El fagocitador del viejo club
Frente a los productos de ocio somos como un espectador atra¨ªdo por la curiosidad y empujado por el aburrimiento, que se abalanza por cuantos mundos se puedan ofertar vivir por distintos medios o t¨¦cnicas: televisi¨®n, libros, c¨®mics, teatro, cine... Productos embadurnados de una potente capacidad de inmersi¨®n, pero resignados a la pasividad del espectador.
Todos ofrecen el poder vivir tantas vidas ajenas como se quiera con la impunidad que da el confortable sill¨®n del sal¨®n. Pero el consumidor ha sublimado estos productos en una ¨²ltima propuesta que hace creer al que los consume ser parte activa de la enso?aci¨®n. Ha inventado el llamado "videojuego".
Hasta la fecha, si bien el videojuego hab¨ªa logrado aventajar al cine en la p¨ªrrica batalla de la facturaci¨®n, no hab¨ªa logrado ser el gran aglomerador de disciplinas art¨ªsticas que era el producto cinematogr¨¢fico. Sin embargo, este detalle se debe m¨¢s a la indudable juventud de su industria que a la incapacidad de poder afrontar el reto.
Entre las honrosas excepciones est¨¢ George Lucas, que ya demostr¨® 20 a?os atr¨¢s que los juegos compet¨ªan sin complejos en calidad art¨ªstica con el cine y que era posible la migraci¨®n sin perder potencia en el viaje. El car¨¢cter tecnol¨®gico de los videojuegos est¨¢ perdiendo importancia frente a la demanda de un consumidor m¨¢s maduro y la ineludible necesidad de innovar y de dar al nuevo producto el car¨¢cter creativo y art¨ªstico al que aspira.
Todo creador de "vidas enso?adas" que haya desarrollado sus artes en antiguas disciplinas y que conozca el poderoso impacto de este nuevo medio se ver¨¢ irresistiblemente arrastrado a recrear esos mundos en la nueva t¨¦cnica. Este es el caso de Steven Spielberg y de Peter Jackson, dos incuestionables creadores de la industria cinematogr¨¢fica que quieren templar sus armas en este nuevo campo de batalla. Es dif¨ªcil sustraerse a la imparable expansi¨®n de esta nueva forma de ocio, y a su incomparable capacidad pl¨¢stica de crear mundos, pero sobre todo a la intensidad y el tiempo dedicados por cuantos lo consumen.
El que crea que el videojuego es un invitado m¨¢s al club de "los productos de ocio" se encontrar¨¢ que, muy lejos de comportarse timorato y condescendiente, este ¨²ltimo invitado fagocitar¨¢ con imp¨ªa actitud a los viejos miembros de este club y, reciclando cuantas t¨¦cnicas encuentre v¨¢lidas de sus antiguos socios, las integrar¨¢ en su imparable expansi¨®n. Esta nueva criatura no pide permiso... No pide perd¨®n... S¨®lo crece, y se expande.
Gonzo Su¨¢rez es creador de videojuegos, entre ellos, Comandos.
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