Futuro en proceso

Hace un mes que el jefe del Gobierno abri¨® oficialmente el proceso para conseguir el fin dialogado del terrorismo de ETA. Hay motivos, sin embargo, para pensar que va a ser en agosto cuando se produzcan las conversaciones formales entre los representantes del Gobierno y los de la organizaci¨®n terrorista, de la que informar¨¢ a finales de septiembre el ministro del Interior. Las vacaciones propician las condiciones de "silencio" y discreci¨®n demandadas por Rodr¨ªguez Zapatero, lejos del ruido de descalificaciones (desde el PP), desaf¨ªos (por parte de la izquierda abertzale) y consejos interesados (desde algunas instancias del nacionalismo vasco) que han jalonado el primer cuatrimestre de alto el fuego.

Un cierto apag¨®n informativo puede ser conveniente para el ¨¦xito del empe?o, siempre que exista una clara conciencia de cu¨¢l es el objetivo y cu¨¢les los l¨ªmites de un proceso que cada uno pretende caracterizar seg¨²n su conveniencia. El discurrir paralelo que en alg¨²n momento van a tener las conversaciones del Gobierno con ETA y las que se entablen entre los partidos vascos entra?a un cierto riesgo de contaminaci¨®n. Pero la admisi¨®n de Batasuna en el di¨¢logo entre las fuerzas pol¨ªticas para intentar buscar un modelo de encaje del Pa¨ªs Vasco que obtenga m¨¢s respaldo popular que el que tuvo el Estatuto de Gernika es la ¨²nica compensaci¨®n pol¨ªtica a la que deben aspirar Arnaldo Otegi y los suyos. Y si resulta comprensible que Batasuna intente vender la presente "oportunidad" como un triunfo de la lucha de la izquierda abertzale, se entiende menos explicable que el PP avale esa interpretaci¨®n delirante con tal de debilitar al Gobierno.

La pugna nominalista suscitada para adjetivar el proceso no puede llegar hasta el punto de obviar que todav¨ªa subsisten muchas de las secuelas de cuarenta a?os de cr¨ªmenes, y que el objetivo esencial de aqu¨¦l es que ETA, que ha parado de matar, deje de hacerlo para siempre. En definitiva, que encauce la defensa de sus aspiraciones por las v¨ªas de la pol¨ªtica, sin amenazas ni chantajes. Batasuna juega al olvido cuando se lamenta hip¨®critamente del limbo legal en que se halla, dejando en la sombra los motivos de connivencia con la estrategia terrorista que llevaron a los tribunales a expulsarle de la legalidad.

Lejos de ser un obst¨¢culo, la vigencia de la Ley de Partidos supone una garant¨ªa para afianzar un proceso en el que, seg¨²n reafirm¨® ayer la vicepresidenta del Gobierno, "no habr¨¢ atajos" y "no se burlar¨¢ el Estado de derecho". Agosto tambi¨¦n puede ser un mes apropiado para que Otegi convenza a los suyos de que deben pasar por la ventanilla del Ministerio del Interior con una nueva marca y unos estatutos democr¨¢ticos, si quieren recuperar la legalidad y los derechos perdidos. En cuanto a las garant¨ªas de futuro que reclama frente a la Ley de Partidos, est¨¢ en su mano procur¨¢rselas. Bastar¨ªa con la desaparici¨®n de ETA.