Final del rito
No es nada casual que Mario Cravo Neto comparezca de nuevo en Madrid con una exposici¨®n presidida por una cita de Pierre Verger porque al fin y al cabo ¨¦l ha hecho suya la misma causa adoptada en su d¨ªa por el extraordinario fot¨®grafo franc¨¦s: el conocimiento y la experiencia directa, personal, inmediata del candombl¨¦. O sea, de esa religi¨®n afroamericana que es parte inseparable de la historia y de la vida de Salvador de Bah¨ªa en la que ambos artistas encontraron una enorme cantera de est¨ªmulos e im¨¢genes. S¨®lo que mientras Verger se aproxim¨® a la misma mediante una fotograf¨ªa en blanco y negro en la que dominaba la pasi¨®n del documentalista, Cravo Neto opt¨® desde el comienzo por una puesta en escena francamente teatral. La mayor¨ªa de las 17 im¨¢genes que expone Cravo Neto en esta ocasi¨®n resultan, sin embargo, sobrias, por contraste con la dramatizaci¨®n que cultivaba antes, como si ¨¦l mismo supiera o intuyera que el tema est¨¢ a punto de agotarse. O, simplemente, de agotarse para ¨¦l, como artista. De all¨ª que la diversidad formal que exhibe este conjunto pueda interpretarse como un balance de la obra realizada y, tal vez como un intento de librarse de la misma. De hecho, hay un retrato en blanco y negro que evoca directamente la est¨¦tica de Verger, junto a tres o cuatro trabajos m¨¢s que coquetean abiertamente con la abstracci¨®n fotogr¨¢fica. Y entre estos extremos hay tres fotos muy notables en las que los personajes representados solitariamente aparecen enteramente desligados de los escenarios rituales del candombl¨¦. Tampoco hay que pasar por alto el t¨ªtulo de la muestra, Territorios de trance, que podr¨ªan terminar siendo territorios de tr¨¢nsito. Este adi¨®s a lo que ha sido un episodio muy importante y prolongado de su trabajo, encajar¨ªa, sin embargo, como una pieza m¨¢s, en la trayectoria de este veterano artista que, antes de descubrir en su propia ciudad lo que ya hab¨ªa descubierto Verger, incursion¨® en territorios muy distintos del arte. De hecho sus inicios como fot¨®grafo est¨¢n marcados por su experiencia temprana en Nueva York, as¨ª como por un conocimiento de primera mano de la emergencia del conceptual y del land art. Estas ¨²ltimas influencias, as¨ª como su pasi¨®n igualmente temprana por la escultura, dieron su primer resultado en unas "esculturas vivientes", que en su d¨ªa fueron asociadas con el conceptualismo exuberante de Lygia Clark o de Helio Oiticica. Y que en realidad eran un h¨ªbrido de formas geom¨¦tricas y de plantas. Cravo Neto tambi¨¦n ha incursionado en el cine. No sorprender¨ªa entonces, que esa nueva vuelta de tuerca que se adivina en sus obras actuales, se resolviera en nuevos y felices descubrimientos.
MARIO CRAVO NETO
'Territorios de trance'
Galer¨ªa Fernando Pradilla Claudio Coello, 20. Madrid
Hasta el 7 de octubre
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