨®n de Irak, el terrorismo global ha registrado un importante cambio. A lo largo de los ¨²ltimos tres a?os, los grupos y organizaciones relacionados con Al Qaeda han matado muchos m¨¢s musulmanes que ninguna otra categor¨ªa de personas. Esta evoluci¨®n se debe en buena medida al liderazgo ejercido por Abu Musab al Zarqaui sobre el entramado multinacional de terrorismo yihadista que viene operando en aquel pa¨ªs. Una violencia que se nos presenta como antioccidental y especialmente antiamericana -y es cierto que afecta frecuentemente a ciudadanos e intereses for¨¢neos o de organismos internacionales-, pero en realidad ocasiona la mayor¨ªa de sus v¨ªctimas entre nativos ¨¢rabes y kurdos de religi¨®n isl¨¢mica, chi¨ªes al igual que sun¨ªes. Algo que no ha dejado de tener consecuencias poco favorables para quienes la practican precisamente en nombre de Al¨¢.
Es probable que su impronta en el terrorismo global est¨¦ a¨²n por ver
Mediante atentados muy cruentos contra chi¨ªes en Irak, Abu Musab al Zarqaui ha tratado de provocar un estallido generalizado de violencia sectaria y, con ello, condiciones todav¨ªa m¨¢s favorables que las actualmente existentes para el desenvolvimiento de sus redes terroristas.
En una carta que ese prominente yihadista de origen jordano escribi¨® al mismo Osama Bin Laden en enero de 2004 pueden leerse estas m¨¢s que elocuentes palabras sobre la poblaci¨®n iraqu¨ª de observancia chi¨ª: "Golpear sus s¨ªmbolos religiosos, pol¨ªticos y militares har¨¢ que muestren su rabia contra los sun¨ªes y sostengan su venganza. Si tenemos ¨¦xito en arrastrarlos a una guerra sectaria, esto despertar¨¢ a los somnolientos sun¨ªes que son temerosos de la destrucci¨®n y la muerte".
Pero los atentados terroristas perpetrados inicialmente por Monote¨ªsmo y Guerra Santa y luego por la denominada Organizaci¨®n de Al Qaeda para la Yihad en la Tierra de los Dos R¨ªos, adem¨¢s de por otros grupos influenciados por los planteamientos de Al Zarqaui, han afectado mucho tambi¨¦n a sun¨ªes kurdos y ¨¢rabes.
En este caso se trata de inhibir su eventual apoyo a las nuevas autoridades iraqu¨ªes, impedir que se incorporen a la nueva administraci¨®n estatal del pa¨ªs o disuadirles de participar en procesos electorales, por ejemplo. Es decir, de ejercer un f¨¦rreo control social sobre lo que para los terroristas es su propia poblaci¨®n de referencia, inoculando el miedo y penalizando comportamientos que no se correspondan con los dictados desde la insurgencia yihadista.
Esta trayectoria terrorista, que adem¨¢s incluye brutalidades como la decapitaci¨®n de extranjeros secuestrados, ha suscitado controversia en el mundo isl¨¢mico, cr¨ªticas incluso de autoridades religiosas afines al salafismo yihadista, diferencias con otros sectores de la resistencia iraqu¨ª y hasta desencuentros con los estrategas de Al Qaeda. Para justificar el asesinato de chi¨ªes en Irak, el fallecido Al Zarqaui reiteraba, de acuerdo con su entendimiento rigorista y excluyente del Cor¨¢n, que no son musulmanes sino incr¨¦dulos. Respecto a las muertes de sun¨ªes, nunca admitidas como intencionadas, argument¨® a trav¨¦s de una grabaci¨®n difundida en la primavera de 2005 que "matar infieles por cualquier m¨¦todo, incluyendo el martirio, ha sido santificado incluso si supone matar musulmanes inocentes", de tal manera que el derramamiento de sangre musulmana "est¨¢ permitido para evitar el mal mayor de desbaratar la yihad".
Tras perder el santuario afgano y verse Al Qaeda abocada a una regionalizaci¨®n, Al Zarqaui desempe?¨® un papel esencial en la articulaci¨®n de las extensiones de dicha estructura terrorista en un conflicto cr¨ªtico para la misma como es el iraqu¨ª. Sin embargo, el monto de activistas y el n¨²mero de atentados terroristas atribuibles a Al Qaeda en Irak constituyen una fracci¨®n reducida de la insurgencia activa en ese pa¨ªs. All¨ª no cabe esperar demasiadas novedades a corto plazo, una vez desaparecido el que fuese emir de Al Qaeda en Mesopotamia. Pero ¨¦ste reubic¨® una parte de sus efectivos operativos en otros pa¨ªses de Oriente Medio y el Sur de Asia, probablemente tambi¨¦n en Europa. Una serie de operaciones policiales pusieron de manifiesto que su urdimbre terrorista dispon¨ªa de enlaces con Espa?a. Es probable que la impronta de Al Zarqaui en el terrorismo global est¨¦ a¨²n por ver. Aunque mejor ser¨ªa no verlo.
Fernando Reinares es investigador principal de terrorismo internacional en el Real Instituto Elcano y catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica en la Universidad Rey Juan Carlos.
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