La izquierda laborista pide a Blair que fije la fecha para su retirada
El primer ministro reitera que no va a decir por ahora cu¨¢ndo dejar¨¢ el cargo
Tony Blair se fue de vacaciones entre presiones para que fije su fecha de retirada y se ha reencontrado con las mismas presiones de la izquierda de su partido nada m¨¢s volver. El primer ministro brit¨¢nico, que tuvo que retrasar su viaje al Caribe debido a la crisis de L¨ªbano, entre cr¨ªticas desde la izquierda por su en¨¦simo alineamiento con la pol¨ªtica exterior de Bush al negarse a exigir un alto el fuego a Israel al inicio del conflicto, no ha cambiado de posici¨®n y sigue neg¨¢ndose a fijar el d¨ªa de su relevo.
Las vacaciones no le han sentado nada bien a Tony Blair. Nada m¨¢s instalarse en la casa caribe?a del cantante Cliff Richard, donde le aguardaban su mujer, Cherie, y sus hijos, se vio sorprendido por la operaci¨®n antiterrorista para abortar un supuesto compl¨® de musulmanes brit¨¢nicos para derribar varios aviones comerciales estadounidenses. Mientras cientos de miles de ciudadanos se ve¨ªan atrapados en los aeropuertos por las aparatosas medidas tomadas por los servicios de seguridad brit¨¢nicos, el primer ministro aparec¨ªa en la prensa tomando ba?os y disfrutando de la brisa desde un velero. Blair se neg¨® a suspender sus vacaciones, quiz¨¢ porque sab¨ªa que no iba a pasar nada o quiz¨¢ porque su retorno hubiera aumentado de manera exagerada la histeria desatada por las medidas antiterroristas.
Ya en v¨ªsperas de su regreso, el primer ministro se top¨® con las peores encuestas que ha tenido el Partido Laborista desde que lleg¨® al poder en 1997. Seg¨²n un sondeo de ICM para The Guardian publicado el 22 de agosto, los conservadores ganar¨ªan las elecciones con un 40% de los votos, por delante de los laboristas (31%) y de los liberales-dem¨®cratas (22%). No es que los tories de David Cameron est¨¦n arrasando (s¨®lo han subido un punto desde el anterior sondeo, en julio), es que las expectativas laboristas se han desplomado cuatro puntos en un mes en beneficio de los liberales (que suben cinco puntos).
La operaci¨®n antiterrorista de julio parece estar en el seno de ese trasvase de votos: la misma encuesta revela que el 72% de los brit¨¢nicos (y el 65% de los votantes laboristas) cree que hay una conexi¨®n entre la pol¨ªtica exterior de Blair y el hecho de que el Reino Unido se haya convertido en objetivo terrorista.
El primer ministro ha querido atajar esa sangr¨ªa de confianza laborista en su mandato dando la imagen de que est¨¢ firmemente anclado en el poder y de que no piensa ni dimitir ni decir en el pr¨®ximo congreso del partido, a finales de este mes, cu¨¢ndo piensa pasar el relevo a su sucesor en ciernes, Gordon Brown.
El tiro por la culata
Pero le ha salido el tiro por la culata. "Blair desaf¨ªa al partido sobre la fecha de su marcha", titulaba ayer The Times una entrevista con el primer ministro. La entrevista, celebrada la v¨ªspera en su residencia de descanso en Chequers, no ten¨ªa como objetivo reabrir ese debate, sino m¨¢s bien aletargarlo, dejar claro que no quiere poner fechas concretas porque se siente fuerte y con ganas de lanzar nuevas pol¨ªticas en materia de seguridad ciudadana, lucha contra la obesidad, las reformas pendientes, el atascado proceso de paz en Irlanda del Norte, etc¨¦tera. Pero The Times, quiz¨¢ su principal aliado medi¨¢tico, ha reabierto el debate sobre la sucesi¨®n.
La inmensa mayor¨ªa de analistas pol¨ªticos cree que Blair dejar¨¢ el poder antes del pr¨®ximo verano. Muchos creen que renunciar¨¢ en primavera, cuando se hayan cumplido 10 a?os de su llegada a Downing Street. Algunos creen que puede ser antes, quiz¨¢ en febrero. Y quiz¨¢ su marcha llegue antes, precipitada por alg¨²n acontecimiento que hoy no se vislumbra.
De momento, el debate sobre la necesidad de que anuncie o no una fecha de retirada domina ya el debate pol¨ªtico en las semanas previas a su intervenci¨®n en el congreso de oto?o de los laboristas, el 26 de septiembre. Se especula con que el anuncio sea en primavera, en v¨ªsperas de las elecciones locales y regionales de mayo, en las que se espera un fuerte voto de castigo al laborismo tanto en el Parlamento de Escocia como en la Asamblea de Gales.
Mientras, algunos pesos pesados del partido maniobran en la oscuridad prepar¨¢ndose para retar a Gordon Brown en la carrera por el liderazgo: lo mismo desde la vieja izquierda (John McDonnell) que desde las filas del blairismo tradicional (John Reid), el emergente (Alan Milburn) y el desencantado (Charles Clarke). Pero muchos creen que el Partido Laborista no se puede permitir el lujo de acudir dividido a las elecciones legislativas de 2009, Tony Blair dar¨¢ su apoyo a Gordon Brown y ¨¦ste no tendr¨¢ problemas para ser el nuevo l¨ªder y nuevo primer ministro.
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