Mel Gibson sigue de resaca
Tras proferir, borracho, insultos antisemitas, el catoliqu¨ªsimo actor australiano pide a la comunidad jud¨ªa que le ayude a luchar contra el alcoholismo
Hay resacas particularmente persistentes. Y la que est¨¢ sufriendo Mel Gibson desde el pasado viernes parece no tener fin. A este actor y director de origen australiano, de 50 a?os, que pese a pertenecer al exclusivo universo de las estrellas galardonadas con el oscar (dos, a mejor director y mejor pel¨ªcula por Braveheart) lleva toda la vida luchando contra la terrenal y humana adicci¨®n al alcohol, su ¨²ltima borrachera le est¨¢ costando muy cara. Poco importa que sea un devoto cat¨®lico defensor de los conceptos m¨¢s tradicionalistas de esa fe. Los creyentes tambi¨¦n pecan y en su caso, siendo parte de una industria como la de Hollywood, dominada por el lobby jud¨ªo, encontrar el perd¨®n tras haberse atrevido a insultar a los de esa religi¨®n va a exigirle m¨¢s de una confesi¨®n.
De momento, ya van dos. Un d¨ªa despu¨¦s de ser arrestado conduciendo borracho en Malib¨², y despu¨¦s de que la p¨¢gina web TMZ.com hiciera p¨²blicos cuatro folios en los que un polic¨ªa describ¨ªa los insultos antisemitas lanzados por Gibson tras su detenci¨®n, el actor pidi¨® disculpas y le atribuy¨® su comportamiento a su estado de embriaguez. En ning¨²n momento hac¨ªa referencia directa a frases como las que hab¨ªan levantado las iras de los aludidos: "Los jud¨ªos son los responsables de todas las guerras del mundo" le hab¨ªa espetado el actor a la polic¨ªa tras su arresto. Para Abraham Foxman, de la Liga Antidifamaci¨®n, la disculpa p¨²blica del actor, que se limit¨® a calificar su propio comportamiento de "despreciable" era "insuficiente". Y para Ari Emanuel, un conocido agente jud¨ªo de Hollywood, su atrevimiento se merec¨ªa el boicot de la industria.
No es que el actor tenga precisamente motivos para temblar ante tales amenazas. Despu¨¦s de darse a conocer como protagonista del apocal¨ªptico mundo de Mad Max, tras triunfar en Hollywood con Hamlet y la saga Arma Letal y conseguir el respeto como director con su aclamada Braveheart, Gibson se enfrent¨® en 2004 a otra llamada al boicot. Fue ante el estreno de La Pasi¨®n de Cristo: la comunidad jud¨ªa consider¨® que su sangrienta pel¨ªcula sobre las ¨²ltimas horas de vida del profeta calificaba a los jud¨ªos de asesinos. "Yo s¨®lo cuento la verdad" se limit¨® a decir entonces el actor y director. Para echarle m¨¢s le?a al fuego, su padre fue cazado por la prensa declarando que el holocausto era una pura ficci¨®n. Pese a todo, el filme, interpretado por actores desconocidos en lat¨ªn, hebreo y arameo, recaud¨® m¨¢s de 600 millones de d¨®lares y se convirti¨® en el octavo m¨¢s visto de la historia del cine.
Pero Gibson, que ya hizo mundialmente el rid¨ªculo en el set de The Bounty emborrach¨¢ndose frente al c¨¦lebre abstemio Anthony Hopkins, sabe que pese a la independencia econ¨®mica adquirida con La Pasi¨®n de Cristo, que produjo ¨¦l solo con 25 millones de d¨®lares, tener como enemiga a la comunidad jud¨ªa de Hollywood no es pr¨¢ctico: la cadena ABC anunci¨® el lunes que cancelaba su contrato con ¨¦l para una miniserie sobre el holocausto. Adem¨¢s, el actor estrenar¨¢ en diciembre otra dif¨ªcil aventura en solitario: Apocalypto, una pel¨ªcula ¨¦pica sobre el declive del imperio maya que ha filmado en la lengua original de aquella cultura. Parece haberle costado bastante m¨¢s que La Pasi¨®n de Cristo as¨ª que no puede permitirse el lujo de perder espectadores por una macarrada de adolescente.
Trag¨¢ndose su orgullo, y entre reiterados rumores, alimentados por su propio agente, de que est¨¢ sufriendo una grave depresi¨®n e incluso ha intentado quitarse la vida, el actor, padre de siete hijos, emiti¨® el martes un comunicado con un nuevo mea culpa. "Quiero pedir perd¨®n espec¨ªficamente a toda la comunidad jud¨ªa por las da?inas palabras expresadas la noche de mi arresto. No soy un antisemita ni un intolerante. El odio, sea del tipo que sea va contra mi fe". Gibson no s¨®lo se disculpaba sino que solicitaba la ayuda de los l¨ªderes jud¨ªos para superar sus problemas con el alcoholismo y conclu¨ªa: "Esto no es una pel¨ªcula ni una licencia art¨ªstica. Tiene que ver con vivir en armon¨ªa en un mundo que parece haberse vuelto loco". Con Fidel Castro agonizando en Cuba, Irak desangr¨¢ndose en una guerra civil e Israel bombardeando el L¨ªbano sin piedad, Gibson parece tan desconcertado y perdido como el resto del planeta.
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