Regalos a la Iglesia
?rase una vez una villa que fue Corte, en la que un devoto regidor, queriendo pagar diezmos a la Iglesia de Dios con el patrimonio de sus vecinos, o satisfaciendo al ordinario del lugar que le reclamara generosidad p¨²blica con el altar, entreg¨® a los servidores del Alt¨ªsimo un terreno de 1.150 metros cuadrados, a cambio de nada, ni misas por su Consistorio, para que la Iglesia, que no estaba tirada en la calle, se hiciera su Casa. Ni el regidor ni su arzobispo ignoraban el mandato: "Dad al C¨¦sar lo que es del C¨¦sar y a Dios lo que es de Dios". Pero quiz¨¢ entend¨ªan que el C¨¦sar debe dar a Dios lo suyo, si es preciso. O que siendo Dios, Dios, incluso lo del C¨¦sar le pertenece. A¨²n el regidor no ten¨ªa el l¨ªder indiscutible del que a partir de 2004 gozar¨ªa su partido para o¨ªrle decir en 2006 que no se puede legislar de espaldas a la fe. ?l era un pionero: hab¨ªa aprendido por su cuenta a gobernar a favor de su fe y en ello se empleaba. Sin embargo, corr¨ªa el a?o 2000, y ya para entonces la devoci¨®n del regidor distaba de la de sus vecinos.
?l no acababa de salir del siglo XX y los vecinos se adentraban en el XXI. Presos quiz¨¢ del hedonismo que caracterizaba a los hombres de ese tiempo, desatendidos en la evangelizaci¨®n que les ven¨ªa haciendo falta o adelant¨¢ndose a la ola de laicidad peligrosa que invadir¨ªa la villa m¨¢s tarde, organizaron un revuelo de tal calibre que el arzobispo devolvi¨® el regalo al regidor y se entreg¨® a la oraci¨®n por las almas de estos paganos. No hab¨ªan llegado a¨²n los d¨ªas, cercanos ya, en que le plantara cara al vecindario que se le encrespara y saliera a la calle a manifestarse por sus intereses. Pero, eso s¨ª, Santa Rita, Rita, lo que se da no se quita, devolver el regalo ten¨ªa su exigencia: modificaci¨®n urban¨ªstica a su favor para construir 20.000 metros cuadrados junto al Seminario. La villa se llamaba Madrid, el piadoso regidor Jos¨¦ Mar¨ªa Alv¨¢rez del Manzano y el arzobispo inmobiliario Antonio Mar¨ªa Rouco Varela.
El trato qued¨® cerrado, que no en vano el arzobispo es tan experto en negocios que lo tiene el Vaticano en el organismo que controla sus finanzas, pero pasaron cinco a?os sin que se beneficiara de la prebenda, y dice la ley, que se supone justa, (si la Iglesia no la tuviera por justa ya sabemos por el primado Ca?izares que no la obliga a su cumplimiento) que si en cinco a?os no haces uso del privilegio te quedas sin regalo. ?Se qued¨® la Iglesia sin regalo en el a?o 2005 o entendi¨® que la ley no era justa? Dicen los vecinos que se qued¨® sin regalo, dice el Ayuntamiento, ya con otro regidor, que no. Por el camino, los 20.000 metros cuadrados se le redujeron al prelado a 14.000, que no es poco, para que le haga a la Iglesia su Casa confortable, la dote de muchas oficinas y le a?ada una biblioteca diocesana envidiable: 6.000 metros cuadrados. Pero la persecuci¨®n a la Iglesia por parte de los envidiosos vecinos de la Villa no cesa, y por m¨¢s que el Ayuntamiento les garantice a cambio m¨¢s zona verde, centro de d¨ªa, escuela infantil y polideportivo, que no se lo merecen, se empe?an en defender el libre vuelo de los p¨¢jaros en el parque de La Cornisa, o las vistas que Goya inmortaliz¨® en sus cuadros, y se niegan en redondo a que el Plan de Ordenaci¨®n Urbana sea modificado para bien de la Santa Madre Iglesia. Toda una frivolidad ecol¨®gica con la que se trata de martirizar a la archidi¨®cesis en sus logros inmobiliarios. Y todo a ra¨ªz de un modo de mezclar la fe del gobernante y su gobierno muy distinto del de la derecha francesa.
En el caso de Espa?a, y m¨¢s concretamente de Madrid, dada la tradici¨®n secular de mezclar el culo con las t¨¦mporas, a la Iglesia le hacen poca gracia estos madrile?os sin cirio y con estaca. Y menos gracia a¨²n que pidan firmas contra sus intereses en mesas petitorias, invento del clero que debi¨® haber registrado, y que pasean por las fiestas y saraos como si del mism¨ªsimo Rajoy, invocando la Espa?a rota, se tratara. Que los socialistas e IU apoyen a ese vecindario respond¨®n, como la Iglesia ha apoyado a Rajoy, supone para Rouco la confirmaci¨®n de que tambi¨¦n en esto radica la gran conspiraci¨®n laica de Zapatero; que hayan obtenido muchas firmas en la fiesta del Orgullo Gay lo ratifica tanto en la perversi¨®n de las r¨²bricas como en la inmoralidad del intento de dejar a la Iglesia sin casita. Los nuevos herodes son as¨ª: intentan obligar al buen pastor a huir a Egipto y a refugiarse en una humilde posada.
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