Contin¨²a el serial
"Bravo Pl¨¢cido Domingo", grit¨® un espectador desde las ¨²ltimas filas del patio de butacas al reconocer al tenor madrile?o en uno de los palcos presenciando la funci¨®n. Se unieron de inmediato muchos otros asistentes y la ovaci¨®n fue de gala. Era un homenaje espont¨¢neo a un cantante muy querido aqu¨ª y, por otra parte, era la reivindicaci¨®n de un deseo o la a?oranza del buen canto en el personaje de Siegmund. Domingo lo cant¨® hace seis a?os en La walkyria anterior y fue su intervenci¨®n junto a Waltraud Meier en los dos primeros actos de esta obra lo mejor de aquel Anillo llevado despu¨¦s a un callej¨®n de dif¨ªcil salida por Sinopoli y Flimm. El Anillo actual empez¨® a mostrar sus debilidades justamente en el primer acto de La walkyria, especialmente por el personaje de Siegmund, que encontr¨® en Endrik Wottrich una respuesta a todas luces insuficiente, sobre todo por monoton¨ªa y falta de expresividad. Y Domingo en la sala, qu¨¦ fatalidad, con la memoria y¨¦ndose a aquellos 20 minutos de aclamaciones en 2000, en contraste con alguna peque?a protesta ahora. Thielemann tambi¨¦n se relaj¨® en exceso en este acto y la puesta en escena insisti¨® en un estatismo desesperante y en un escaso atractivo est¨¦tico en su planteamiento corp¨®reo y previsible. No todo fue lamentable en el primer acto, no se asusten. Adrianne Pieczonka estuvo colosal como Sieglinde, su deb¨² en Bayreuth. Por voz, presencia, l¨ªnea de canto, carnosidad y, en suma, credibilidad. Waltraud Meier tiene una digna sucesora como Sieglinde en el teatro de la verde colina.
Thielemann se fue desperezando en un segundo acto lleno de detalles de clase y volvi¨® a imponer su maestr¨ªa po¨¦tica en el tercero. Se sent¨ªan c¨®modos con ¨¦l los cantantes que encarnaban a dos personajes de tanto peso en esta obra como son Wotan y Brunilda. Falk Struckman y Linda Watson quiz¨¢ no sean dos voces impactantes, pero los dos poseen musicalidad. No es poco. Potenciados por el tratamiento orquestal, dieron lo mejor de s¨ª mismos en la escena final de La walkyria, a la que el bar¨ªtono lleg¨® no precisamente sobrado de fuerzas. El resto del reparto vocal se mantuvo en la discreci¨®n.
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