Zidane
De repente parece que los campos de f¨²tbol, tanto el terreno como los vestuarios y las gradas, est¨¦n poblados por versallescos caballeros y damiselas que danzan un minu¨¦. De repente parece que no existan, alentados por los clubes, manadas de j¨®venes violentos dispuestos a todo para desfogar su obtusa mentalidad de ciudadano basura. De repente parecer¨ªa que cada lunes (o cada d¨ªa, he perdido la cuenta) no se re¨²nan, en las televisiones de todo tipo, varones (y alguna se?ora) que vociferan como posesos y usan ese estilo tan en boga de levantarse de la silla gritando para anular al adversario; gente ¨¦sta, por cierto, que pertenece al gremio period¨ªstico deportivo, tan delicado ¨¦l tambi¨¦n.
De repente, todos se la cogen ahora con papel de fumar. ?Zidane ha dado un cabezazo! Eso es lo que la mayor¨ªa vio en sus televisores la noche del Italia-Francia. Yo vi todo el tiempo a un Materazzi que acosaba a Zizou mientras le mascullaba por lo bajo, y aunque no sab¨ªa qu¨¦ le estaba escupiendo, por su catadura y su pericia en el insulto (ambas acreditadas en m¨²ltiples ocasiones anteriores), el italiano me pareci¨® una especie de Yago dedicado a envenenar a Otelo con su lengua. En este caso, Zidane fue Otelo, y a quien hab¨ªa que estrangular era a Francia.
Puede que muchos vieran un intolerable cabezazo en el plexo solar de un jugador a otro. Lo que yo vi es al se?or Zinedine Zidane, nacido en Marsella, hijo de la inmigraci¨®n africana como casi todo su equipo, reaccionar contra lo insoportable. Sent¨ª un dolor profundo (cosa que no suelo sentir en el f¨²tbol) por el dolor que ¨¦l sent¨ªa, ya, por lo que estaba haciendo: pero no pod¨ªa ser de otra manera. La ofensa duele, y los ofensores no suelen recibir castigos. Esta vez, s¨ª.
Quiz¨¢ sea hora de limpiar el f¨²tbol de racistas, tanto en las gradas como en los comentarios de ciertos periodistas; tanto en el c¨¦sped como en el vestuario. Y de no re¨ªrles las gracias a esos entrenadores tan machotes que, campechanamente, usan los or¨ªgenes y el color de la piel para excitar a sus muchachos y ponerles a punto para saltar como fieras al terreno de juego.
Este 14 juillet lo celebrar¨¦ en camiseta. De Zidane, cierto. A su salud y a la de Francia.
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