Monje
TRAS SER desahuciado por el doctor Kart Ewal, eminente especialista berlin¨¦s, Ant¨®n Ch¨¦jov y su esposa Olga Knipper se retiraron a Badenweiler, peque?a ciudad de aguas termales en la Selva Negra. All¨ª se instalaron en el hotel Sommer, donde la noche del 2 de julio de 1904 el escritor se despert¨® agitado, pidiendo la asistencia de un m¨¦dico. Cuando su mujer Olga le coloc¨® sobre el pecho una bolsa de hielo para aliviar los estertores de su agon¨ªa tuberculosa, Ch¨¦jov le pregunt¨®, saliendo moment¨¢neamente del delirio, "?para qu¨¦ poner hielo sobre un coraz¨®n vac¨ªo?". Luego, al llegar el doctor Sch?wher, le dijo simplemente: "Me muero". Aunque rechaz¨® otro cuidado m¨¦dico, s¨ª acept¨® una copa de champ¨¢n, que vaci¨®, antes de acostarse de lado y morir. Como si esta muerte tan chejoviana no fuera suficiente, el espectro del escritor plane¨® todav¨ªa en sus exequias f¨²nebres, ya que su cuerpo fue trasladado a Mosc¨² en un tren verde que transportaba ostras, mientras sus deudos se equivocaron de duelo en la estaci¨®n al seguir la banda de m¨²sica que acompa?aba el f¨¦retro del general Keller, fallecido en Manchuria.
Con esta sucinta y muy surrealista informaci¨®n acerca de la muerte y el entierro de Ch¨¦jov, concluye la maravillosa biograf¨ªa que escribi¨® sobre ¨¦l una colega italiana, gran admiradora suya, Natalia Ginzburg (1916-1991), biograf¨ªa ahora traducida al castellano con el t¨ªtulo Ant¨®n Ch¨¦jov (Acantilado). Miembro de una familia numerosa, los abuelos paternos y maternos de Ch¨¦jov hab¨ªan sido siervos de gleba, condici¨®n que cambi¨® su padre, que, no obstante, mal comerciante, transfiri¨® las obligaciones de la familia al que entonces era un joven estudiante de medicina de s¨®lo 19 a?os, cuyo cometido ejerci¨® hasta su prematura muerte, a los 44 a?os.
Ch¨¦jov inici¨® su carrera literaria, cuando ya era m¨¦dico rural, como escritor humor¨ªstico, mediante cuentos que publicaba en peri¨®dicos rusos, que le serv¨ªan para subvenir los copiosos gastos familiares. Incluso cuando empez¨® a tener ¨¦xito como autor dram¨¢tico y cuentista, le era imposible la menor infatuaci¨®n personal, siendo quiz¨¢ el ¨²nico escritor ruso que repudiaba cualquier sistema ideol¨®gicamente altisonante y cualquier acceso m¨ªstico. Ir¨®nico y esc¨¦ptico, su observaci¨®n de la realidad fue tan ¨ªntima y penetrante que nos emociona precisamente por su cualidad despojada. Nadie ha logrado ser como ¨¦l intenso y fr¨ªo a la vez. Desde la propia Ginzburg a Raymond Carver, la literatura del XX contrajo una deuda enorme con Ch¨¦jov.
En uno de sus cuentos, el titulado El monje negro, escrito en enero de 1894, Ch¨¦jov narra la historia de un pobre hombre, Kovrin, que arruina su vida al alucinarse con un imaginativo monje que le visita para anunciarle que es un genio. Seg¨²n se convence de esta revelaci¨®n, mayor es la ca¨ªda en la miseria de Kovrin, que, mientras agoniza, vuelve a ver al monje agorero, que le susurra que ¨¦se est¨¢ muriendo porque "su d¨¦bil cuerpo ya no pod¨ªa servir de envoltorio a un genio".
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