Todo un equipazo
No hay que darle m¨¢s vueltas ni tener miedo a proclamarlo a los cuatro vientos. Espa?a tiene un equipazo en todo y por todo, y cuenta con lo necesario para ser campe¨®n del mundo. Hasta el punto de que est¨¢ consiguiendo convertir en gui?apos al que se le pone por delante en su camino hacia lo m¨¢s alto del podio. Viendo la magnitud de las exhibiciones, lo escandaloso de las diferencias, la sensaci¨®n de tremenda superioridad que trasmite, se podr¨ªa pensar que sus adversarios son lo que parecen, muy malos. No es cierto.
Lo que pasa es que el rodillo que les aplica Espa?a les deja planchados, desarmados, hundidos moralmente e incapaces de parecerse ni de lejos a sus buenas versiones. Ha ocurrido desde que esta maravilla de maquinaria se puso en marcha con el primero de los partidos de preparaci¨®n. China, Angola, Serbia, Polonia, Argentina, Eslovenia, Nueva Zelanda, Panam¨¢, Alemania, Angola, Jap¨®n y Lituania no han sido capaces de casi nada. Equipos buenos, regulares y malos. Campeones del mundo, ol¨ªmpicos y equipos del mont¨®n. Da igual. Ninguno ha podido aguantar la presi¨®n defensiva, parar las r¨¢pidas transiciones y mucho menos soportar el ritmo anotador del equipo espa?ol.
Hay que remontarse a las mejores selecciones de EE UU para encontrar un caso parecido a Espa?a
Tampoco han encontrado el ant¨ªdoto, si es que existe, para que Pau Gasol no domine los partidos de cabo a rabo, en su canasta y en la contraria, como volvi¨® a hacer ayer. O para que Navarro no les haga un roto con su imaginativo dinamismo y Calder¨®n resulte inaccesible con su velocidad, inteligencia y ambici¨®n. No resulta extra?o, pues, que el camino hacia las medallas haya sido tan pl¨¢cido que haya que remontarse a los mejores equipos que han plantado en estas competiciones los norteamericanos para encontrar un caso de tama?a superioridad.
La culpa de Espa?a es doble. Por hacerlo tan bien y por conseguir que los adversarios lo hagan tan mal. A veces se gana siendo el menos malo. El equipo espa?ol nunca ha utilizado esta v¨ªa para lograr sus diecis¨¦is victorias consecutivas. Ha sido mejor, much¨ªsimo mejor que cualquiera. Y encima lo hace bonito.
En estas circunstancias, no s¨®lo es l¨ªcito sino que est¨¢ recomendado so?ar. Ser¨¢ dif¨ªcil vernos en otra como ¨¦sta, con un colectivo que funciona como un reloj, con una plantilla en la que los doce jugadores aportan, tienen sus momentos de gloria y se sienten part¨ªcipes de un equipo que merece todo lo que le est¨¢ pasando. Porque su empe?o ante la adversidad de los dos ¨²ltimos grandes torneos, el Mundial de Indian¨¢polis y los Juegos de Atenas, unido al compromiso colectivo que han adquirido para llevar al equipo espa?ol a cotas no antes alcanzadas justifican un gran ¨¦xito, del que ya est¨¢n a las puertas.
Con su victoria ante Lituania, Espa?a asegura el menos repetir el cuarto puesto conseguido en Cali, Colombia, hace 24 a?os. Con aquel ¨¦xito, cimentado con una victoria ante Estados Unidos, el baloncesto espa?ol inici¨® un trienio m¨¢gico, con dos subcampeonatos, de Europa y ol¨ªmpico, en los dos siguientes a?os.
Muchas cosas entroncan aquel equipo con el actual. Su placer por el juego, los a?os de convivencia a partir de conocerse a edad temprana, la alegr¨ªa de juntarse para jugar y divertirse, las bromas constantes y hasta las partidas de cartas como elemento integrador. Pero en este momento feliz habr¨ªa que reflexionar el por qu¨¦ ha pasado tanto tiempo para que se repitiese este logro, por qu¨¦ muchos jugadores j¨®venes que surgieron no alcanzaron notoriedad internacional a pesar de triunfar en las categor¨ªas inferiores, cu¨¢l ha sido la raz¨®n de que el baloncesto, gracias a aquellos triunfos de hace m¨¢s de dos d¨¦cadas, se colocase como segundo deporte en popularidad y aceptaci¨®n y ahora navegue un poco a la deriva, con el gran p¨²blico ¨²nicamente interesado en lo que hace la selecci¨®n. Aunque, pens¨¢ndolo bien, esto estropear¨ªa un d¨ªa de alegr¨ªa y esperanza. Ser¨¢ que hoy no toca.
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