Cristina D¨ªez, periodista
Hace cinco a?os, Titina nos llam¨®. Siempre enganchada a su m¨®vil, marc¨® los tel¨¦fonos de sus compa?eros, de su gente de confianza para comunicarnos la noticia: ten¨ªa c¨¢ncer pero iba a luchar. Nos pidi¨® que estuvi¨¦ramos tranquilos y que la trat¨¢ramos como si no pasara nada. As¨ª que desde ese d¨ªa las llamadas de Titina continuaron con un: "Hola, ?qu¨¦ tal?", para a continuaci¨®n comentar, por ejemplo, la ¨²ltima crisis del Madrid.
Titina ha estado luchando este tiempo con una fe enorme y con un optimismo que contagiaba a todos, hasta tal punto que aunque ve¨ªamos c¨®mo la enfermedad iba haciendo mella, siempre pens¨¢bamos que esa fe la iba a permitir ganar la batalla.
Alfredo Rela?o, entonces redactor jefe de la secci¨®n de deportes de EL PA?S, se fij¨® en ella hace 20 a?os porque cada d¨ªa bajaba a la redacci¨®n a pedirnos un peri¨®dico deportivo. No era normal en aquellos a?os que a una chica le gustara tanto el deporte y supiera tanto. Rela?o la fich¨® cuando se march¨® a dirigir los deportes de la cadena SER y de all¨ª se la llev¨® a crear Canal +. Ella no trabaj¨® oficialmente en este peri¨®dico pero siempre fue una m¨¢s. Con los que por entonces est¨¢bamos en la secci¨®n de deportes Alex Mart¨ªnez-Roig, Vicente Jim¨¦nez, Luis G¨®mez, Ramon Besa, Santiago Segurola... Vivi¨® el sue?o ol¨ªmpico de Barcelona 92. Maruja Torres siempre la recuerda; juntas compartieron apartamento en la Villa Ol¨ªmpica y se contaron sus aventuras.
Con Titina todo era posible. Sus compa?eros y amigos todav¨ªa recordamos una de las primeras retransmisiones de Canal + en el Camp Nou. Llov¨ªa tanto que la unidad m¨®vil y todos sus cables se mojaron, la emisi¨®n estaba en peligro. Entonces tuvo una idea: se march¨® a unos grandes almacenes y compr¨® todos los secadores de pelo que hab¨ªa. El partido se vio.
Los t¨¦cnicos de las unidades m¨®viles de Canal + se dieron cuenta de qui¨¦n era Titina el d¨ªa que llegaron al viejo estadio de Atocha en San Sebasti¨¢n para colocar sus c¨¢maras y dijeron a modo de desaf¨ªo: estar¨ªa bien poner una en aquella torre. Titina escal¨® las escaleras de aquel edificio hasta que encontr¨® a un vecino dispuesto a abrir su terraza, y la estuvo abriendo durante muchos a?os.
Las retransmisiones de toros las llev¨® con profesionalidad. No le gustaban las corridas, por eso una vez que estaba todo listo en la plaza, recog¨ªa sus cosas y se iba. Eso s¨ª, al final siempre sab¨ªa c¨®mo hab¨ªa salido todo y qu¨¦ hab¨ªa dicho el maestro Anto?ete.
Titina form¨® parte hace 20 a?os de la primera promoci¨®n del M¨¢ster de Periodismo de EL PA?S. Con motivo del 30? aniversario de este peri¨®dico sus compa?eros se reunieron para hacerse una foto. Ella no pudo estar. Hace unos d¨ªas, Titina nos llam¨® de nuevo. Su voz denotaba cansancio. ?Titina cansada..?
Nos costar¨¢ vivir sin ella, pero quienes la hemos querido siempre recordaremos lo m¨¢s valioso que nos ense?¨®: la lealtad y la solidaridad. Para Titina eso era la amistad.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.