Biograf¨ªa de un disidente

Cuando Guillermo de Torre y Antoni L¨®pez Llaus¨¤s pensaron la colecci¨®n El Puente, que despu¨¦s publicar¨ªa Edhasa, acudieron entre otros a Ridruejo, quiz¨¢ porque nadie en 1960 hab¨ªa recibido el respeto conciliador del exilio (con Max Aub y Le¨®n Felipe por delante), y porque al mismo tiempo deb¨ªa de ser dif¨ªcil dar con un antiguo fascista tan convencido sobre los errores de su pasado reciente. La biograf¨ªa de Dionisio Ridruejo (1912- 1975) da para muchas biograf¨ªas y ¨¦sta de Francisco Morente es la mejor para entrar en el personaje, aunque no baste para atraparlo ¨ªntegramente. Est¨¢ pensada desde la formaci¨®n de historiador pol¨ªtico de su autor y relata la evoluci¨®n del personaje desde su fascismo de juventud hasta su antifranquismo adulto. El Ridruejo intelectual comparece un poco a trasmano pero por fortuna ya somos todos los que reconocemos la superioridad del memorialista frente al poeta.

El subt¨ªtulo 'Del fascismo

al antifranquismo' apunta bien la tesis impl¨ªcita en el libro, aunque no pueda resumir la complejidad de un pol¨ªtico que es escritor y piensa, y rumia, y madura sin ca¨ªdas del caballo ni crisis s¨²bitas. La frase adem¨¢s equipara magnitudes heterog¨¦neas que resumen una trayectoria pero no la sancionan: lo primero es una noci¨®n ideol¨®gica y lo segundo es un comportamiento pol¨ªtico que pudieron experimentar muchos otros sectores, desde el nacionalismo catal¨¢n m¨¢s tradicionalista hasta el carlismo, desde el falangismo legitimista hasta la democracia cristiana. Por decirlo as¨ª, no designa ese t¨¦rmino los quince a?os finales de un conspirador antifranquista instalado en la socialdemocracia, plenamente asumida desde la segunda mitad de la d¨¦cada de los cincuenta. El secreto puede estar en la excesiva deuda con la versi¨®n que Santos Juli¨¢ ha expuesto brillantemente sobre Ridruejo en Historias de las dos Espa?as pero que yo no comparto: no hubo crisis alguna en febrero de 1956 sino ratificaci¨®n p¨²blica de una evoluci¨®n razonada y pautada, meditada y calculada a varias bandas. Algunos otros libros recientes, por cierto, hacen volver a ese momento porque todav¨ªa hoy puede leerse con gusto la reeditada La generaci¨®n de 1956, de Pablo Lizcano, y puede acudirse tambi¨¦n a la versi¨®n particular que de entonces ha dado Fernando S¨¢nchez Drag¨® en sus Memorias paralelas.

Ridruejo est¨¢ ah¨ª, y es ese sujeto, pero es algunos sujetos m¨¢s simult¨¢neamente, y ¨¦se es el ¨²nico reproche que pudiera hacerse a este libro, y que yo no le hago. La informaci¨®n bibliogr¨¢fica disponible sobre el autor la ha manejado con detalle Francisco Morente, y es ¨¦l mismo quien explica que apenas ha podido usar una m¨ªnima parte de los materiales que custodia el Archivo de Salamanca sobre el personaje. ?se habr¨¢ de ser otro libro pero tendr¨¢n el primer dibujo solvente y fiable en la biograf¨ªa de Morente. El libro razona un trayecto que acab¨® siendo literalmente heroico para sus compa?eros del grupo de Burgos, y as¨ª se lo dice por carta alguno de ellos, como Leopoldo Panero, apenas unas semanas antes de morir en 1962, y no ha dejado de atraer la curiosidad no s¨®lo pol¨ªtica sino ¨¦tica, ideol¨®gica, literaria de quienes hemos ido haci¨¦ndolo propio, como si fuera uno m¨¢s de la derrota cuando hab¨ªa sido un rotundo vencedor. De ese tr¨¢nsito y de sus actividades pol¨ªticas se ocupa Morente y lo que sale es la trayectoria p¨²blica y bien escrita de un hombre con el pulso ¨¦tico mucho mejor acompasado que el pulso cardiaco que lo mat¨® antes que a Franco.