No lo compliquen m¨¢s

Ya se ha afirmado con reiteraci¨®n que la migraci¨®n clandestina es un problema de muy dif¨ªcil soluci¨®n a corto o medio plazo. Ahora bien, resulta sencillo complicarlo m¨¢s si cabe. En las ¨²ltimas horas estamos asistiendo a discutibles acciones de altos funcionarios -si se except¨²a el viaje del ministro del Interior, Alfredo P¨¦rez Rubalcaba, a Senegal- junto a gestos de demagogia del PP, que acusa al Gobierno de enviar ilegales a comunidades aut¨®nomas gobernadas por el primer partido de la oposici¨®n. Socialistas y populares deber¨ªan hacer un ejercicio de responsabilidad y buscar una pol¨ªtica de consenso sobre el drama de la avalancha de subsaharianos en Canarias.

Que cerca de medio centenar de indocumentados lleguen a Barcelona trasladados en avi¨®n desde el archipi¨¦lago y sean luego abandonados a su suerte sin atender los protocolos al respecto no ofrece precisamente una imagen de que las cosas se est¨¦n haciendo de forma ordenada. El Gobierno catal¨¢n ha protestado y exigido que no se env¨ªen m¨¢s personas sin aviso previo ni garant¨ªa de tutela porque crea alarma social e indefensi¨®n entre los propios inmigrantes. Tal vez haya sido un caso aislado fruto de la insoportable presi¨®n que se vive en los centros canarios, pero eso no impide que sea criticable. La secretaria de Estado de Inmigraci¨®n, Consuelo Rum¨ª, asegura que la redistribuci¨®n de indocumentados se est¨¢ efectuando con transparencia, pero no estar¨ªa de m¨¢s que el Gobierno hiciera p¨²blicos los datos actualizados de traslados o repatriaciones, aunque s¨®lo sea para despejar cualquier acusaci¨®n de oscurantismo.

Son irresponsables y demag¨®gicas las manifestaciones del diputado popular Arias Ca?ete y de representantes regionales de su partido al insinuar que la distribuci¨®n de clandestinos a comunidades gobernadas por el PP obedece a un acto deliberado del Gobierno para poner en dificultades su gesti¨®n. Olvidan que los sin papeles no pueden ser trasladados a ciudades que carezcan de infraestructuras adecuadas para acogerlos. Los populares no pueden sentirse muy ufanos de su pol¨ªtica migratoria cuando estuvieron al frente del Gobierno de la naci¨®n. Hicieron masivos traslados sin ning¨²n tipo de aviso y en sus primeros tiempos incurrieron en alg¨²n caso de violaci¨®n de derechos humanos.

Abordar el drama desde la ¨®ptica de un equilibrio de reparto regional es muy peligroso. No s¨®lo da pie a eventuales agravios comparativos sino que, adem¨¢s, puede suscitar la insolidaridad regional sobre un problema que es de todos, no s¨®lo canario. Es urgente estudiar medidas que aten¨²en algo la crisis, como son la revisi¨®n de los plazos de estancia en los centros de internamiento o estudiar f¨®rmulas para distribuir a otras regiones los menores llegados a Canarias, as¨ª como la dotaci¨®n de m¨¢s medios policiales y administrativos. Las dos patrulleras y el helic¨®ptero que Espa?a pondr¨¢ a disposici¨®n de Senegal para la vigilancia de sus aguas parecen insuficientes. Aunque son mejor que nada. Los medios dotados antes a Mauritania dieron algo de fruto. Respecto a la Uni¨®n Europea, resulta por desgracia evidente que la cooperaci¨®n y la solidaridad viajan en tren de baja velocidad.