El 'tsunami' catal¨¢n levanta un mar de dudas

El l¨ªder de Esquerra Republicana, Josep Llu¨ªs Carod, se desvive por reeditar el tripartito, por volver al Gobierno catal¨¢n. Y la ausencia de Pasqual Maragall, la persona que les expuls¨® de la Generalitat, parece dejarle el camino expedito.

Pero, como siempre, los republicanos est¨¢n en un mar de dudas y ahora se preguntan si la candidatura de Montilla les puede facilitar o frenar ese regreso al poder. En principio creen que s¨ª, porque el ministro siempre ha sido un firme defensor del tripartito, frente algunos sectores del PSOE que apuestan por gobernar con CiU. Sin embargo, numerosos votantes de Esquerra ven con cierto recelo el "espa?olismo" que representa Jos¨¦ Montilla, con un perfil menos "nacionalista" que Maragall. Consciente de la orfandad en que se encontrar¨¢ un cierto sector del catalanismo, el propio Carod proclam¨®, nada m¨¢s conocerse la renuncia de Maragall, que Esquerra "tiene ahora la oportunidad de liderar el catalanismo de izquierdas".

De momento, los dirigentes de ERC se han conjurado -tal como recomiendan los c¨¢nones- para acudir a las auton¨®micas de oto?o sin verbalizar sus preferencias, aunque p¨²blicamente a Carod Rovira se le escape su inter¨¦s por repetir la experiencia del tripartito. En este sentido, la presencia del secretario general de ERC, Joan Puigcerc¨®s, en las listas, por detr¨¢s de Carod, facilitar¨ªa sin duda un futuro pacto con PSC e Iniciativa. A Puigcerc¨®s y Montilla se les considera los padres del Pacto del Tinell, que alumbr¨® el tripartito en 2003.

Pero mientras ERC no resuelva sus disputas internas -con un Carod cuestionado y un Puigcerc¨®s que se resiste a concurrir a las auton¨®micas- los republicanos optan por la prudencia. Cualquier prevenci¨®n es poca para un partido que ha sufrido en carne propia la debacle del no en el refer¨¦ndum del Estatuto y que no puede volver a errar la estrategia.

Para el Partido Popular catal¨¢n, el cambio de Pasqual Maragall por Jos¨¦ Montilla reaviva la pugna por el voto en el cintur¨®n de Barcelona, de donde se nutre en buena medida el partido que lidera en Espa?a Mariano Rajoy. Si el aparato del Partit dels Socialistes de Catalinya (PSC) logra despertar y atraerse como pretende de forma mayoritaria al electorado descendiente de la inmigraci¨®n de los a?os sesenta y setenta, los populares de Josep Piqu¨¦ podr¨ªan verse afectados, toda vez que se ha abortado el viaje al centro catalanista que pretend¨ªa el que fue ministro de Exteriores y de Industria de los Gobiernos de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar.

Pero hay l¨ªderes populares que tienen como motivo importante de preocupaci¨®n la presencia del embri¨®n de partido Ciutadans de Catalunya, la plataforma en la que se encuentran Arcadi Espada, Francesc de Carreras o Albert Boadella. El partido que puede atraer por su discurso a parte del electorado del PP catal¨¢n que se mueve en clave nacionalista espa?ola.

Sin problemas de liderazgo moment¨¢neos, las bases del partido y los simpatizantes m¨¢s activos tienen colocado a Alejo Vidal-Quadras en hornacina preferente de su devoci¨®n pol¨ªtica. Vidal-Quadras ha sido uno de los firmes defensores de la alianza electoral entre el PP y Ciutadans de Catalunya. No obstante, el grado de centralizaci¨®n del partido hace definitiva la decisi¨®n de la madrile?a calle de G¨¦nova que apuesta, de momento, por un Piqu¨¦ que no le plantea problemas, aunque no viva sus horas m¨¢s felices, pues el PP est¨¢ en Catalu?a m¨¢s alejado del poder que nunca. Sus antiguos socios de CiU no quieren ni o¨ªr hablar de eventuales alianzas mientras persista en su actual l¨ªnea pol¨ªtica.

El resultado que pueda obtener Piqu¨¦ en oto?o ser¨¢ decisivo para despejar su futuro pol¨ªtico, no s¨®lo en el mapa parlamentario catal¨¢n sino tambi¨¦n en clave interna en el PP.

El l¨ªder convergente, Artur Mas, proclam¨® durante la campa?a del refer¨¦ndum del Estatuto que Pasqual Maragall era "una mina" para los intereses electorales de CiU. Y augur¨® que obtendr¨ªa la mayor¨ªa absoluta si el presidente optaba a la reelecci¨®n. En realidad, se trat¨® de una maniobra de distracci¨®n porque los estrategas de Mas prefer¨ªan -dicen- como candidato a Montilla. El tiempo dir¨¢ si acertaron en el c¨¢lculo.

El pinyol (hueso) convergente, como se conoce al c¨ªrculo de confianza de Mas, permanece dividido sobre cu¨¢l era el candidato m¨¢s favorable para CiU, porque tanto Maragall como Montilla presentan ventajas e inconvenientes.

Los nacionalistas temen a Montilla porque, adem¨¢s de forjador del tripartito catal¨¢n tiene bajo su mando todo el aparato del PSC. Y ha demostrado en numerosas ocasiones, recuerdan, que el PSC no es un sat¨¦lite de Ferraz, sede madrile?a del PSOE. Por estos motivos, los convergentes est¨¢n convencidos de que Montilla batallar¨¢ por reeditar el tripartito aunque salga perdedor de las urnas, lo que no hubiera sucedido, creen, con Maragall. En cambio, esta apuesta por el tripartito permitir¨¢ a los nacionalistas presentarse como la ¨²nica alternativa al "desbarajuste" que, seg¨²n ellos, ha significado la experiencia de un Gobierno de izquierdas en Catalu?a.

La candidatura de Montilla le resta al PSC, a?aden las mimas fuentes, ese perfil m¨¢s catalanista que le otorgaba la figura de Maragall lo que puede ser un obst¨¢culo para sumar votos en las comarcas interiores de Catalu?a. "Montilla es visto en Lleida o Tarragona como el alcalde de Cornell¨¤", se?ala un dirigente de Converg¨¨ncia. Por el contrario, Jos¨¦ Montilla puede arrastrar el voto socialista del llamado cintur¨®n rojo de Barcelona, tradicionalmente abstencionista en unas auton¨®micas, y dispondr¨¢ adem¨¢s del firme apoyo de Zapatero.

En no pocas ocasiones Iniciativa per Catalunya Verds, el socio menor del tripartito, ha sido uno de los puntales de Pasqual Maragall en sus m¨²ltiples choques con el aparato del PSC. Pero esta luna de miel acab¨® hace ya muchos d¨ªas.

El punto final lo marc¨® la crisis de Gobierno del pasado abril, en la que Maragall relev¨® a seis consejeros (tres del PSC y dos de ERC) y el de Medio Ambiente y Vivienda, el ecosocialista Salvador Mil¨¤. Maragall reconoci¨® que no ten¨ªa ning¨²n reproche que hacer a Mil¨¤, y que su destituci¨®n se hizo para que la crisis afectara por igual, y de forma proporcional, a todos los partidos.

Esta destituci¨®n por cuota rebel¨® a las bases de Iniciativa y a un importante sector de la direcci¨®n. Desde entonces, y a pesar de que ICV mantiene dos departamentos en el Ejecutivo catal¨¢n, Maragall ya no es para muchos ecosocialistas el hombre con quien tratar en el futuro. La perspectiva de ver a Jos¨¦ Montilla en el cartel electoral de los socialistas da cierta satisfacci¨®n en la direcci¨®n ecosocialista. En primer lugar, reflexiona un dirigente de la formaci¨®n, "porque una parte del electorado m¨¢s catalanista del PSC pasar¨¢ a votarnos a nosotros". Y, en caso de que la aritm¨¦tica permita la reedici¨®n de una coalici¨®n de izquierdas, "las cosas pueden ser m¨¢s f¨¢ciles, ya que Montilla tambi¨¦n manda en su partido y nadie le va a cuestionar, cosa que no ocurr¨ªa con Maragall".

En cualquier caso, Iniciativa tiene ya todas las inc¨®gnitas resueltas con vistas a las auton¨®micas de oto?o. Su candidato volver¨¢ a ser Joan Saura, el dirigente que mejor parado ha salido de la aventura del tripartito catal¨¢n. El partido oficializar¨¢ su candidatura el pr¨®ximo 17 de julio tras un proceso de primarias al que ning¨²n otro dirigente ecosocialista tiene previsto acudir.