¡°La doble runa en el cuello del uniforme no me repugnaba¡±
Grass desmenuza en 60 p¨¢ginas de su autobiograf¨ªa su paso por la temida Waffen-SS
La Waffen-SS, cuerpo de ¨¦lite armado a las ¨®rdenes de Heinrich Himmler que fue catalogado en los procesos de N¨²remberg de "organizaci¨®n criminal", era conocida por ser la unidad m¨¢s sanguinaria. Al final de la guerra, los miembros de la Waffen-SS, brazo armado de la SS, asesinaban a los prisioneros en lugar de recluirlos y a los desertores los ejecutaban a tiros o los ahorcaban. En su retirada, hac¨ªan altos en el camino para ejecutar a quienes hubiesen sacado banderas blancas en se?al de rendici¨®n.
La afirmaci¨®n de Grass de que no particip¨® en ninguno de estos cr¨ªmenes es casi imposible de contrastar con documentos, ya que apenas se conserva rastro impreso de su divisi¨®n. S¨®lo existen diarios de guerra correspondientes al a?o 1943. Pero cuando Grass fue llamado a filas, la Divisi¨®n Acorazada de la SS Frundsberg ya no era la temida tropa de ¨¦lite que hab¨ªa sido.
Formada en un comienzo por voluntarios, la SS aceptaba en 1945 -debido a las enormes p¨¦rdidas sufridas frente al Ej¨¦rcito Rojo- a todos los j¨®venes que pudiera reclutar. "Nos llegaban muchos soldados de todas partes, muchos eran de los Balcanes", recuerda el ex combatiente Edmund Zalewski en declaraciones al portal de noticias Spiegel Online. "En realidad, ya no ¨¦ramos una verdadera divisi¨®n de la SS", explica.
El autor de El tambor de hojalata se hab¨ªa alistado voluntario a los 15 a?os en la flota de submarinos, pero le rechazaron. "No te impacientes, jovencito. A vosotros ya habr¨¢ tiempo de reclutaros", le respondieron. M¨¢s de un a?o despu¨¦s lo llamaron a filas, pero no para los submarinos. "No quedan marcas en Pelando la cebolla que expresen miedo u horror. Seguramente ve¨ªa a la Waffen-SS como unidad de ¨¦lite. La doble runa en el cuello del uniforme no me repugnaba", recuerda Grass a lo largo de las 60 p¨¢ginas en las que hace p¨²blicos sus recuerdos. Y contin¨²a: "Lo m¨¢s importante para aquel muchacho que se ten¨ªa por un hombre era el arma en la que servir¨ªa: si no pod¨ªa ser en un submarino, de los que ya apenas se hablaba en los partes de guerra, entonces ser¨ªa como artillero de tanque en una divisi¨®n que, como sab¨ªan ya en el Centro de Operaciones de Wei?er Hirsch, iba a formarse con el nombre J?rg von Frundsberg".
Los entrenamientos fueron dur¨ªsimos, recuerda el escritor en su nuevo libro. "Lo que deb¨ªa hacerme un hombre: instrucci¨®n r¨¢pida en el manejo de armas pesadas. Disparar a blancos m¨®viles. Marchas nocturnas con pertrecho de asalto. Flexionar las rodillas sosteniendo la carabina al frente. De vez en cuando nos recompensaban despioj¨¢ndonos en un barrac¨®n sanitario construido al efecto, tras lo cual nos permit¨ªan ducharnos desnudos en grupo y asistir al cine del campamento para re¨ªrnos de Hans Moser y Heinz R¨¹hmann".
Grass describe tambi¨¦n en el libro c¨®mo sent¨ªa el enorme peso de la culpa: "Tras la guerra quise callar con creciente verg¨¹enza lo que hab¨ªa acatado con el est¨²pido orgullo de mis a?os j¨®venes. Pero la carga se mantuvo y nadie pod¨ªa aliviarla. Es cierto que mientras dur¨® la instrucci¨®n como artillero de tanque que me embruteci¨® durante el oto?o y el invierno no supe nada de los cr¨ªmenes de guerra salidos a la luz m¨¢s tarde, pero esa ignorancia declarada no pod¨ªa empa?ar el reconocimiento de haber sido pieza de un sistema que plane¨®, organiz¨® y ejecut¨® el asesinato de millones de personas".
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