Sobre los sentimientos
Nada hay m¨¢s claro que las intenciones de esta pel¨ªcula discreta y como en sordina, por momentos emocionante y siempre recorrida por una secreta vena de misterio (?qu¨¦ le pasa a la bella, gloriosamente, para nosotros, resucitada Ir¨¨ne Jacob? ?Qui¨¦n es la misteriosa magreb¨ª a quien una sorprendente, espl¨¦ndida Bebe presta sus rasgos? ?Y qui¨¦n, en el fondo, ese Ricardo Dar¨ªn que sue?a juguetes, que tiene un gran secreto en su pasado y que se dice enamorado, en el mismo minuto, de dos personas a un tiempo, una madre y su ni?o?).
Desde un buen comienzo, aqu¨ª se trata de hablar de sentimientos, y hacerlo sin tapujos, sin ese (falso) pudor que le suele entrar al cine contempor¨¢neo cuando aborda el complejo universo de las cosas que nos conmueven, nos agitan, nos derrotan; y tambi¨¦n nos glorifican.
LA EDUCACI?N DE LAS HADAS
Direcci¨®n: Jos¨¦ Luis Cuerda. Int¨¦rpretes: Ricardo Dar¨ªn, Ir¨¨ne Jacob, Bebe, V¨ªctor Valdivia. G¨¦nero: dram¨¢tica, Espa?a, 2006. Duraci¨®n: 100 minutos.
De todo eso habla, con un uso ciertamente infrecuente -y muy elegante-, de las elipsis (en la cuarta secuencia, por ejemplo, Dar¨ªn ya se ha casado, ya es el padre de ese ni?o del que se enamora; ya le hace de instructor por el apasionante, huidizo mundo de las hadas y sus claves escondidas y secretas), Jos¨¦ Luis Cuerda con ¨¦sta su primera pel¨ªcula en muchos a?os. Y lo hace, y hay que agradecerle su honestidad, con voluntad de no esconder nunca qu¨¦ le importa de lo que est¨¢ hablando, con un tono nada melanc¨®lico ni grandilocuente, sino fuertemente aferrado a la vida, a lo que anta?o llam¨¢bamos valores: la (buena) educaci¨®n para la fantas¨ªa, el respeto por el otro, el amor que no es posesi¨®n sino entendimiento, incluso en la derrota. Y habla de exilios, claro, del sufrimiento de los inmigrantes en su pa¨ªs de adopci¨®n; de seres abyectos que se aprovechan de su mejor situaci¨®n con respecto a la ley para explotarlos. Y de culpas. Y de escarmientos que toman la forma de segundas oportunidades.
As¨ª, La educaci¨®n de las hadas, que empieza como un cuento lleno de oquedades y l¨ªmpida fantas¨ªa, con multitud de senderos que pueden llevar pr¨¢cticamente hacia cualquier parte, termina por convertirse en certeza, en reivindicaci¨®n. Tiene la culpa el autor, tambi¨¦n, tal vez (aunque sobre esto cueste decidirse: por desconocimiento), la novela previa que el filme adopta.
Y los actores, esos espl¨¦ndidos actores: Ricardo Dar¨ªn, que se muestra muy a sus anchas en un filme que tiene hechuras de pel¨ªcula argentina (por aquello de hablar a calz¨®n quitado de los sentimientos); Ir¨¨ne Jacob, por mucho que hubi¨¦ramos querido verla m¨¢s tiempo, desarrollar m¨¢s su (necesariamente oscuro) personaje; y Bebe, esa aparente no actriz que es, en realidad, un pedazo de int¨¦rprete: ah¨ª queda, para los anales, su caracterizaci¨®n de magreb¨ª que arrastra, ella tambi¨¦n, un pasado terror¨ªfico con el que tiene que acostumbrarse a convivir... en un presente ciertamente siniestro. Todos ellos hacen avanzar una pel¨ªcula que en ocasiones se muestra un poco err¨¢tica, es bien cierto, pero cuya honestidad y hondura en algunos pasajes, as¨ª como su decidida apuesta por la vida, la hacen tan cercana, tan respetable.
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