Lun¨¢tico urbanismo
Estamos de suerte. Cuando ya todas las previsiones apuntaban a que el sector inmobiliario, por similares razones a las que se aducen para la energ¨ªa de origen f¨®sil y otros sectores dependientes de recursos naturales no renovables, tiene los d¨ªas contados, ahora nos enteramos de que podremos seguir desarrollando urbanizaciones totalmente sostenibles... ?en la Luna!
Parece una broma, pero no lo es. Les aconsejo que se conecten a Internet y entren en la p¨¢gina MoonEstates.com. All¨ª podr¨¢n encontrar, por el m¨®dico precio de 16,75 libras esterlinas, lotes de parcelas de un acre (4.000 metros cuadrados) con estupendas vistas a la Tierra. La venta, c¨®mo no, la gestiona un matrimonio ingl¨¦s, compuesto por Sue y Francis Williams, cuya empresa ostenta los derechos para el mercado brit¨¢nico.
La historia (seg¨²n cuenta el diario Clar¨ªn de Buenos Aires) comienza en 1980, cuando el estadounidense Dennis Hope, aprovech¨¢ndose de un vac¨ªo legal existente en el Tratado Interespacial de 1967, el cual prohib¨ªa expl¨ªcitamente la propiedad de las tierras del espacio exterior a los gobiernos y los pa¨ªses pero nada dec¨ªa sobre los individuos, se nombr¨® a s¨ª mismo Embajador Lunar y realiz¨® una declaraci¨®n solemne de propiedad del sat¨¦lite y de los restantes planetas del sistema solar, incluyendo sus respectivas lunas, ante la Asamblea General de la ONU y el Gobierno de EE UU, el 22 de Noviembre de 1980.
Puede parecer una proclama surrealista, pero el hecho cierto es que mucha gente se la ha cre¨ªdo, hasta el punto en que Hope dispone ahora de 2 millones de clientes y seg¨²n todos los datos el negocio sigue en alza. Por su parte, los Williams, que no son tontos, y que ya le hab¨ªan comprado con anterioridad su propia parcela de 12 hect¨¢reas en la Luna, obtuvieron del norteamericano en el a?o 2000 la correspondiente licencia, y la verdad es que desde entonces no paran. La venta on line de lotes de parcelas les ha proporcionado unos ingresos de 4 millones de libras (unos 6 millones de Euros) con unos beneficios netos de 400.000. Todo ello sin contar con otros doscientos mil provenientes de la venta de productos derivados, como camisetas, certificados y souvenirs diversos (esto s¨ª es merchandising y no el de Terra M¨ªtica). El resultado es que hoy el matrimonio controla una empresa de 10 trabajadores altamente cualificados y todo el mundo reconoce que su oficina de Cornwall es la envidia de sus vecinos.
Naturalmente los Williams tienen argumentos para explicar este s¨²bito inter¨¦s de la demanda por adquirir terrenos en un lugar tan alejado de la costa valenciana (que es la que hasta ahora lidera el desarrollo urban¨ªstico mundial), aunque ninguno de ellos es demasiado optimista. "Existen demasiadas historias horrorosas sobre la Tierra y el calentamiento global que nos amenaza" comenta Sue con total desparpajo. Y no solo lo dice ella, el propio Estephen Hawking, se mostr¨® apocal¨ªptico en Hong Kong hace tan solo unas semanas: "La vida en la Tierra implica un riesgo creciente de que seamos barridos por un tremendo desastre, como el calentamiento global, la guerra nuclear, los virus dise?ados gen¨¦ticamente para atacarnos u otros peligros que hasta ahora desconocemos" para a?adir de inmediato que "los humanos deber¨ªan contar dentro de los pr¨®ximos 20 a?os con una base en la luna". O sea que Hope y los Williams no andan tan desencaminados.
Naturalmente, si uno lo mira desde el lado malo, montar un PAI en la Luna no vendr¨ªa a ser m¨¢s que la triste constataci¨®n del fracaso de la Humanidad entera. Pero si lo hace desde el lado bueno, quiz¨¢ ello proporcione a nuestros hijos y nietos la esperanza de que podr¨¢n continuar siendo promotores en un futuro no muy lejano, siguiendo la estela emprendedora de sus progenitores; aunque en condiciones, eso s¨ª, algo m¨¢s adversas. Agente inmobiliario lunar, o, si se prefiere, promotor lun¨¢tico colegiado, que viene a ser lo mismo. ?Les parece gracioso? Pues bien esperen que las escuelas de negocios se enteren. Tardar¨¢n menos de una semana en montar un m¨¢ster internacional especializado. La confusi¨®n, ya se sabe, crea empleos.
En fin, no s¨¦ ustedes qu¨¦ piensan, pero yo ya estoy viendo los carteles publicitarios este verano en las playas: "Luna d'Or, sat¨¦lite de vacaciones". La inquietante pregunta, sin embargo, es ?seguiremos siendo l¨ªderes tambi¨¦n en el espacio extraterrestre?
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