Garz¨®n les cita

Ser¨ªa una ingenuidad creer que lo que importa de la manifestaci¨®n anunciada por Batasuna para el pr¨®ximo domingo en San Sebasti¨¢n es la apelaci¨®n a la autodeterminaci¨®n. El lema es lo de menos; lo que cuenta es acreditar su capacidad para desafiar la suspensi¨®n judicial que pesa sobre ella. Es decir, avanzar un paso m¨¢s en su pretensi¨®n de ser considerada un partido como los dem¨¢s, obviando su ilegalizaci¨®n y suspensi¨®n de actividades; imponer su legalizaci¨®n por v¨ªa de hecho, sin someterse a los requisitos de la Ley de Partidos, cuya derogaci¨®n exige. Por ello, tiene toda la l¨®gica democr¨¢tica, adem¨¢s de jur¨ªdica, lo decidido ayer por el juez Garz¨®n.

La manifestaci¨®n hab¨ªa sido formalmente comunicada a la autoridad gubernativa por un particular, pero anunciada p¨²blicamente por dos portavoces de Batasuna. El juez est¨¢ obligado a verificar si se trata de un fraude de ley, y para ello ha citado a esos portavoces a fin de que expliquen si es suya la iniciativa de la marcha del domingo. La providencia de Garz¨®n contiene otras especificaciones, pero eso es lo fundamental. Que condiciona la no prohibici¨®n de la manifestaci¨®n al reconocimiento expreso por parte de Pernando Barrena y compa?¨ªa de que ni la convocan ni la "auspician" (seg¨²n el t¨¦rmino empleado por el juez Grande-Marlaska en circunstancia similar). Y que advierte de que tendr¨ªa consecuencias judiciales la eventual exhibici¨®n de signos identificativos de la organizaci¨®n ilegal si la marcha es finalmente autorizada. Para que lo sea, tendr¨¢n que comparecer y decir que no la convocan.

La situaci¨®n actual es inestable por definici¨®n. El pulso en que se ha empe?ado Batasuna impide cualquier posibilidad de flexibilidad en la aplicaci¨®n de la ley en el periodo que se supone transitorio hasta su legalizaci¨®n. No s¨®lo no ha dado paso alguno indicativo de su disposici¨®n a acatar la legalidad como los dem¨¢s partidos, sino que pretende que sea el Estado de derecho el que se adapte a sus propios planteamientos: los que provocaron su suspensi¨®n y disoluci¨®n judicial. Pero eso es un imposible l¨®gico, e ignorarlo revela falta de realismo; si los jefes de Batasuna han hecho creer a sus bases que tal cosa era posible es que est¨¢n en la luna.

La Ley de Partidos no establece limitaciones desde el punto de vista de los fines o la ideolog¨ªa, sino de los medios: deber¨¢n ser respetuosos con la democracia y los derechos constitucionalmente reconocidos. No pod¨ªa ser legal un partido que participaba de una estructura dirigida por una organizaci¨®n terrorista que, por ejemplo, se consideraba con derecho a asesinar o perseguir a los miembros y candidatos de los dem¨¢s partidos. Por tanto, fue una decisi¨®n justa sacar a Batasuna de la legalidad, y condicionar su regreso al abandono irreversible de la violencia por parte de ese entramado o a la ruptura con el mismo. Y mientras tal cosa no ocurra, los jueces tendr¨¢n que atenerse escuetamente a lo que marca le ley.