De la guerra a la paz
Haifa, Beirut y muchas otras ciudades y pueblos de L¨ªbano y de Israel est¨¢n bajo el fuego. ?A qui¨¦n le habr¨ªa parecido esto posible hace unas semanas? En todo el mundo, la reacci¨®n a las im¨¢genes de destrucci¨®n y muerte en L¨ªbano, pero tambi¨¦n en Gaza e Israel, ha sido de espanto. Por supuesto, era bien sabido que Hezbol¨¢ -considerada con raz¨®n una organizaci¨®n terrorista- estaba acumulando un arsenal de cohetes Katiusha, as¨ª como misiles guiados de mayor alcance. Y tampoco era un secreto que Hezbol¨¢ act¨²a como un Estado dentro de un Estado, con su propio ej¨¦rcito privado fuertemente motivado y sus propias estructuras terroristas. Es Hezbol¨¢, no el gobierno liban¨¦s y su ej¨¦rcito, el que controla la frontera entre L¨ªbano e Israel desde la retirada israel¨ª del sur del L¨ªbano en 2000.
Ha llegado el momento de jugar la carta siria y llevar a Bachar el Asad a la normalizaci¨®n
La guerra de L¨ªbano podr¨ªa terminar siendo un error de c¨¢lculo para los radicales
Aunque Hezbol¨¢ tiene dos ministros en el ejecutivo liban¨¦s y varios parlamentarios, no act¨²a en inter¨¦s del Estado liban¨¦s. Por el contrario, sus intereses los definen Damasco y Teher¨¢n, de donde procede buena parte de su arsenal. Este control externo es la principal causa de la actual tragedia, que esencialmente constituye una "guerra por poderes". ?Qui¨¦n act¨²a de delegado de qui¨¦n y para qu¨¦? Remont¨¦monos a la causa que ha precipitado esta guerra. Dentro de Ham¨¢s, tambi¨¦n fuertemente influido por Siria e Ir¨¢n, hab¨ªa surgido un debate fundamental acerca de si, tras el ¨¦xito electoral y la consiguiente responsabilidad de gobernar los territorios palestinos, la organizaci¨®n deb¨ªa reconocer a Israel. El acuerdo era inminente cuando la direcci¨®n de Ham¨¢s en el extranjero (que tiene su sede en Damasco) orden¨® un ataque contra un puesto militar en Israel, durante el cual mataron a varios soldados y secuestraron a uno.
El clamor en Israel y la consiguiente respuesta militar masiva israel¨ª, que inevitablemente caus¨® un n¨²mero elevado de bajas palestinas, estaban claramente previstos y de hecho eran parte integrante de los fr¨ªos c¨¢lculos de quienes organizaron el ataque. El incipiente consenso palestino fue torpedeado, el reconocimiento de Israel dej¨® de tener importancia y nuevamente los radicales salieron victoriosos. Unos d¨ªas despu¨¦s, Hezbol¨¢ sigui¨® el ejemplo y secuestr¨® a otros dos soldados israel¨ªes en la frontera entre L¨ªbano e Israel, dejando claro que Ham¨¢s y Hezbol¨¢ hab¨ªan coordinado sus acciones para provocar un enfrentamiento a gran escala con Israel. Todo esto sucedi¨® s¨®lo unos d¨ªas antes de la reuni¨®n del G 8 en San Petersburgo, donde la cuesti¨®n prioritaria eran las ambiciones nucleares de Ir¨¢n.
La actual guerra en L¨ªbano no es una guerra del mundo ¨¢rabe contra Israel; por el contrario, es una guerra orquestada por las fuerzas radicales de la regi¨®n -Ham¨¢s y la Yihad isl¨¢mica entre los palestinos, Hezbol¨¢ en L¨ªbano, junto con Siria e Ir¨¢n- que b¨¢sicamente rechaza cualquier acuerdo con Israel. El conflicto se busc¨® por tres razones: primeramente para aliviar la presi¨®n interior de la comunidad palestina para que Ham¨¢s reconozca a Israel; en segundo lugar, para debilitar la democratizaci¨®n de L¨ªbano, que estaba marginando a Siria; y en tercer lugar, para apartar la atenci¨®n de la incipiente disputa sobre el programa nuclear iran¨ª y ense?ar a Occidente los "instrumentos" de que dispone en caso de conflicto. Los gobiernos ¨¢rabes moderados entienden muy bien la cuesti¨®n que est¨¢ en juego en esta guerra: se trata de la hegemon¨ªa regional en L¨ªbano y Palestina en el caso de Siria y, a mayor escala, de la reivindicaci¨®n hegem¨®nica de Ir¨¢n en todo Oriente Pr¨®ximo. Pero la guerra de L¨ªbano y Gaza podr¨ªa terminar siendo un error de c¨¢lculo para los radicales. Al disparar proyectiles sobre Haifa, la tercera ciudad de Israel, se ha cruzado un umbral. A partir de ahora, ya no es principalmente una cuesti¨®n de territorio, restituci¨®n u ocupaci¨®n. Por el contrario, el tema fundamental es la amenaza estrat¨¦gica contra la existencia de Israel.
El frente de rechazo ha subestimado la determinaci¨®n y la capacidad disuasoria de Israel. Ha demostrado que no hay manera de volver al statu quo en L¨ªbano, y revelado las aspiraciones hegem¨®nicas de Ir¨¢n en todo el mundo. La locura de esto salta a la vista, porque no hace falta mucha imaginaci¨®n para comprender c¨®mo ser¨ªa Oriente Pr¨®ximo si hubiera un paraguas radical iran¨ª protegiendo a los radicales. Este error de c¨¢lculo se pondr¨¢ de manifiesto a medida que se desarrollan estas cuatro circunstancias: Israel evita ser arrastrada a una guerra terrestre en L¨ªbano; se aplica la resoluci¨®n 1.559 de la ONU -que exige el desarme de todas las milicias de L¨ªbano con ayuda de la comunidad internacional- y se vuelve al statu quo que ahora se ha vuelto imposible; la actual coalici¨®n "antihegem¨®nica" de hecho, que comprende a los pa¨ªses ¨¢rabes moderados (incluidos los palestinos moderados), se transforma en una iniciativa de paz s¨®lida y seria; el Cuarteto de Oriente Pr¨®ximo, con EE UU al frente, se involucra activamente en la b¨²squeda de una soluci¨®n viable y proporciona las garant¨ªas pol¨ªticas, econ¨®micas y militares necesarias para sostenerla en el tiempo. Israel desempe?a aqu¨ª un papel clave. Dos veces ha replegado unilateralmente sus tropas tras las fronteras reconocidas, principalmente del sur de L¨ªbano y de Gaza. En ambas ocasiones, la f¨®rmula israel¨ª de tierra a cambio de paz ha terminado siendo tierra a cambio de guerra. Ahora, con la existencia de Israel amenazada, la paz con sus vecinos ¨¢rabes parece una perspectiva m¨¢s distante que nunca.
Creo que la actual guerra en L¨ªbano puede abrir una nueva oportunidad para la paz. Cuanto antes se silencien las armas en L¨ªbano, mejor. Pero no olvidemos el punto de partida de la guerra: el choque interno dentro de Ham¨¢s sobre si deb¨ªa o no reconocer a Israel. Y no olvidemos la actitud de los gobiernos ¨¢rabes moderados hacia esta guerra y hacia las intenciones ocultas de quienes la han provocado. La seguridad de Israel hace que la reestructuraci¨®n de la organizaci¨®n interna de L¨ªbano y la garant¨ªa de su soberan¨ªa estatal sean innegociables. Ha llegado el momento de jugar la carta siria y llevar al presidente Bachar el Asad a la v¨ªa de la normalizaci¨®n. Con los Altos del Gol¨¢n, Israel tiene en sus manos el elemento clave. Sin Siria, Ir¨¢n estar¨ªa solo. Tambi¨¦n Irak se beneficiar¨ªa de esa circunstancia. Por ¨²ltimo, la situaci¨®n no es tan desesperada para los palestinos como puede parecer. En las c¨¢rceles de Israel, los principales presos de Al Fatah y Ham¨¢s han llegado a un consenso, al aceptar la creaci¨®n de un Estado palestino dentro de las fronteras de 1967. Es necesario apoyar este nuevo realismo palestino. Pero no se puede ir m¨¢s all¨¢ de la fecha hist¨®rica de junio de 1967 (ninguno de los dos bandos).
El hecho de que en Israel se perciba una nueva amenaza estrat¨¦gica, ?ha vuelto obsoletos los debates sobre la tierra y los asentamientos en Israel? Dado que esta guerra se dirige contra la existencia de Israel, la seguridad estrat¨¦gica, y por lo tanto regional, ser¨¢ objeto de mucha m¨¢s atenci¨®n. ?C¨®mo tiene entonces Israel que definir su seguridad en el futuro? Actualmente, Israel hace hincapi¨¦ en la disuasi¨®n masiva, pero har¨ªa bien en aprovechar las posibilidades pol¨ªticas y diplom¨¢ticas que le brinda esta guerra para tomar la iniciativa desde una posici¨®n de fuerza y ofrecer una paz general a todos aquellos dispuestos a reconocer su existencia, y renunciar para siempre a la violencia, no s¨®lo de palabra, sino tambi¨¦n de hecho. Ha llegado el momento de pensar a lo grande. Esto no s¨®lo es v¨¢lido para Israel y sus vecinos, sino tambi¨¦n para Estados Unidos y Europa. Esta guerra ofrece la oportunidad para una paz duradera. No debemos dejarla escapar.
Joschka Fischer, l¨ªder del Partido Verde durante cerca de 20 a?os, fue ministro de Asuntos Exteriores y vicecanciller de Alemania de 1998 hasta 2005. Traducci¨®n de News Clips. ? Project Syndicate / Institute for Human Sciences, 2006.
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