Urgencias
Tendr¨ªamos que empezar preguntando: ?seguro que el mejor modo de promocionar la salud y de reconocer la excelencia profesional (y humana) es inventarse unos galardones? Enhorabuena a los premiados, pero no parece muy est¨¦tico que la cena de gala tuviera lugar justo la misma semana en que la UCI y la unidad de lactantes del Hospital General de Alicante permanec¨ªan varios d¨ªas sin aire acondicionado, pese a que la misma patrocinadora, Sanidad, hab¨ªa decretado el nivel naranja de alerta por altas temperaturas.
As¨ª se agrandan a menudo los abismos entre el discurso oficial y la cruda realidad. Me cuentan colegas de una decepcionante rueda de prensa que se celebraba tambi¨¦n en las mismas fechas, total para comunicarnos que casi el 94% de la ciudadan¨ªa est¨¢ m¨¢s contenta que unas pascuas con el sistema sanitario y que (sin que se ofrecieran cifras globales ni respuestas sobre las listas de espera) son un 3% menos quienes dicen haber esperado demasiado para ser atendidos en urgencias.
Aparquemos estad¨ªsticas y centr¨¦monos en un breve retazo de costumbrismo hospitalario. Momento: mismas fechas de Premios Salud y Sociedad y optimismo oficial "sobre el grado de satisfacci¨®n ante la asistencia sanitaria" (semana pasada). Lugar: hospital comarcal de Elx, puerta de urgencias y m¨¢s all¨¢.
"La enferma soy yo, mi marido est¨¢ aparcando". "C¨®mo te llamas, si¨¦ntate en la silla de ruedas y estate tranquilita aqu¨ª, que cuando ¨¦l llegue ya te ver¨¢". La se?ora queda estacionada junto a los fumadores y la puerta, por la parte de fuera, a unos 35 grados de temperatura, donde ya hab¨ªan varado otras sillas con sus enfermos correspondientes y acompa?antes. "Esto hay que dejarlo despejado por si llega una ambulancia". Al final de ese peque?o espacio exento montan guardia un hombre y una mujer con bata blanca. A su alrededor, m¨¢s dolientes y familiares, en carros o de pie, buscando alguna r¨¢faga del aire acondicionado. En el pasillo que conduce al interior, las camillas forman en fila india seg¨²n riguroso turno de llegada, como en las taquillas del cine. S¨®lo se cuela alguna si se escuchan alaridos de dolor o algo inspira fundadas sospechas de que hay que actuar sin dilaci¨®n. Ahora sacan a una anciana camino de la habitaci¨®n, pues ha de quedar ingresada. "Esta se?ora no deb¨ªa haber esperado m¨¢s de tres horas, pero ya ve c¨®mo estamos...". La doctora se disculpa, desbordada. Las enfermeras entran y salen en apariencia indiferentes; pero ven y compadecen, aunque nada puedan hacer. Paciencia. En la sala, un centenar de personas. Tantos carros de ruedas que casi no puede pasar el de la limpieza hasta los aseos. Con suerte alguien se va, y te sientas en una "silla caliente" de pl¨¢stico naranja marca Citizen. Fulano de tal, siga la l¨ªnea amarilla. Mengano de cual, siga la blanca hasta el final. "Mi hija se ha levantado con el ojo colorao, pero en el centro de salud dicen que o espero a la semana que viene para el especialista, o me voy a un particular que cuesta 100 euros, o me vengo a urgencias. Y aqu¨ª estamos". Pedro Guti¨¦rrez, siga la l¨ªnea verde (tercera llamada, no aparece, estar¨¢ fumando). Fuera no hay altavoces, claro. Fuera no es sala de espera, es la puta calle. En la tele ponen un programa sobre enfermedades que nadie mira. Nos entretenemos leyendo los derechos y los deberes del paciente. Las m¨¢quinas de refrescos, cruel paradoja, despiden aire recalentado desde el muro del fondo. "Es viejo, pero a¨²n aguantar¨¢ un tiempo. Ayer ya lo llevamos y no sab¨ªan lo que ten¨ªa, pero ha perdido las fuerzas y le gotea algo. Ser¨¢ el carburador".
"A m¨ª me operaron aqu¨ª y no lo cambiar¨ªa por la mejor cl¨ªnica privada. Son muy eficientes y muy amables". En las plantas tambi¨¦n da la impresi¨®n de que est¨¢n "en cuadro". Hay turnos de vacaciones, pero se nota que intentan que no se note.
El chico de la ambulancia (empresa privada) trabaja de 8 a 8, tiene 20 a?os y conduce un veh¨ªculo sin radio ni (por supuesto) GPS. Hoy le han insultado por no encontrar un domicilio. Tambi¨¦n le dice "cari?o" a "su" enferma (ser¨¢ parte de la terapia).
Sin premios ni tantos por cientos: cu¨¢nta buena gente si hubiera buenos presupuestos y buenos gestores.
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