La revancha so?ada de Basile
El ex entrenador del Atl¨¦tico retorna al frente de la selecci¨®n argentina 12 a?os despu¨¦s
Quienes conocen bien a Alfio Basile dicen que nunca se le vio tan sonriente como en estos ¨²ltimos d¨ªas, desde que Julio Grondona, presidente de la Federaci¨®n argentina de f¨²tbol, le eligi¨® para tomar el testigo como seleccionador del pa¨ªs una vez que Jos¨¦ Pekerman decidi¨® no seguir al frente del equipo tras el Mundial de Alemania. Y dicen tambi¨¦n que ni siquiera la confesada tristeza que le provoca dejar el banquillo del Boca, con el que gan¨® los torneos Apertura y Clausura y la Copa Sudamericana en la ¨²ltima temporada, logra disimular la inmensa satisfacci¨®n por volver al puesto que ya ocupara entre 1991 y 1994 y que el dopaje de Diego Maradona en el Mundial de EE UU trunc¨® de manera imprevista.
"Cuando haga la primera lista se ver¨¢ lo que quiero. Conmigo estar¨¢n los que jueguen bien"
"Siempre so?¨® con la posibilidad de una revancha", afirman sus amigos de toda la vida: Panadero D¨ªaz, su compa?ero en la defensa del Racing, campe¨®n Intercontinental de 1967, y eterno ayudante de campo; Mostaza Merlo, que ahora entrena a ese mismo Racing; o el Chiche Sosa, hoy t¨¦cnico del Hurac¨¢n, con quienes mantiene la inalterable costumbre de reunirse a cenar asado en un restaurante de Buenos Aires y prolongar la tertulia futbolera hasta bien entrada la madrugada, whisky y cigarrillos por medio. Porque si algo define al Coco Basile es su fidelidad a sus h¨¢bitos, a sus c¨®digos, a su gente, ya sea en estos tiempos de dicha o en ¨¦pocas menos felices, como aquella vez, hace ya una d¨¦cada, cuando le bram¨® "me cago en el contrato" a Jes¨²s Gil para liquidar su v¨ªnculo con el Atl¨¦tico de Madrid.
"La ¨²ltima vez que coincidimos fue el a?o pasado, en un torneo en Corea, y era el mismo Coco de toda la vida, due?o de una personalidad desbordante, el tipo que gritaba y se llevaba todo por delante cuando de pibes jug¨¢bamos juntos al papi-f¨²tbol (modalidad de f¨²tbol infantil con seis jugadores por equipo) en el club Rivadavia de Bah¨ªa Blanca" , recuerda ?ngel Cappa, quien conoce al nuevo seleccionador argentino casi desde la cuna, porque nacieron en la misma ciudad, 600 kil¨®metros al sur de Buenos Aires. Fue justamente ese talante el que le permiti¨® a Basile sobresalir entre sus pares. "El primer verano de aquel equipo, en el puesto del Coco jugaba otro chico, un fen¨®meno, y quedamos campeones", rememora Cappa. "Al a?o siguiente, ese chico pas¨® de categor¨ªa y entr¨® Basile: perdimos. Pero mientras nuestro crack nunca jug¨® ni en Bah¨ªa Blanca, el Coco lleg¨® a ser un hombre importante en el f¨²tbol argentino".
Hoy, aquel grandull¨®n que en sus tiempos adolescentes mezclaba el bal¨®n con los guantes de boxeo, que como jugador fue campe¨®n y referente en Racing y Hurac¨¢n, cuenta 62 a?os, se peina con fijador la cabellera cada vez menos abundante, habla con voz ronca, no se quita el cigarrillo de la boca y no le preocupa en lo m¨¢s m¨ªnimo parecer un entrenador "a la antigua". Para ¨¦l, un t¨ªpico exponente del personaje de barrio porte?o, valen m¨¢s la integridad moral, la palabra empe?ada o el afecto de los suyos que la imagen medi¨¢tica o la mentira demag¨®gica.
Y consecuente consigo mismo, entiende el f¨²tbol con la sencillez de sus ra¨ªces, lejos de an¨¢lisis tecnol¨®gicos y modernidades absurdas. "Cuando haga la primera lista se ver¨¢ lo que quiero, pero ustedes ya lo saben: conmigo estar¨¢n los que jueguen bien", dijo a modo de presentaci¨®n, y nadie necesit¨® pedir m¨¢s explicaciones. ?Para qu¨¦? Si el Coco Basile que el pr¨®ximo 15 de septiembre se har¨¢ cargo de la selecci¨®n argentina es el mismo de siempre, el de la personalidad ganadora y la mirada segura, el que sabe de f¨²tbol porque ha vivido aprendi¨¦ndolo desde que era pibe y se lo llevaba todo por delante, all¨¢ en su Bah¨ªa Blanca natal.
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