'El Kaiser-tour'

Ya le llaman El Kaiser-tour. Tambi¨¦n, el Tour de France. Y con raz¨®n. Franz Beckenbauer, a quien algunos consideran "el presidente virtual de Alemania" por la importancia que se da al hablar, ejerci¨® hasta ayer de presidente del Comit¨¦ Organizador del Mundial 2006 con tanta abnegaci¨®n que logr¨® el objetivo que se marc¨® el pasado verano: estar presente en 48 de los 64 partidos disputados. Para conseguirlo, Fly Emirates puso a su disposici¨®n un helic¨®ptero Augusta 109 Power E con el que, seg¨²n algunos c¨¢lculos, ha recorrido casi 250.000 kilometros. El aparato, que no ha sufrido ni una aver¨ªa, vuela a 300 kil¨®metros por hora y tiene una autonom¨ªa de 900 kilometros. Por lo menos, ha estado dos veces en cada uno de los 16 estadios en los que se ha disputado el torneo. De Hamburgo a M¨²nich, de Leipzig a Colonia, la figura del Kaiser ha sido omnipresente durante el ¨²ltimo mes.

Y, adem¨¢s, sac¨® tiempo para casarse, el 23 de junio -el mismo d¨ªa en que naci¨® su madre, Antoine, fallecida hace s¨®lo unos meses-, con la secretaria del Bayern de M¨²nich, a la que conquist¨® en una fiesta navide?a. Fue en Kitzb¨¹hel (Austria), donde contrajo matrimonio con Heidi Brumster, casi 40 a?os m¨¢s joven que el hombre que termin¨® la semifinal del Mundial 70 contra Italia con un brazo en cabestrillo tras fracturarse un hombro. Brumster ha acompa?ado a su marido en casi todos los encuentros. Ambos han cambiado su casa en M¨²nich por una suite en un hotel de Francfort. Pura cuesti¨®n de log¨ªstica. Beckenbauer dice haber trabajado entre 16 y 18 horas diarias porque, adem¨¢s de acudir a los estadios donde se celebraban los encuentros, tambi¨¦n ha estado presente en m¨²ltiples acontecimientos, en su mayor¨ªa referentes a acuerdos comerciales privados con bancos y con la firma de ropa deportiva que patrocina a la selecci¨®n alemana.

Beckenbauer se ha perdido seis partidos por cuestiones de log¨ªstica -no ten¨ªa tiempo material para desplazarse de un estadio a otro-, dos por culpa de la boda y ocho porque se disputaban a la misma hora. El Kaiser no se ha perdido ning¨²n encuentro desde los octavos hasta la final y, en consecuencia, su capacidad para llegar a tiempo ha generado no pocas bromas. El hecho de que cada dos por tres apareciera junto a Angela Merkel, canciller de Alemania, ha generado comentarios jocosos: ya hay quien le llama el presidente consorte.

Ayer, al llegar al estadio Ol¨ªmpico de Berl¨ªn, el campe¨®n del mundo en 1974, como jugador, y en 1990, como entrenador, se limit¨® a decir: "Ha valido la pena".