Camps en la proa de Pla

MIQUEL ALBEROLA

Puede que el PP afronte la moci¨®n de censura planteada por el PSPV con "bastante indiferencia", como acaba de deslizar el vicepresidente V¨ªctor Campos. Incluso que esta "inconsistente" acci¨®n, predestinada al fracaso si se la computa sobre la base de la aritm¨¦tica parlamentaria, acabe reforzando a Francisco Camps, que es lo que proclam¨® Javier Arenas en el nada espont¨¢neo coro ib¨¦rico de apoyos surgido a prop¨®sito. Sin embargo, la maniobra de Joan Ignasi Pla ha inundado de inquietud el ala oeste del Palau de la Generalitat. Para empezar, el PSPV ha robado la iniciativa al PP, cuya agenda no s¨®lo ha quedado obsoleta sino traumatizada por ese acontecimiento para sus previsibles correcciones. La puesta en marcha de este mecanismo ha permitido a Pla subrayarse en fosforescente ante los medios y su propia parroquia, adem¨¢s de tenderle la alfombra para solemnizar su liderazgo cada d¨ªa en la liturgia del proceso previo con sus reuniones explicativas al resto de partidos de la oposici¨®n, sindicatos, rectores, colectivos y empresarios. Echando mano de esta herramienta, Pla cruje la pasarela estelar que Camps se hab¨ªa trazado para desfilar en un debate de pol¨ªtica general ahormado al gusto del consumidor y en el que el presidente siempre tiene la pole position. La amenaza de la moci¨®n adem¨¢s ahonda en la brecha org¨¢nica del PP, disparando la inflaci¨®n zaplanista en el precio de la negociaci¨®n de las pr¨®ximas listas electorales, puesto que los votos de los diputados m¨¢s afines al ex presidente son cruciales para que el Consell supere el agobio de la censura en el marcador de votos del hemiciclo. Aun salvando la cresta con la aplicaci¨®n del rodillo, que es lo previsto, Camps pierde plumas, mientras que Pla realiza un ejercicio de lucimiento org¨¢nico y se centra balones al ¨¢rea poniendo la porter¨ªa del Consell bajo presi¨®n para insistir en su condici¨®n de serio aspirante al primer esca?o del banco azul. Y a estas alturas, tras tres legislaturas bajo el signo del PP, para el p¨²blico casi es m¨¢s estimulante el espect¨¢culo de que la pelota roce el travesa?o o estalle en el poste que el previsible resultado por puntos. Y as¨ª se debe percibir en los penumbrosos despachos g¨®ticos de la calle Cavallers cuando el Consell ha sacado del deshabitado almac¨¦n de recursos la s¨¢bana del fantasma catal¨¢n y ha empezado a sacudirla remojada con el pertinaz trasvase (ahora culpa del "urbanismo depredador" en el Delta), la insolidaria financiaci¨®n y el socorrido expolio del Archivo de la Corona de Arag¨®n.