Mija¨ªl Baryshnikov baila con el esplendor de sus mejores a?os
El artista act¨²a desde ma?ana en Madrid con su ¨²ltima compa?¨ªa
Desaparecidos Nijinski y Nureyev, nadie duda que el rey de la danza actual es Mija¨ªl Baryshnikov, quien a sus 58 a?os no s¨®lo aborda una gira europea con su compa?¨ªa, la Baryshnikov Arts Center (BAC), sino que adem¨¢s baila en dos de las tres piezas del espect¨¢culo Hell's kitchen dance, que se podr¨¢ ver en el Teatro Espa?ol de Madrid desde ma?ana y hasta el pr¨®ximo domingo. Quien encuentre entrada, claro.
Nijinski desapareci¨® en 1950. Nureyev en 1993. Baryshnikov goza de una extraordinaria salud y de una mirada profundamente seductora. Los tres han arrastrado en sus vidas un gran aparato medi¨¢tico -incluso el primero, a pesar de la ¨¦poca en que vivi¨®-, lo que los ha convertido en grandes divos. No ocurri¨® as¨ª con el cubano Fernando Bujones, fallecido en 2005 y otro de los grandes.
Pero el divismo de Baryshnikov es especial, ya que se traduce en una actividad casi fren¨¦tica que lo ha llevado por distintos vericuetos para terminar en su ¨²ltimo y acariciado proyecto: el Baryshnikov Arts Center (BAC), surgido en el seno de la Baryshnikov Dance Foundation. Desde ah¨ª aborda nuevas experiencias art¨ªsticas y, sobre todo, busca j¨®venes talentos a los que apoyar, tanto del mundo de la danza como de otras disciplinas art¨ªsticas, como lo demuestran los audiovisuales (que utiliza por primera vez) de su espect¨¢culo.
Hell's kitchen dance es el primer producto del BAC, con coreograf¨ªas de Aszure Barton y Benjamin Millepied. El espect¨¢culo, que s¨®lo se ver¨¢ en Espa?a tras la gira por Estados Unidos, toma el nombre del barrio neoyorquino donde la compa?¨ªa tiene su sede, un barrio que en el siglo XIX y parte del XX era de los m¨¢s duros y conflictivos de la ciudad.
El BAC contar¨¢ con asesores y patronos del mundo de la cultura, como la ex mujer de Baryshnikov, Jessica Lange (madre de su hija Alexandra), y su ¨ªntimo amigo Pedro Almod¨®var: "Ya ha venido a ver como trabajamos y no s¨¦ c¨®mo, pero entre una obra de arte y otra de las que hace, sacar¨¢ tiempo para venir a trabajar".
Su hiperactividad en Madrid se traduce tambi¨¦n, por ejemplo, en que adem¨¢s de bailar dar¨¢ una clase magistral organizada por la Fundaci¨®n Aisge a 25 bailarines espa?oles. Luego se queja de que los j¨®venes integrantes de su grupo se pasan el d¨ªa viendo museos y paseando mientras que ¨¦l tiene que quedarse descansando.
Su entrega a la danza la ha compaginado con otros trabajos. Algunos realmente arriesgados, como su deb¨² en teatro hablado en 1989 con nada menos que La metamorfosis, de Kafka, y encima en Broadway, donde o te merienda el p¨²blico o los cr¨ªticos. Sobrevivi¨® y con un premio Tony bajo el brazo. En cine ha trabajado en cuatro pel¨ªculas llegando a ser candidato al Oscar como mejor actor secundario. Ha hecho publicidad, anunciando un perfume con su nombre, colecciones de ropa deportiva y de entrenamiento y fue imagen de American Express. En televisi¨®n ha intervenido en series documentales sobre la danza y varios cap¨ªtulos de Sexo en Nueva York: "En cualquier caso lo que s¨ª puedo afirmar es que no soy actor de televisi¨®n, fue un juego al que me entregu¨¦ tan s¨®lo un a?o", apunta, este hombre al que el mundo de la danza le llama Misha, menos la gente del teatro en Madrid, que le conocen popularmente por Picha, pronunciado a la gaditana y arrastrando eses, apodo que le pusieron los t¨¦cnicos del Teatro Alb¨¦niz donde ha bailado en sus ¨²ltimos viajes a la capital.
"Haga lo que haga s¨®lo quiero que mi trabajo conmueva al p¨²blico, lo contrario es perder el tiempo", dijo ayer.
Lo que est¨¢ claro es que nada le aparta de algo que a los nueve a?os, en su Riga (Lituania) natal, comprendi¨® que estaba hecho para ello. Primero fue el Kirov de Leningrado. Como bailar¨ªn de formaci¨®n cl¨¢sica destacaba por su brillante t¨¦cnica, su calidad interpretativa y sus famosos y asombrosos saltos que le convirtieron en una estrella. Pero se ahogaba en la Uni¨®n Sovi¨¦tica y en 1974 desert¨® durante una gira con el Bolshoi en Canad¨¢ lo que cre¨® un gran revuelo en torno a ¨¦l. Desde aquel momento fue algo m¨¢s que un bailar¨ªn. Contratado por el American Ballet Theatre (ABT) hizo all¨ª todo el repertorio cl¨¢sico, luego se fue a trabajar con Balanchine y tras la muerte de ¨¦ste volvi¨® al ABT convirti¨¦ndose en 1980 en director art¨ªstico y primer bailar¨ªn durante 10 a?os. Pero sus intereses se inclinaron hacia la danza contempor¨¢nea y estuvo en el White Oak Dance Projet hasta 2002.
A pesar de vivir en Estados Unidos, donde se ha nacionalizado, desde hace m¨¢s de treinta a?os, siente que su "alma y sensibilidad" son europeas. Y aunque no termina de confesarlo, se acaba de comprar una casa en el coraz¨®n de Par¨ªs. Lo que s¨ª declara abiertamente es su debilidad por Espa?a, hasta el punto de afirmar que se ha visto influido por muchos creadores espa?oles. A algunos los utiliza como aut¨¦nticos sedantes: "Cuando me deprimo o me entristezco pienso en la belleza de alg¨²n bailaor o bailaora de flamenco y eso me relaja much¨ªsimo". La ¨²ltima dosis se la ech¨® al cuerpo la semana pasada que vision¨® una cinta de Los Tarantos, pel¨ªcula en la que interven¨ªan Carmen Amaya y Antonio Gades, al que admira especialmente."S¨®lo quiero que mi trabajo conmueva al p¨²blico, lo contrario es perder el tiempo"
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