Conservar nuestro patrimonio

Cuando el pr¨®ximo d¨ªa 28 de septiembre la Tate Britain inaugure su exposici¨®n sobre las obras que Holbein realiz¨® en el Reino Unido, no contar¨¢ con su obra maestra Los Embajadores, que se aloja a apenas una milla de distancia, en la National Gallery londinense. El personal t¨¦cnico de este museo entiende que esa obra tiene problemas de conservaci¨®n y que no debe salir del museo ni siquiera para ir a otro museo londinense cercano dotado de los m¨¢s modernos sistemas de conservaci¨®n. Cuando Espa?a alcance el desarrollo cultural que le corresponde, los pol¨ªticos y algunos directivos de museos aprender¨¢n que a las grandes obras de arte hay que respetarlas, que nuestra primera obligaci¨®n es conservarlas y transmitirlas en las mejores condiciones posibles a las futuras generaciones, y que no deben sufrir ning¨²n riesgo ni da?o por motivos esp¨²reos, siendo el personal t¨¦cnico cualificado quien debe tener la ¨²ltima palabra en estas cuestiones. Entonces no pasaremos por la verg¨¹enza y el sonrojo que a muchos nos causan las cosas que se dicen y se leen con, por ejemplo, el deseo de algunos de apropiarse o montar chiringuitos seudoculturales con el Guernica de Picasso y otras obras similares.