Una obra de aliento universal
Junto a otros escritores egipcios como Taha Husain y Tawfiq al-Hakim, Naguib Mahfuz forma parte de los fundadores indiscutibles de la prosa moderna, no s¨®lo de su pa¨ªs, sino de la totalidad del mundo ¨¢rabe. Excelente conocedor de la tradici¨®n medieval escrita en su propia lengua, as¨ª como atento lector de las novelas europeas y norteamericanas de mayor audacia formal, Mahfuz fue incorporando a su obra de ficci¨®n y, a trav¨¦s de ella, a la literatura en ¨¢rabe, la mayor parte de las t¨¦cnicas y procedimientos narrativos que hoy son caracter¨ªsticos del g¨¦nero, desde la narraci¨®n coral hasta el mon¨®logo interior. Por esta raz¨®n, Mahfuz no puede ser s¨®lo considerado como un escritor egipcio de excepcional talento; seg¨²n vino a corroborar la concesi¨®n del Premio Nobel en 1988, adem¨¢s de las abundantes traducciones de sus obras, se trata de un escritor de aliento y preocupaciones universales que, no obstante, supo comprometerse con lo que Kundera llama el "peque?o contexto": los barrios populares de El Cairo, el Egipto convulso del final del colonialismo y de la progresiva conversi¨®n en una potencia.
El car¨¢cter pionero de la obra de Mahfuz, unido a su extensi¨®n y variedad formal, hacen de ¨¦l, m¨¢s que un autor, una literatura, y de ah¨ª los m¨²ltiples, y contradictorios, paralelismos que en ocasiones se han establecido entre su empresa narrativa y la de otros escritores europeos, como Gald¨®s o Balzac. Los inicios de su carrera literaria, en la d¨¦cada de los cuarenta del pasado siglo, estuvieron marcados por la afirmaci¨®n nacionalista, entendida como un medio para deslegitimar la ocupaci¨®n colonial, como un mecanismo para dejar al descubierto la coartada de la "misi¨®n civilizadora". Mahfuz concibe un ciclo de novelas con el que recrear el esplendor del Egipto fara¨®nico, de acuerdo con un modelo que, en efecto, podr¨ªa recordar el prop¨®sito de los Episodios Nacionales, esto es, la voluntad de contribuir desde la novela a la configuraci¨®n de la naci¨®n. La idea impl¨ªcita que parece animar a Mahfuz es la de enfrentar a los colonizadores con su descabellada pretensi¨®n de civilizar a los habitantes de un pa¨ªs que, siglos atr¨¢s, hab¨ªa encarnado la mayor civilizaci¨®n de la ¨¦poca.
Pero Mahfuz abandona el proyecto apenas iniciado y emprende una v¨ªa narrativa m¨¢s pr¨®xima de La comedia humana, que es la que le consagrar¨¢ como escritor. En lugar de recrear el pasado esplendoroso de Egipto, levantar¨¢ acta de las calles de la capital y de la ingente variedad de personajes que viven o malviven en ellas. Fruto de esta concepci¨®n literaria ser¨¢ una de sus obras m¨¢s conocidas, El callej¨®n de los milagros, de 1947, una novela en la que m¨²ltiples voces relatan desde un exiguo rinc¨®n urbano la ambici¨®n y ca¨ªda de Hamida, dando cuenta, adem¨¢s, de las historias cotidianas de un barbero, un dentista, el due?o de un caf¨¦ y otros m¨²ltiples personajes. La Trilog¨ªa de El Cairo, publicada entre 1956 y 1957, y tambi¨¦n muy conocida, obedece a similares patrones literarios, aunque, a diferencia de El callej¨®n de los milagros, est¨¢ concebida como una saga familiar que recrea la historia de Egipto entre 1917 y 1944. La evoluci¨®n narrativa de Mahfuz, compuesta por decenas de t¨ªtulos entre los que destacan Principio y fin, Chicos de Gebelawi, El ladr¨®n y los perros, Miramar o Hijos de nuestro barrio, de 1993, por la que fue condenado a muerte por los grupos yihadistas, y a¨²n prohibida en Egipto, le va conduciendo hacia los personajes solitarios y desencantados de sus ¨²ltimas novelas, al tiempo que le va empujando a situar sus relatos en un plano on¨ªrico, en un universo casi difuminado.
Fue precisamente la publicaci¨®n en Beirut de Hijos de nuestro barrio lo que le vali¨® a Mahfuz el atentado de 1994 que estuvo a punto de costarle la vida, y cuyas secuelas le impidieron seguir recorriendo la ciudad a la que consagr¨® su literatura. Su muerte de ahora demostrar¨¢ a los frustrados asesinos de entonces la inutilidad de su intento: la obra del egipcio Naguib Mahfuz, de este paseante de El Cairo, forma parte de la cultura universal. Y contra eso nada pueden ni podr¨¢n nunca los fan¨¢ticos.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.