Eurolove
Los empresarios valencianos ignoran la dimensi¨®n europea del espacio econ¨®mico en el que nos movemos y en el que nos tendremos que desenvolver en el futuro. Desde los a?os 50 del siglo XX, la econom¨ªa valenciana se caracteriz¨® por un marcado sesgo europe¨ªsta. Avanzados en Europa con respecto al resto de Espa?a y ante el voluntarismo del movimiento europeo, los aguerridos empresarios fueron ap¨®stoles de la unidad europea y convencidos activistas para acelerar la integraci¨®n espa?ola en el Mercado Com¨²n Europeo. Fueron d¨¦cadas intensas de actividad en las que el compromiso conllevaba riesgos evidentes, porque la correlaci¨®n pol¨ªtica era evidente.
La fuerza de los hechos les situ¨® en unos tiempos en los que la econom¨ªa valenciana ten¨ªa en las naranjas una de sus principales se?as de identidad. Y los naranjos nunca han ido solos. Eran las patatas, las cebollas, los melones, las lechugas, los tomates, los pimientos primero, y luego otros productos hortofrut¨ªcolas, flores y plantas ornamentales, las que dieron sentido a una producci¨®n agr¨ªcola orientada hacia la exportaci¨®n.
Entre los empresarios era un signo de distinci¨®n su vinculaci¨®n al sector hortofrut¨ªcola. Eran los m¨¢s avanzados, los que m¨¢s viajaban, los que manejaban divisas limpias, los que eran envidiados y los m¨¢s mimados por la administraci¨®n y los ministerios. Aunque procediera de tierras de secano, el vino tambi¨¦n posibilit¨® la apertura a otros mercados europeos, pero no era un bien perecedero y por tanto no respond¨ªa a la agilidad que requer¨ªan los productos hortofrut¨ªcolas.
En un proceso complejo, cuyo estudio enaltecer¨ªa la trayectoria del empresariado valenciano, no se puede olvidar que en ese contexto se impulsaron navieras, barcos, bancos, log¨ªstica ferroviaria, industrias complementarias, empresas de transporte y toda una est¨¦tica valenciana que se abri¨® al mundo.
Y ninguna operaci¨®n econ¨®mica y empresarial de envergadura se puede llevar a cabo sin personajes que lideren el movimiento dentro de un estilo determinado. La burgues¨ªa hortofrut¨ªcola valenciana responde a un modelo y ser¨ªa injusto que permanecieran en el olvido figuras destacadas como Monson¨ªs, Us¨®, Lis, Roig, Ferrer, Pascual, Bordils, Ram¨®n, Domingo, Mart¨ª, Arnal y una larga lista de personas que construyeron un entramado econ¨®mico con inequ¨ªvoca proyecci¨®n europea. Todos sab¨ªan que se la jugaban y aceptaron el riesgo sin titubear.
Ahora nos enfrentamos a una situaci¨®n distinta. Desde finales de 1985 el Reino de Espa?a pas¨® a formar parte de las Comunidades Europeas. Despu¨¦s vino el sistema econ¨®mico y la moneda europea, cuyas coordenadas marcaron nuevas reglas del juego econ¨®mico. Hemos llegado a estar al borde de la aprobaci¨®n de un proyecto de Constituci¨®n Europea, dinamitada por la desaprobaci¨®n expresa de Francia y Holanda, acompa?ada de las reticencias de Alemania, Reino Unido e Irlanda. Convengamos en que no hab¨ªa llegado el momento adecuado para aprobar el proyecto constitucional.
Coincide la crisis europea con los procesos b¨¦licos de los Balcanes, Irak y ahora con la guerra de Israel frente a los palestinos y la ofensiva de L¨ªbano. Se dio un paso decidido con la ampliaci¨®n a 25 pa¨ªses que pasar¨¢n a formar parte de la gran familia europea, el mayor espacio econ¨®mico del mundo, con poder ejecutivo y legislativo propio y con un Banco Europeo que marca la pol¨ªtica monetaria de la eurozona.
Europa sufre la disidencia tradicional del Reino Unido y otros pa¨ªses que se pierden en su ego¨ªsmo frente a los intereses generales del continente. Mientras tanto en la Comunidad Valencia, permanecemos cada vez m¨¢s distantes de los espacios europeos e ignorantes de los or¨ªgenes que en gran medida dan sentido a nuestra historia civil y econ¨®mica. Sin los ideales europeos la Cominutat Valenciana no ser¨ªa como es. Recuperarlos es una tarea de la que depende la consolidaci¨®n de una demarcaci¨®n auton¨®mica con derechos hist¨®ricos, que deber¨ªa afrontar su porvenir desde la seguridad y la confianza de que ning¨²n se?or de Murcia pueda volver a empa?ar su horizonte, al fin europeo, simplemente porque es abierto y sobre todo porque ha de ser un proyecto cargado de futuro. Tanto esfuerzo y tanto trabajo no puede ser est¨¦ril ni caer en saco roto.
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