?Los hados?
O usted paga algo m¨¢s de cuatro euros por un trayecto relativamente corto, escasos cuarenta kil¨®metros, o usted disfruta del cotidiano atasco circulatorio bajo los t¨®rridos rayos de este sol tan flamenco y tur¨ªstico del que disfrutamos junto al Mediterr¨¢neo. Hablamos de la autopista AP 7, la de los cuatro euros y pico, que algunos ilusos creyeron sin base alguna que deb¨ªa articular de forma gratuita -porque los ilusos tambi¨¦n pagan impuestos como el resto de los ciudadanos- que deb¨ªa articular, digo, de forma gratuita el largo y estrecho territorio valenciano. Y hablamos del tr¨¢fico entre el cap i casal valenciano y la capital de La Plana, y de la inacabada y gratuita autov¨ªa de La Plana entre la poblaci¨®n de Almenara y el acceso a la circunvalaci¨®n o by pass en las cercan¨ªas de Sagunto: cinco kil¨®metros de camiones, retenciones y colas, que provocan que blasfeme en urdu el m¨¢s apacible de los padres de familia, tradicional o no. Se trata de infraestructuras que debieron estar terminadas hace unos cuantos lustros y esperan todav¨ªa su finalizaci¨®n como el rosario de la aurora. Hubo aqu¨ª parn¨¦ castizo, auton¨®mico y en abundancia para tierras m¨ªticas y por mitificar, rodeadas de irregularidades contables o por contar; no falt¨® pasta para megal¨®manos proyectos culturales que a lo peor redundan poco en la ciudadan¨ªa valenciana; y mejor no acordarse de ciudades de la lenguas con ex alcaldes y asesores y coches oficiales, o de otros gastos absolutamente evitables con un m¨ªnimo sentido de la administraci¨®n del dinero p¨²blico; con otro m¨ªnimo sentido de la austeridad aunque disfrutemos de los siete a?os de las b¨ªblicas vacas gordas, y, sobre todo, con otro m¨ªnimo del sentido com¨²n que reza que lo primero es lo primero, y lo segundo es secundario: infraestructuras, educaci¨®n, atenci¨®n m¨¦dica y seguridad ciudadana, y despu¨¦s todo lo dem¨¢s.
Pero escase¨® el dinero para recuperar la concesi¨®n de la autopista AP 7, o todav¨ªa peor, el PP gobernante alarg¨® la concesi¨®n de la autopista cuando esta finaliz¨®, y la alarg¨® unos cuantos lustros m¨¢s. La autopista de los cuatro euros y pico, ya est¨¢ dicho, evita mayormente el atasco de Almenara. Y escase¨® el dinero para finalizar de una endiablada vez la autopista de La Plana que acercar¨¢, cuando sea, a los valencianos del norte a los valencianos centrales, adem¨¢s de facilitar los accesos a los n¨²cleos industriales de Onda y Betx¨ª, de Vila-real o L'Alcora. Cuando sea.
Y es que por ah¨ª, por donde Almenara, and¨¢bamos algunos, por donde el atasco y las retenciones, poco despu¨¦s del mediod¨ªa del julio soleado como siempre. Y la paciencia y los nervios que mitigan las emisiones radiof¨®nicas en el coche caldeado, se alteraron con el espanto de una tragedia en el metro, siempre evitable. Porque en este mundo, tambi¨¦n el globalizado que disfrutamos, lo ¨²nico inevitable es la muerte natural que a todos espera y nunca cambia de costumbre. La otra, la accidentada y dram¨¢tica, la que llega a deshora es evitable; o puede la acci¨®n del hombre, su ingenio, la responsabilidad y el trabajo humano evitarla: como se evitan y mitigan las cat¨¢strofes de las inundaciones o los terremotos, que la inteligencia humana hizo previsibles.
Ni destino ni fatalidad ni malos hados ni chivos expiatorios con figura de conductores y cuyas explicaciones s¨®lo las escuchar¨¢n en los espacios infinitos donde lleva la muerte del metro. Hab¨ªa deficiencias en la l¨ªnea como hay retenciones y colas por donde Almenara. Lo supieron y lo saben los responsables pol¨ªticos y p¨²blicos de los ferrocarriles de la Generalitat, como supieron y saben de los gastos en tierras m¨ªticas o en vaporosas ciudades de las lenguas. Porque de las deficiencias de la fat¨ªdica l¨ªnea ya se hab¨ªa hablado en multitud de ocasiones. Y no se le cae la cara de verg¨¹enza pol¨ªtica a alg¨²n responsable de nuestra derecha gobernante y auton¨®mica, cuando, a prop¨®sito de las deficiencias, se acuerda de Felipe Gonz¨¢lez, Barrionuevo o Lerma; una desfachatez despu¨¦s de 11 a?os de poder continuado, y mientras el Santo Padre rezaba un responso por nuestros conciudadanos en la estaci¨®n de Jes¨²s.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.