La aventura de las frases
1No aprenden. El cartel de la Merc¨¨ 2006 fue presentado por su autor, el pintor y dise?ador gr¨¢fico Vicente Rojo, nacido en Barcelona y exiliado desde su juventud en M¨¦xico. El domingo pasado, humildemente explicaba yo aqu¨ª en este mismo dietario que se trata de un artista de gran relieve internacional, extraordinariamente innovador, de est¨¦tica arriesgada: el mejor pintor de M¨¦xico en la actualidad. Felicitaba a quien hubiera tenido la idea de contactar con ¨¦l, y ahora creo que nobleza obliga: fue Ferran Mascarell, tras una sugerencia de Jordi Umbert, de la galer¨ªa Artur Ram¨®n. El caso es que Vicente Rojo, adem¨¢s de maestro absoluto de los dise?adores gr¨¢ficos de M¨¦xico, ha demostrado anteriormente su genialidad en Barcelona y Madrid con m¨²ltiples exposiciones, alguna de ellas inaugurada por la Reina. Los aficionados a la pintura, por su parte, recuerdan la fiereza de sus series alucinantes y bell¨ªsimas sobre el paseo de Sant Joan de Barcelona, o la c¨¦lebre M¨¦xico despu¨¦s de la lluvia.
Casi no hay nada que me indigne m¨¢s que la ignorancia supina de las clases pudientes. Y es que hay pol¨ªticos que est¨¢n re?idos de una manera tenaz con la m¨¢s m¨ªnima cultura, son la incultura misma. Considero que antes de criticar un cartel de la Merc¨¨ por motivos de pol¨ªtica municipal, lo l¨®gico es informarse de qui¨¦n lo ha realizado, aunque s¨®lo sea para prevenir que, en el caso de que el autor sea Picasso, o Joan Mir¨®, o Miquel Barcel¨®, por ejemplo, uno no quede como un perfecto merluzo diciendo cosas propias de Manolo el del Bombo o de Arturo Fern¨¢ndez. Pues bien, se present¨® el cartel y el se?or Alberto Fern¨¢ndez, del PP, se descolg¨® con esta frase sobre el cartel: "Es un verdadero bodrio impropio de una Barcelona siempre innovadora, creativa, moderna y cosmopolita, que sabe unir modernidad con tradici¨®n". Se acumularon tantos desprop¨®sitos en la frase que Fern¨¢ndez se aventur¨® a decir (se aventur¨® debe interpretarse en el sentido literal del verbo) que llegu¨¦ a pensar que parodiaba el humor brit¨¢nico parlamentario. Pero tal vez no iba tan lejos, sino que simplemente buscaba con su frase aventurera ser el protagonista de una pel¨ªcula castiza, a lo Mart¨ªnez Soria, que se titulara El bodrio era ¨¦l.
2En fin, piedad. Dec¨ªa Balzac, en frase c¨¦lebre, que el sentimiento que el hombre soporta m¨¢s dif¨ªcilmente es la piedad, sobre todo cuando quien la merece es ¨¦l.
3
Hay frases en nuestra vida que misteriosamente salvamos del olvido. Har¨¢ 30 a?os, mi amigo Paco Monge y yo nos dispon¨ªamos a dejar mi casa para ir al paraninfo de la Universidad de Barcelona a escuchar a Borges, de paso por la ciudad. "Bueno, vamos a ver a Borges", dije distra¨ªdamente, en medio de risas, al abrir la puerta. La frase ha quedado congelada en el tiempo y no podr¨¦ olvidarla ya nunca, porque Paco la rescat¨® de la banalidad al indicarme: "?Te das cuenta de lo que dices? Es como si hubieras dicho: 'Vamos a ver a Shakespeare". Y en efecto, con el tiempo he podido ir comprobando que no todas las tardes uno sale de casa para ir a escuchar en directo a un escritor inmortal.
4
Una frase interesante, o¨ªda hace unos a?os en Madrid: "Nada tan obvio como que los humanistas deben abrazar el saber cient¨ªfico". Para el cr¨ªtico George Steiner, que fue quien dijo esto, los humanistas estudian el pasado, se ocupan del pasado; los cient¨ªficos, en cambio, nos hablan del ma?ana y de despu¨¦s de ma?ana. Hay un gran desequilibrio. Y les toca sobre todo a los humanistas comprender las ciencias. Los grandes cient¨ªficos, con alguna excepci¨®n, se expresan siempre con cierta modestia porque no pueden montar un bluff. En el campo cient¨ªfico, el que comete un bluff es eliminado de inmediato. No ocurre lo mismo con los literatos.
Recuerdo la an¨¦cdota que Steiner cont¨® a continuaci¨®n y que ilustra perfectamente ciertas diferencias entre Ciencias y Humanidades: estando en un jard¨ªn de Cambridge, un premio Nobel de F¨ªsica le pidi¨® que le explicara una p¨¢gina de cierto se?or franc¨¦s. A pesar de los esfuerzos realizados, el cient¨ªfico no pod¨ªa entenderla. Steiner descubri¨® que era un ensayo de Lacan y sinti¨® repentina verg¨¹enza porque era "un lenguaje incomprensible, vac¨ªo, presumido, arrogante, totalmente oscuro". Habr¨ªa querido decirle a su amigo: no pierdas m¨¢s tiempo con cosas de este tipo...
"Hoy no se puede hablar de hombres y mujeres de cultura, en el sentido general de la palabra cultura, si no conocen la ciencia", acab¨® diciendo Steiner aquel d¨ªa. Y me pareci¨® un problema a?adido para la futura expedici¨®n catalana a la feria de Francfort, pues vi que, cuando llegara el momento, no ser¨ªa s¨®lo un problema averiguar qui¨¦n pertenec¨ªa o no a la cultura catalana, sino saber qui¨¦n dentro de esa cultura conoc¨ªa o no la ciencia. ?Ir¨¢n cuatro gatos? ?O ir¨¢n Els Quatre Gats ?
5
Dec¨ªa Flaubert y cito de memoria, pero la frase no est¨¢ inventada, doy palabra de ello: "En mi pobre vida, tan llana y tan tranquila, las frases son aventuras".
6
"El hind¨² se masturba pensando en Dios". He aqu¨ª una frase de Ennio Flaiano que un amigo m¨ªo consider¨® muy misteriosa y a la que dedic¨® unos 10 a?os de su vida. Hay frases que nos quitan a?os. Es lo ¨²nico que ahora puedo decir al comentar la aventura exc¨¦ntrica de mi amigo, que nunca lleg¨® a nada; quiero decir que nunca lleg¨® a descifrar el verdadero sentido de esa frase, a pesar de que un d¨ªa se cruz¨® en Roma con el mism¨ªsimo Ennio Flaiano y se aventur¨® a pedirle -ten¨ªa ya mi amigo 400 folios escritos sobre el tema- que le aclarara el sentido de aquella misteriosa frase. Flaiano le respondi¨® con una frase no menos enigm¨¢tica. Le dijo: "La claridad es la buena educaci¨®n del hombre de letras". Y le dio trabajo para unos 10 a?os m¨¢s de su vida.
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