Huelga tremendista

En el verano, con exquisita puntualidad, suelen llegar las huelgas del SEPLA, el sindicato de pilotos de Iberia. En muchas ocasiones se ha denunciado que los paros del sindicato, fechados estrat¨¦gicamente para arruinar el inicio de las vacaciones a los usuarios y chantajear a la compa?¨ªa con la amenaza de las protestas de los viajeros frustrados, tienen como principal objetivo defender privilegios salariales o laborales de los 1.800 pilotos en plantilla o reforzar sus posiciones de poder dentro de la empresa.

No se trata precisamente de un colectivo que pueda quejarse de estar mal remunerado. Para cumplir el rito anual, el SEPLA decidi¨® convocar una huelga de seis d¨ªas, a partir de ma?ana, lunes, que obligar¨ªa a cancelar 1.500 vuelos. M¨¢s de 200.000 viajeros resultar¨ªan afectados y casi todo el da?o para Iberia ya est¨¢ hecho, aunque se desconvoque en el ¨²ltimo momento tras las negociaciones que ayer manten¨ªan las dos partes con la mediaci¨®n del Gobierno. Los viajeros suelen cambiar r¨¢pidamente de compa?¨ªa a la menor amenaza de que sus vacaciones pueden verse arruinadas.

Con esta especie de "huelga preventiva", el sindicato de pilotos pretende garantizarse que los intereses de sus afiliados no resultar¨¢n afectados por la creaci¨®n de Catair, la compa?¨ªa de bajo coste de Iberia. El SEPLA plantea que se mantengan los 1.800 empleos de los pilotos, petici¨®n nada extravagante; pero la acompa?a de otras exigencias pintorescas y hasta disparatadas, como la de que la empresa presente un aval bancario que garantice el salario de los pilotos hasta los 65 a?os o que los activos de la compa?¨ªa se usen como garant¨ªa de las indemnizaciones por despidos no justificados.

El desprop¨®sito no acaba aqu¨ª. Iberia ha garantizado el empleo de los pilotos, motivo de la primera petici¨®n. Pero el SEPLA no parece conceder demasiada credibilidad a la compa?¨ªa y ha asegurado que si el Ministerio de Fomento garantiza los empleos "desconvocar¨¢ la huelga al segundo". Pero Iberia ya no es una empresa p¨²blica, sino privada. Nada tiene que decir ni garantizar el Gobierno a un sindicato que defiende sus intereses -con una amenaza tan tremendista como una huelga de seis d¨ªas- frente al Consejo de Administraci¨®n de una empresa de capital privado, que adem¨¢s cotiza en Bolsa. As¨ª que el SEPLA no s¨®lo amenaza con estropear las vacaciones de 200.000 usuarios, sino que ofende a la compa?¨ªa en la que trabajan sus afiliados despreciando sus seguridades, al Gobierno al exigirle un aval que no est¨¢ entre sus competencias y a todos los contribuyentes que son quienes deber¨ªan sufragar tan ins¨®lita reivindicaci¨®n.