James Van Allen, f¨ªsico y astr¨®nomo
Descubri¨® los cinturones de radiaci¨®n que rodean la Tierra
James Van Allen, un modesto pero resuelto investigador de los rayos c¨®smicos y otros fen¨®menos espaciales, salt¨® literalmente a la fama internacional con el lanzamiento del Explorer 1, el primer sat¨¦lite espacial de Estados Unidos lanzado con ¨¦xito. Ocurri¨® el 31 de enero de 1958, en los primeros d¨ªas de la carrera espacial entre Estados Unidos y la Uni¨®n Sovi¨¦tica, y casi cuatro meses despu¨¦s de que los rusos dejaran at¨®nitos a los estadounidenses con el Sputnik 1. El Explorer 1 de EE UU tal vez no fuera el primero en llegar al espacio, pero un contador Geiger desarrollado por Van Allen envi¨® datos de lo que se dar¨ªa a conocer como los cinturones de radiaci¨®n Van Allen.
El detector de radiaciones registr¨® dos cinturones de part¨ªculas cargadas atrapados por el campo magn¨¦tico de la Tierra. Uno de los cinturones se encuentra entre 640 y 6.400 kil¨®metros por encima de la superficie, y el otro entre 14.400 y 24.000 kil¨®metros por encima del Ecuador, curvado hacia los polos magn¨¦ticos. Se detectaron m¨¢s pruebas de la radiaci¨®n circundante con instrumentos de Van Allen transportados a bordo del Explorer 2 y el Explorer 3.
Durante varias d¨¦cadas, Van Allen fue un defensor incondicional de la exploraci¨®n planetaria con naves rob¨®ticas y un detractor de los programas de gran presupuesto para los vuelos espaciales tripulados.
Van Allen naci¨® el 7 de septiembre de 1914 en Mount Pleasant, Iowa. Estudi¨® F¨ªsica en el Iowa Wesleyan College, cercano a su ciudad natal, asisti¨® a la State University de Iowa City para realizar sus trabajos de posgrado, donde se doctor¨® en 1939. Trabaj¨® como becario de investigaci¨®n de la Carnegie Institution de Washington hasta 1942. M¨¢s tarde se alist¨® en la Marina, combati¨® en el Pac¨ªfico, y fue condecorado con cuatro estrellas en combate. Entre 1946 y 1950, supervis¨® en el Applied Physics Laboratory de la Johns Hopkins University las investigaciones de altas latitudes, y foment¨® el desarrollo del cohete Aerobee, que a pesar de ser mucho m¨¢s peque?o y barato que el V-2, pod¨ªa elevar una peque?a carga casi a la misma altura.
En 1951, Van Allen se incorpor¨® a la Universidad de Iowa como catedr¨¢tico y director del departamento de F¨ªsica y Astronom¨ªa. ?l y sus estudiantes de posgrado desarrollaron el Rockoon, un cohete elevado por globos a una altura de entre 16 y 24 kil¨®metros, donde la presi¨®n del aire era baja, y luego era disparado y se elevaba hasta 136 kil¨®metros.
Despu¨¦s del exitoso lanzamiento del Sputnik 1 sovi¨¦tico en 1957 y una sucesi¨®n de fracasos humillantes del lanzacohetes Vanguard de la Marina estadounidense, se pidi¨® a Van Allen que revaluara apresuradamente los detectores de radiaciones que hab¨ªa dise?ado para el Vanguard con el fin de lanzarlos en el Explorer 1 del Ej¨¦rcito. Cuando se lanz¨®, detect¨® una radiaci¨®n similar a la intensidad prevista a medida que sobrevolaba estaciones de registro de EE UU. Debido a que no transportaba ning¨²n magnet¨®fono, sus observaciones s¨®lo fueron seguidas mientras volaba sobre los observatorios de tierra, pero, curiosamente, cuando empezaron a llegar las lecturas de Latinoam¨¦rica, donde se esperaban unas elevadas tasas de recuento, los contadores Geiger enmudecieron. Su grupo se dio cuenta de que cuando la radiaci¨®n es extremadamente intensa, un detector de esa clase se ve abrumado y queda en silencio. El Explorer 3 llevaba un magnet¨®fono, y se detect¨® el gran alcance del cintur¨®n de radiaci¨®n.
M¨¢s tarde, se recabaron pruebas de dos cinturones, uno interno m¨¢s intenso y uno externo difuso. La sonda Pioneer, que se lanz¨® a la Luna el 11 de octubre de 1958, document¨® la parte externa de los cinturones. Ese mismo a?o, Van Allen particip¨® en Project Argus, el lanzamiento de tres bombas at¨®micas a 480 kil¨®metros por encima del Atl¨¢ntico Sur para ver si, como ocurre con los cinturones de radiaci¨®n, sus part¨ªculas radioactivas quedaban atrapadas por el magnetismo de la Tierra. Los cinturones artificiales fueron detectados en todo el mundo, y produjeron auroras en las dos regiones polares.
Van Allen tambi¨¦n foment¨® la cooperaci¨®n internacional en la ciencia. El 5 de abril de 1950, naci¨® el International Geophysical Year, una de las campa?as cient¨ªficas m¨¢s ambiciosas de todos los tiempos, en su sal¨®n de Silver Spring. All¨ª se cre¨® un comit¨¦ que organiz¨® el programa de investigaci¨®n, integrado por 67 naciones y que se llev¨® a cabo entre 1957 y 1958.
En 1958 Van Allen presidi¨® un grupo de los cient¨ªficos espaciales m¨¢s importantes del pa¨ªs, que recomend¨® un alunizaje tripulado en 1968. Propusieron invertir 7.800 millones de euros en la siguiente d¨¦cada y recomendaron la r¨¢pida creaci¨®n de un centro espacial nacional e independiente. De hecho, la National Aeronautics and Space Administration, la NASA, se fund¨® ese mismo a?o.
Sin embargo, m¨¢s tarde, Van Allen cambi¨® de opini¨®n. A pesar de su gran coste, el proyecto del alunizaje del Apollo demostr¨® ser exiguo en descubrimientos revolucionarios. Ninguno de ellos fue comparable a los realizados por las naves no tripuladas, como los cinturones Van Allen, pero los programas no tripulados recib¨ªan menos prioridad y financiaci¨®n. Van Allen afirm¨® que el Apollo ten¨ªa m¨¢s valor como programa especial de televisi¨®n que por sus logros cient¨ªficos.
Aunque se retir¨® de la ense?anza activa en 1985, Van Allen sigui¨® yendo a su despacho-laboratorio hasta un mes antes de morir, para analizar los datos que enviaban sus instrumentos sobre J¨²piter (nave Pioneer 10) o sobre Saturno (nave Pioneer 11). Tambi¨¦n fue miembro del equipo cient¨ªfico de la misi¨®n del Galileo, que orbitaba alrededor de J¨²piter. Recibi¨® numerosos premios cient¨ªficos en todo el mundo.
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