El volc¨¢n de la violencia desangra Irak
Una galopante espiral de asesinatos y atentados pulveriza las pocas esperanzas de los iraqu¨ªes
Dise?ar una nueva bandera parece una nimiedad cuando la violencia deja 3.000 v¨ªctimas al mes. Sin embargo, la ¨²ltima tormenta pol¨ªtica en Irak gira en torno a la ense?a nacional. Tres a?os despu¨¦s del derrocamiento de Sadam, ese s¨ªmbolo que deber¨ªa ser de unidad representa hoy las fracturas que la ocupaci¨®n del pa¨ªs ha exacerbado. El propio Pent¨¢gono acaba de reconocer el riesgo de que estalle un conflicto civil. El empe?o de Estados Unidos en hacer de Irak el centro de su guerra contra el terrorismo ha terminado convirti¨¦ndose en una trampa para ambos pa¨ªses y constituido un costoso desv¨ªo en esa lucha.
Las discrepancias respecto a la bandera reflejan los enormes desacuerdos no s¨®lo pol¨ªticos, sino vitales, de las comunidades. Mientras que para los kurdos se trata de un s¨ªmbolo de la opresi¨®n bajo Sadam, los ¨¢rabes sun¨ªes la defienden. Los ¨¢rabes chi¨ªes se han mantenido de momento al margen, pero el primer ministro, Nuri al Maliki (chi¨ª), ya ha dicho que el dise?o de una nueva ense?a -y su aprobaci¨®n por el Parlamento- constituye una prioridad.
"Se dan las condiciones que pueden llevar a una guerra civil", admite por primera vez un informe del Pent¨¢gono
El derramamiento de sangre entre chi¨ªes y sun¨ªes ha llevado la violencia a su nivel m¨¢s alto desde la ocupaci¨®n en abril de 2003
'Al¨¢ Akbar'
As¨ª, los diputados pueden verse pronto proponiendo colores y s¨ªmbolos con los que sustituir las tres bandas horizontales roja, blanca y negra con tres estrellas y la inscripci¨®n Al¨¢ Akbar (Dios es el m¨¢s grande) con la caligraf¨ªa de Sadam. El debate se produce justo cuando el Legislativo acaba de reanudar sus sesiones para discutir el proyecto federal que apuntaba la Constituci¨®n y que tambi¨¦n enfrenta a las comunidades. Pero por muy grandes que sean esas diferencias, la cuesti¨®n de la bandera no pasar¨ªa de ser anecd¨®tica si detr¨¢s no existieran los crecientes ataques intercomunitarios.
El derramamiento de sangre entre chi¨ªes y sun¨ªes ha llevado la violencia a su nivel m¨¢s alto desde la ocupaci¨®n del pa¨ªs en abril de 2003. Las ejecuciones extrajudiciales, los secuestros y otro tipo de ataques contra civiles de la otra comunidad han aumentado entre mediados de mayo y mediados de agosto, seg¨²n el ¨²ltimo informe trimestral del Pent¨¢gono. En ese periodo, el n¨²mero de v¨ªctimas se ha incrementado en un 51%. M¨¢s de 3.000 iraqu¨ªes han muerto o sido heridos cada mes, y en julio, 2.000 eran el resultado de incidentes sectarios.
"La continua violencia etnosectaria es la principal amenaza a la seguridad y la estabilidad en Irak", afirma el texto. "Se dan las condiciones que pueden llevar a una guerra civil", admite por primera vez el Pent¨¢gono. Sus redactores aseguran, no obstante, que todav¨ªa se est¨¢ a tiempo de evitarla.
De momento, las cifras no dejan mucho espacio para la esperanza. El n¨²mero de ataques semanales se ha duplicado hasta rondar los 800, el nivel m¨¢s elevado desde que los militares empezaron a recoger estad¨ªsticas en abril de 2004 y, seg¨²n los expertos, desde la invasi¨®n, un a?o antes. Y en un detalle que pone los pelos de punta, el director del dep¨®sito de cad¨¢veres de Bagdad declara que el 90% de los cerca de 3.500 cuerpos que recibi¨® entre junio y julio ten¨ªan signos de haber sido ejecutados de forma sumaria.
A la vista del deterioro, el Ej¨¦rcito estadounidense lanz¨® en agosto una gigantesca operaci¨®n de seguridad en Bagdad con la colaboraci¨®n de las fuerzas iraqu¨ªes. Aunque se han logrado reducir las v¨ªctimas en la capital, los insurgentes han intensificado sus acciones en las vecinas provincias de Diyala, Babilonia y Tamim. La intimidaci¨®n, el crimen y el fanatismo siguen acechando a los iraqu¨ªes.
De acuerdo con el mismo informe, esa violencia no puede atribuirse a una insurgencia organizada y unificada, sino que es "el resultado de una compleja interacci¨®n entre terroristas internacionales, insurgentes locales, escuadrones de la muerte sectarios, milicias organizadas y bandas criminales". Este an¨¢lisis desmiente la versi¨®n a la que hasta ahora se aferraba el Gobierno estadounidense de que los ataques eran obra de un peque?o n¨²mero de baazistas irredentos y yihadistas extranjeros.
Negar que la insurgencia tiene una fuerte base local y est¨¢ b¨¢sicamente motivada por el rechazo a la ocupaci¨®n s¨®lo ha servido para retrasar las posibles soluciones. Mientras tanto, las condiciones de vida de los iraqu¨ªes han sufrido retrocesos enormes en seguridad y servicios b¨¢sicos.
El malestar de la poblaci¨®n empieza a traducirse en desesperanza. Despu¨¦s de tres a?os de manifestar en todas las encuestas que confiaban en un futuro mejor, muchos iraqu¨ªes empiezan a expresar dudas. Todav¨ªa el pasado abril, un sondeo realizado por el International Republican Institute mostraba que casi el 80% de los iraqu¨ªes consideraban que su situaci¨®n general mejorar¨ªa en el plazo de un a?o. Dos meses despu¨¦s, menos de la mitad mostraban optimismo sobre su futuro.
"La continua lucha por la libertad en Irak ha sido manipulada por la propaganda terrorista como un grito de protesta", admite el informe, que olvida que fue precisamente la propaganda de EE UU la que primero asoci¨® la intervenci¨®n con su campa?a contra el terrorismo.
Error estrat¨¦gico
Pero las graves consecuencias de ese error estrat¨¦gico no se circunscriben a Irak. Al vincular este pa¨ªs con la guerra contra el terrorismo lanzada tras el 11-S y equiparar el ¨¦xito all¨ª con el triunfo sobre la ideolog¨ªa que impuls¨® aquellos atentados, el presidente Bush y sus asesores se han metido en una trampa. Si, inicialmente, ligar todas las amenazas como si se tratara de un mismo complot llenaba de contenido su "guerra global contra el terror", ahora los convierte en rehenes de su fracaso. La opini¨®n p¨²blica empieza a asociar la mala gesti¨®n en Irak con el mediocre resultado antiterrorista.
El ¨²ltimo informe del Pent¨¢gono parece un paso en la buena direcci¨®n (reconocer la gravedad de la situaci¨®n). Tambi¨¦n, la llegada como embajador de EE UU de Zalmay Khalilzad, quien ha buscado incluir a todos a trav¨¦s del di¨¢logo. Sin embargo, existen otros signos preocupantes. Seg¨²n algunos observadores, las estrategias que propone el texto parecen m¨¢s orientadas a la nueva camada de peque?os grupos terroristas surgidos por todo el mundo que al desbloqueo de la situaci¨®n en Irak.
Algunos responsables militares han empezado a hablar del pr¨®ximo repliegue a media docena de superbases, desde donde el apoyo de los soldados norteamericanos a las d¨¦biles y poco disciplinadas fuerzas de seguridad iraqu¨ªes resultar¨¢ sin duda mucho m¨¢s complicado. (La retirada del contingente brit¨¢nico del sur del pa¨ªs ya ha sido anunciada por el presidente iraqu¨ª para 2007).
Fuera de Irak, las voces que piden un repliegue escalonado y cuidadoso alcanzan incluso a quienes se opusieron a la invasi¨®n en primer lugar. Dos errores no suman un acierto, recuerdan, temerosos de la fragilidad del pa¨ªs y de las tensiones regionales que ha revelado su desestabilizaci¨®n. Los vecinos sun¨ªes (Arabia Saud¨ª, Jordania, Turqu¨ªa) observan recelosos la influyente sombra que el chi¨ª Ir¨¢n proyecta desde el este.
Con dicho panorama, las posibilidades de que el Parlamento iraqu¨ª apruebe una nueva bandera que obtenga el respeto de todos los iraqu¨ªes son escasas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.