Riada de cayucos

Con la llegada de 200 indocumentados de media por d¨ªa y la previsi¨®n de que la riada de cayucos aumente de aqu¨ª a octubre debido a la bonanza climatol¨®gica, bien se puede estar de acuerdo con el presidente de Canarias, Ad¨¢n Mart¨ªn, de que las medidas del Gobierno y las de la Uni¨®n Europea resultan insuficientes. Las de la UE no s¨®lo est¨¢n tardando m¨¢s de la cuenta, sino que, adem¨¢s, son de una parquedad hartamente significativa, lo cual ilustra una vez m¨¢s las dificultades para desarrollar una pol¨ªtica com¨²n de inmigraci¨®n y la insensibilidad y ceguera de los Veinticinco sobre un problema de dimensiones enormes.

El presidente Zapatero ha aprovechado sus vacaciones en Lanzarote para agradecer la solidaridad de los canarios con los inmigrantes irregulares que llegan al archipi¨¦lago. Poco tranquilizan sus palabras, sobre todo tras la continua avalancha que se ha registrado en julio y ahora en agosto. Los centros de acogida de refugiados est¨¢n casi al l¨ªmite. Se han tenido que habilitar temporalmente instalaciones militares en desuso.En lo que va de a?o han llegado a Espa?a por mar unos 20.000 sin papeles. S¨®lo en Canarias se ha triplicado la cifra -casi 17.000- debido a los cambios de ruta v¨ªa Mauritania despu¨¦s de la mayor vigilancia que ejerce Marruecos.

El problema de la inmigraci¨®n clandestina no se resuelve, evidentemente, con s¨®lo acciones de control, pues exige a la larga pol¨ªticas de ayuda al desarrollo y de incentivos comerciales al Tercer Mundo y de cooperaci¨®n global esbozadas en la reciente conferencia euroafricana. No hay soluciones a corto ni a medio plazo. Y de haberlas, no se resuelve con parches europeos o actuaciones voluntaristas del Gobierno espa?ol. En lo que respecta a este ¨²ltimo, debe empezar a replantearse la revisi¨®n de la normativa sobre la dispersi¨®n de indocumentados que abandonan los centros de internamiento y echar el resto para lograr convenios de repatriaci¨®n de irregulares, sobre todo con pa¨ªses como Senegal, de donde proceden gran parte de los que llegan. En lo que concierne a la ayuda europea, la cosa es preocupante. El compromiso acordado en la ¨²ltima cumbre comunitaria hablaba de la participaci¨®n de una decena de pa¨ªses en la vigilancia mar¨ªtima y a¨¦rea. Los efectivos se espera que por fin lleguen la semana que viene, pero, eso s¨ª, en menor cuant¨ªa de los prometidos: dos barcos de Italia y Portugal y un avi¨®n italiano y otro finland¨¦s.