La dif¨ªcil misi¨®n de lograr una fuerza de paz para L¨ªbano

Uno tras otro, los l¨ªderes occidentales, incluido el presidente estadounidense George W. Bush, se pronuncian a favor del env¨ªo de una fuerza multinacional al sur de L¨ªbano, pero nadie explica qui¨¦n pondr¨¢ el cascabel al gato de Hezbol¨¢ y a sus valedores, Siria e Ir¨¢n, sin cuyos apoyos no habr¨¢ despliegue.

La secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, regres¨® ayer, por segunda vez en menos de una semana, a Oriente Pr¨®ximo, y el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas se reunir¨¢, en principio, esta semana para empezar a discutir de un proyecto de resoluci¨®n sobre L¨ªbano.

La bronca en el m¨¢ximo ¨®rgano de la ONU, previa a la aprobaci¨®n, esta semana, de una declaraci¨®n sobre la muerte, el martes, de cuatro cascos azules a causa de un bombardeo israel¨ª, es s¨®lo un anticipo de lo agria y laboriosa que ser¨¢ la discusi¨®n cuando se aborde la situaci¨®n en L¨ªbano.

Sin el apoyo de Ir¨¢n y Siria no habr¨¢ despliegue de tropas internacionales

El presidente Jacques Chirac someti¨®, el jueves, un memorando al Consejo de Seguridad cuyo punto clave es que una fuerza multinacional, bajo mandato de la ONU, respalde a un Ej¨¦rcito liban¨¦s que tomar¨ªa el control del sur de L¨ªbano. Bush y Tony Blair se sumaron anteayer a esa idea. El camino para ponerla en pr¨¢ctica est¨¢, sin embargo, sembrado de escollos.

El primero y m¨¢s evidente es que sacar al Ej¨¦rcito liban¨¦s de sus cuarteles -frecuentemente bombardeados por Israel- es correr el riesgo de quebrarlo. Sus oficiales son cristianos, pero m¨¢s de la mitad de sus 60.000 hombres son chi¨ªes y simpatizan con Hezbol¨¢.

"Hay un riesgo de ruptura del Ej¨¦rcito si el Estado le da una orden en contradicci¨®n con los sentimientos de la tropa", enfatiza, en la entrevista que concede, el general jubilado Elias Hanna. Por algo no hizo frente, hace un cuarto de siglo, a la invasi¨®n israel¨ª del pa¨ªs. Para m¨¢s inri, las Fuerzas Armadas de L¨ªbano est¨¢n muy mal equipadas. Aunque se haga cargo en solitario del control de una zona tamp¨®n a lo largo de la frontera con Israel, la fuerza multinacional no podr¨¢ instalarse all¨ª sin la retirada previa de Hezbol¨¢ y su desarme. El Consejo de Seguridad lo orden¨® hace un a?o, pero la milicia chi¨ª no acata la decisi¨®n.

Hace 23 a?os, los precursores de Hebzol¨¢ volaron los cuarteles de las fuerzas de EE UU y Francia en Beirut causando la muerte, en un solo d¨ªa, de 299 soldados de ambos pa¨ªses. Washington y Par¨ªs se retiraron entonces de L¨ªbano. "?Puede pensar alguien que las fuerzas musulmanas chi¨ªes no van a hacer lo mismo, otra vez, contra cualquier fuerza de intervenci¨®n?", se pregunta Robert Fisk, autor de varios libros sobre Oriente Pr¨®ximo.

Nadie, y menos los europeos, que seg¨²n Javier Solana, alto representante de la UE, deber¨¢n "asumir una cierta responsabilidad" en la constituci¨®n de la fuerza, est¨¢n dispuestos a soportar bajas. Muy comprometidos en Irak y Afganist¨¢n, EE UU y el Reino Unido ya han dado adem¨¢s a entender que no contribuir¨¢n a ese contingente multinacional de entre 10.000 y 20.000 hombres.

Descrito por Alon Ben-David, analista israel¨ª de la revista Jane's Defense, como "un tent¨¢culo de las fuerzas de ¨¦lite iran¨ªes", Hezbol¨¢ est¨¢ desde luego secundado por Teher¨¢n y Siria. Pero EE UU, y por supuesto Israel, carecen de cauces de di¨¢logo con ambas potencias.

"Israel mantuvo en su d¨ªa contactos discretos hasta con el diablo de Ahmed Jibril [dirigente de un grupo marxista-leninista palestino], pero ahora se niega a cualquier trato con Hezbol¨¢", se sorprende el israel¨ª Amnon Kapeliuk, autor de varios libros sobre el conflicto.

Imad Mustaf¨¢, el embajador sirio en EE UU, no ha sido, por ejemplo, recibido por ning¨²n funcionario norteamericano en los ¨²ltimos 18 meses. "Incluso durante la actual crisis, su tel¨¦fono sigue sin sonar", narraba con iron¨ªa The New York Times en un reportaje sobre la soledad del diplom¨¢tico.

Junto con el ministro de Exteriores italiano, Massimo d'Alema, los europeos est¨¢n convencidos de que "es importante que Siria e Ir¨¢n ayuden a resolver los problemas". Para lograr su colaboraci¨®n es indispensable conversar.

Francia y el Gobierno liban¨¦s est¨¢n, por ¨²ltimo, empe?ados en que un acuerdo de paz incluya la retirada de Israel de las Granjas de Chebaa, una zona de 48 kil¨®metros cuadrados que ocupa en el sur de L¨ªbano y que reh¨²sa devolver.

Por todas estas razones, el alto el fuego, y el hipot¨¦tico despliegue de la fuerza multinacional, tardar¨¢n tiempo. El Estado hebreo lo necesita. "Hezbol¨¢ y lo que representa (...) deben ser destruidos a cualquier precio", escrib¨ªa en Haaretz Zeev Schiff, uno de los periodistas israel¨ªes m¨¢s expertos en cuestiones militares. "Si Hezbol¨¢ no sufre una derrota en esta guerra, ello significar¨¢ el fin del poder de disuasi¨®n de Israel frente a sus enemigos".