Una peque?a rendija

El Estatuto de 1979 ya preve¨ªa, en su art¨ªculo 9.29, que la Generalitat ten¨ªa competencias exclusivas en materia de deporte y ocio, pero s¨®lo se limitaba a mencionarlas sin desarrollo alguno. El texto que se votar¨¢ el domingo en las urnas detalla, en el art¨ªculo 134, ambas ¨¢reas precisando las facultades que puede tener la Administraci¨®n auton¨®mica. La Generalitat, en caso de aprobarse el nuevo Estatuto, tendr¨¢ la exclusividad en el fomento, la divulgaci¨®n y la planificaci¨®n de la pr¨¢ctica deportiva en Catalu?a "en todos los niveles sociales". El articulado se?ala que la Generalitat se encargar¨¢ de planificar la red de equipamientos deportivos, de velar por la salud de los deportistas, de prevenir la violencia en los recintos y, entre otras cosas, del r¨¦gimen jur¨ªdico y el registro de los clubes.

De la nada se ha pasado a sentar y delimitar las bases del deporte en Catalu?a en las que ya no habr¨¢ posible discusi¨®n. El art¨ªculo tiene el sello de Esquerra, responsable en el Gobierno tripartito de la Secretar¨ªa del Deporte. El texto recoge la mayor parte de sus aspiraciones, pero dej¨® fuera la cuesti¨®n estrella de la legislatura, la de las selecciones catalanas, tal como se aprob¨® en el Parlament en septiembre. El segundo apartado del art¨ªculo inclu¨ªa este enunciado: "El fomento de la proyecci¨®n exterior del deporte catal¨¢n para garantizar que las federaciones catalanas participen en competiciones oficiales de ¨¢mbito europeo e internacional mediante las selecciones deportivas nacionales". La cita suprimida pretend¨ªa animar y ayudar, posiblemente mediante subvenciones, a que las federaciones catalanas pudieran participar como tales en torneos internacionales. El propio presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, celebr¨® que la selecci¨®n catalana de hockey ganara en Macao en octubre de 2004 la Copa del Mundo B. La victoria no era balad¨ª: ascendi¨® de categor¨ªa, con lo que en el horizonte se pod¨ªa producir un hipot¨¦tico enfrentamiento con Espa?a. Maragall habl¨® de que Espa?a deb¨ªa llamarse de otra manera y que se deb¨ªa seguir el ejemplo del Reino Unido, donde compiten por separado Inglaterra, Gales y Escocia. Dos meses despu¨¦s de aprobarse el Estatuto en el Parlament, la federaci¨®n de hockey vio enterrados en Roma sus anhelos de autonom¨ªa al oponerse a los mismos la Federaci¨®n Internacional.

Joan Ridao, de Esquerra Republicana, reconoce casi la paternidad del art¨ªculo 134 del nuevo Estatuto. Ni siquiera considera especialmente grave que se recortara la alusi¨®n al control del dopaje y a que se a?adiera a t¨ªtulo recordatorio que el Estado tiene determinadas competencias en materia de seguridad p¨²blica. Pero le queda cierta decepci¨®n: la "feroz" oposici¨®n que presentaron los negociadores del PSOE en el asunto de las selecciones. "Fue curioso porque era un simple principio rector. Ni nosotros ni el Estado tenemos competencias sobre las selecciones, porque las federaciones se representan a s¨ª mismas y, por tanto, est¨¢n sujetas al derecho privado. En La Moncloa casi estuvieron de acuerdo en poner selecciones oficiales en lugar de nacionales. Pero

Alfredo P¨¦rez Rubalcaba no quiso ni o¨ªr hablar del asunto. Hubo falta de voluntad pol¨ªtica total", precisa Ridao.

ERC, CiU e IC se pronunciaron en contra de suprimir el enunciado, pero Ridao, al igual que la Uni¨® de Federacions Esportives Catalanas (UFEC), tiene una esperanza. El art¨ªculo 200 abre una rendija para el futuro de las selecciones. El texto insta a la Generalitat a promover la proyecci¨®n internacional de las organizaciones sociales, culturales y deportivas, y a?ade: "Si corresponde, su afiliaci¨®n a las entidades afines de ¨¢mbito internacional en el marco de cumplimiento de sus objetivos". No habla de "selecciones nacionales", pero a efectos del Partit dels Socialistes, es lo mismo. "Con esta f¨®rmula el asunto queda suficientemente recogido. Las otras propuestas eran jur¨ªdicamente insostenibles. Ni nosotros ni el Gobierno central tenemos competencias sobre las selecciones o las federaciones. Son entidades privadas", defiende Lidia Santos, del PSC. David Monner, presidente de la UFEC, que abog¨® por la m¨¢xima participaci¨®n en el refer¨¦ndum, ve la botella medio llena: "El deporte catal¨¢n no gana todo lo que querr¨ªamos con este Estatuto, pero en la vida no se logra todo de golpe".

El futuro de las selecciones pasa ahora, en cualquier caso, por la decisi¨®n que adopte el Tribunal Constitucional sobre el recurso presentado por el PP contra la Ley del Deporte Catal¨¢n, aprobada en julio de 1999 por el Parlament, bajo el Gobierno de CiU. Todos los partidos, salvo el conservador, apoyaron el texto, que naci¨® como una proposici¨®n no de ley despu¨¦s de que se presentaran 420.000 firmas en favor de las selecciones. El Alto Tribunal debe pronunciarse antes sobre la Ley del Deporte del Pa¨ªs Vasco, contra la que tambi¨¦n se ha recurrido y en la que se inspir¨® la ley catalana.