Dos cabalgan juntos
No hay duda de que Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar es el expresidente m¨¢s rencoroso desde Arias Navarro (aunque se le parece en sus llantinas) hasta el punto de que cuesta creer que a un tipo de esa catadura le debamos algo
Un tipo rencoroso
Cabe suponer que el se?or Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar le endilga al se?or Rupert Murdoch informes y notas de mayor sustancia que la poca chicha de su intervenci¨®n en la inauguraci¨®n de los cursos de verano de su fundaci¨®n. Si no, de qu¨¦ iba a pagarle miles de euros al mes por sus consejos. Para el ya para siempre, y por fortuna, ex presidente del Gobierno espa?ol, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero ha pronunciado las palabras que le exigi¨® ETA en el d¨ªa se?alado y en el lugar elegido por la banda, as¨ª que ahora caminan juntos, adem¨¢s de afirmar que el mensaje del presidente a las v¨ªctimas del terrorismo es que les mataron para nada. Ya instalado en la ficci¨®n rencorosa, no estar¨ªa mal que la Fox de Murdoch colocara a Aznar como paciente secundario en uno de los episodios de House, haciendo de paranoico que no controla sus esf¨ªnteres orales, con Pedro Jota y ?Federico, Federico! como ayudantes t¨¦cnicos sanitarios, y Boadella haciendo de pastilla ingerida por el impaciente doctor House.
Morir en el metro
M¨¢s de cuarenta personas han muerto en un vag¨®n de metro que circulaba por Valencia a gran velocidad en una curva peligrosa. Todas las curvas de esa l¨ªnea del convoy de Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana son peligrosas, como atestiguan varios amigos y conocidos que utilizan esa l¨ªnea y como confirman los testimonios de algunas de las v¨ªctimas que han salido con vida del siniestro. Se apunta que algo debi¨® pasarle al conductor para acelerar a pocos metros de la estaci¨®n donde deb¨ªa detenerse. Pero existen sistemas de seguridad que obvian una posibilidad de esa clase. Sistemas que no est¨¢n instalados en el Metro de Valencia, un transporte que en muchas de sus l¨ªneas carece de las medidas homologadas en esos medios de transporte. Como el ancho de v¨ªa, por ejemplo, que en l¨ªneas de metro m¨¢s seguras hace improbable el vuelco del convoy. Y otra sombra: muchas de esas muertes hay que atribuirlas a las condiciones de trabajo in itinere. Trabajar mata tanto como desplazarse hacia el lugar de trabajo.
De funeral
Y luego viene el funeral, la intervenci¨®n de los cl¨¦rigos en un asunto ajeno. Se trata, al parecer, de despedir a las v¨ªctimas del accidente anunciado como dios manda, lo que incluye la ceremonia de la comuni¨®n. ?Y por qui¨¦n comulgan? ?Alguien se ha tomado la molestia de preguntar si la trabajadora de 25 a?os muerta en la curva de ese metro de tinieblas era comulgante, creyente o s¨®lo limpiadora por horas? ?Qu¨¦ tiene que ver una comuni¨®n colectiva en la Catedral con el desastre de las infraestructuras del transporte? ?Por qui¨¦n comulgan en un rito medieval los que celebran a su modo la muerte de m¨¢s de cuarenta personas de las que lo ignoran presumiblemente casi todo? Esa usurpaci¨®n abusiva, ?sugiere que la n¨®mina de empleados de Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana, y de las v¨ªctimas de la compa?¨ªa, es cat¨®lica en su totalidad? ?O s¨®lo sus directivos? ?Qu¨¦ es exactamente lo que celebra un funeral comulgante, que se apropia de los derechos laicos de las v¨ªctimas mortales de un mal servicio p¨²blico y laico? ?Han solicitado permiso a los familiares?
La cuota femenina
Nada menos que 31 de las 41 v¨ªctimas mortales de la tragedia en el metro eran mujeres, algo as¨ª como el 75 %. Se ignora, o no se ha informado sobre ello, la proporci¨®n varones-mujeres que circulaba en el convoy, no s¨®lo en el vag¨®n que sufri¨® mayores da?os, por lo que tampoco se sabe si la incidencia de mujeres fallecidas en el desastre se corresponde con la proporci¨®n de pasajeros por sexo. Ni tampoco por edades, pero llama la atenci¨®n que entre las v¨ªctimas abunden las mujeres de m¨¢s de 60 a?os, nacidas en otras comunidades. Se ve que muchas de ellas (pero ?cu¨¢ntas?) viv¨ªan en poblaciones del ¨¢rea metropolitana de Valencia, eran quiz¨¢s amas de casa y carec¨ªan de veh¨ªculo propio para desplazarse, etc¨¦tera. Se ignora. Pero ah¨ª hay un material precioso para indagar en las causas de la alta mortalidad femenina en esta tragedia siniestra.
Zaplanadas
Los que saben de estas cosas auguran para Eduardo Zaplana un futuro confortable en la empresa privada, siempre que el Pollo de Cartagena quede limpio de polvo y paja de algunos asuntillos pendientes. Bien avisado que lo tiene el Don Eduardo, cuando repite una y otra vez que jam¨¢s se le podr¨¢ demostrar nada. De momento, los empresarios que le acusaron de cobrar comisiones se niegan a declarar en sede judicial, acogi¨¦ndose a un derecho teledirigido, y al final va a ser m¨¢s dif¨ªcil -cuestiones de rango- pillar a Zaplana que al presidente de la Diputaci¨®n de Castell¨®n, Carlos Fabra, que ya es decir, en cualquiera de los dos casos. Pero el destape de Marbella acecha, y nunca se sabe cu¨¢ndo alguien que lo sabe casi todo contar¨¢ parte de lo que sabe.
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