Juanmi Virenque
La memoria, ay la memoria, que buena es, y que mala para ciertas cosas. Vayamos a las buenas, que terminaremos antes.
Qui¨¦n no se acuerda del franc¨¦s Richard Virenque, s¨ª hombre, como no, el figura ese incombustible que siempre estaba ah¨ª con su maillot blanco con lunares rojos. Decir Virenque y Tour de Francia es como hablar de Simon&Garfunkel, o de Faemino y Cansado. Para el disfrute de todos, no hay uno sin el otro.
Hace un par de a?os, cuando yo era compa?ero de Richard, dec¨ªa de ¨¦l que siempre estaba ah¨ª y que algo me dec¨ªa que ah¨ª seguir¨ªa estando. F¨ªsicamente ah¨ª sigue, creo que de colaborador con alg¨²n canal de televisi¨®n, no me hagan mucho caso, pero por ah¨ª se le ve de vez en cuando.
Pero no es a eso a lo que voy. Virenque, el ciclista, es como Elvis, que dicen que a¨²n sigue por ah¨ª rondando. Virenque es inimitable, como todos los genios, pero su esp¨ªritu a¨²n sigue vivo y busca el cuerpo de alg¨²n que otro escalador para manifestarse. Y que mejor que hacerlo en el de alg¨²n amigo suyo, uno como el granadino Juan Miguel Mercado, por ejemplo.
Juanmi y Richard fueron compa?eros un par de a?os en el equipo belga Quick Step. Dos fichajes, cada uno a su manera. Ambos compart¨ªan el mismo don para los idiomas, es decir, ninguno. Uno hablaba espa?ol y el otro franc¨¦s, y los dos m¨¢s bien poco de italiano, pero a¨²n as¨ª se entend¨ªan. Se entend¨ªan porque hab¨ªa entre ellos una mutua admiraci¨®n. Mercado ve¨ªa en ¨¦l a su ¨ªdolo, un ¨ªdolo que se convirti¨® enseguida en su maestro.
Para Virenque el granadino era la imagen de su juventud, la ilusi¨®n, la entrega, el orgullo. Virenque no cesaba de gastarle bromas, repiti¨¦ndole sin duda bromas que tuvo que aguantar ¨¦l en sus a?os j¨®venes. Todo era parte del proceso de aprendizaje, y Mercado lo sab¨ªa.
Regresamos del "flashback" y nos situamos en la etapa de ayer, Cambo-Pau, la primera de monta?a. Mercado coge la escapada buena, un grupo amplio que se ir¨¢ seleccionando en cuanto lleguen las rampas duras. Juanmi aprieta para arriba, y consigue quedarse con la ¨²nica compa?¨ªa del franc¨¦s Dessel.
?ste pasa primero los puertos y es el l¨ªder virtual, tanto de la monta?a como de la general -el alumno no es tan bueno como el maestro- pero Juanmi no se inquieta, piensa en la etapa. Consiguen llegar, y en la meta Juanmi esprinta con rabia para terminar levantando los brazos a lo campe¨®n.
Y Virenque sonriendo y disfrutando de que a¨²n retirado, el viejo Richard sigue ganando.
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