Asombro entre par¨¦ntesis
Para quien se limite a picotear aqu¨ª y all¨¢ en algunos de estos poemas, acaso Querido silencio, el nuevo libro de Luis Mu?oz (Granada, 1966), no llegue a hacerse un sitio en su sensibilidad lectora. Lo dificultan su levedad, la ausencia de sentimientos aparatosos y, sobre todo, el abandono consciente de una fanfarria r¨ªtmica y de un adobo ornamental para los que, por otro lado, el poeta est¨¢ bien dotado. Ser¨¢ una pena por la que no deber¨ªamos desgarrarnos las vestiduras, pues hay libros que escogen soberanamente a sus receptores. ?ste va al encuentro de esos lectores atentos; pero no los que se empe?an en penetrar gnoseol¨®gicamente en un sentido cerrado, sino los que se dejan poseer por unas fulguraciones sin lecci¨®n expl¨ªcita, discontinuas y con m¨ªnimos engarces internos.
QUERIDO SILENCIO
Luis Mu?oz
Tusquets. Barcelona, 2006
112 p¨¢ginas. 12 euros
Tras publicar obras como Septiembre, Manzanas amarillas (ambos en Hiperi¨®n), El apetito (Pre-Textos) o Correspondencias (Visor) y de reunir todas esas obras anteriores en Limpiar pescado (Visor, 2005) -un t¨ªtulo que, sea cual fuere la pertinencia de la imagen, no resulta muy afortunado- el que ahora se nos presenta est¨¢ organizado en tres secciones de extensi¨®n homog¨¦nea. Los poemas, breves y construidos en verso libre, constituyen una serie de asedios a una realidad fragmentada en objetos usaderos, percepciones sensoriales, preguntas o expresiones de estupor, paisajes
..., muchas veces reducidos a un parpadeo que delata con sencillez la ambig¨¹edad sem¨¢ntica de lo nimio. Estamos ante una poes¨ªa despojada no s¨®lo del utillaje ret¨®rico, sino incluso de an¨¦cdota argumental o de las inferencias del pensamiento. Lo que aqu¨ª se nos ofrece es un asombro entre par¨¦ntesis y sin visajes de admiraci¨®n, una red de agujeros contorneados por algunas palabras, nunca muy resonantes, succionadas hacia su interior objetual. Este abismamiento en las cosas (las hojas del repollo, el cepillo de dientes...), tan despreocupadas de sobrepasar su min¨²sculo territorio, nos devuelve ecos de una letan¨ªa musitada como una oraci¨®n y dispuesta como una enjuta enunciaci¨®n de yuxtaposiciones: "Conducci¨®n de la fiebre. / Herida que atraviesa varias telas. / Mand¨ªbula de la memoria. / Aliento despu¨¦s del ejercicio. / Mirilla de la casa de al lado. / Capilar de la gana. / Amor la madrugada de un domingo". ?Ad¨®nde se dirigen, si est¨¢n obturados los caminos de la trascendencia? Cuando parece que van de vuelo, prestas a romper el envoltorio verbal y sin el lastre de la l¨®gica, estas palabras se quedan acurrucadas en su significado primero, recogidas en su per¨ªmetro de inmanencias y murmurando un son apacible sobre un mundo desplegado y replegado a un tiempo, como un bodeg¨®n minimalista.
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