Desembarco en Tiro
M¨¢s de 500 soldados de la Marina y de la Legi¨®n, del total de 1.100 efectivos que conforman el contingente espa?ol que participa en la misi¨®n internacional de interposici¨®n en L¨ªbano, han desembarcado en Tiro, en el sur del pa¨ªs de los cedros. Se trata de la operaci¨®n militar espa?ola de m¨¢s envergadura en las ¨²ltimas tres d¨¦cadas, muy superior a las anteriores en los Balcanes, y sin duda de gran riesgo. No hay que negarlo. Por eso es absurdo que Gobierno y oposici¨®n se enzarcen en cansinas disquisiciones sem¨¢nticas sobre su car¨¢cter, si de paz o de guerra, que m¨¢s parecen esconder complejos de culpa sobre el pasado (Irak) o, todav¨ªa peor, inconfesables y futuribles intereses partidistas (el fracaso). Hay que ser claros sobre esta misi¨®n: obedece a una resoluci¨®n aprobada por unanimidad por el Consejo de Seguridad de la ONU, refrendada, con s¨®lo dos abstenciones, por el Congreso de los Diputados y cimentada, sobre todo, con soldados europeos. Por tanto, es muy leg¨ªtima y est¨¢ legitimada.
La contribuci¨®n y el compromiso de Espa?a, junto a otros pa¨ªses, principalmente Francia, Italia y Alemania, en la FINUL tienen como objetivo el cumplimiento de la resoluci¨®n 1701 de la ONU para el mantenimiento del alto el fuego entre L¨ªbano -enti¨¦ndase con ello las milicias islamistas de Hezbol¨¢- e Israel. Hay que ser igualmente claros sobre lo que representa la zona de ubicaci¨®n de las tropas espa?olas. No es ni mucho menos un ¨¢rea tranquila: resulta incongruente considerar que las haya en pa¨ªses en guerra.
Los militares espa?oles ocupar¨¢n Taibe, en la regi¨®n de Merkaba, muy cerca de la frontera con Israel y basti¨®n de Hezbol¨¢. Originalmente, la zona de asignaci¨®n era algo menos arriesgada. Resultan entonces muy enga?osas esas primeras im¨¢genes de ba?istas relajados observando la llegada espa?ola. No es cuesti¨®n de dramatizar o de exagerar sobre el riesgo, o aun menos de enga?ar con tranquilos parajes hortofrut¨ªcolas de tan infausto y no lejano recuerdo. Es una realidad que las tropas deber¨¢n afrontar la eventualidad de ataques de elementos incontrolados, de acciones puramente terroristas o de la explosi¨®n de minas no detectadas. El mando parece no haber descuidado un solo detalle, como muestra ese manual de conducta en el que se recomienda no mirar a las mujeres a los ojos ni saludarlas, y menos a¨²n tomar alcohol.
Ya se ha dicho en m¨¢s de una ocasi¨®n que esta misi¨®n internacional para reforzar a la tan debilitada FINUL con hasta 15.000 soldados no es ni mucho menos la soluci¨®n al conflicto. Es s¨®lo un medio para impedir la reanudaci¨®n de las hostilidades, pero servir¨¢ de bien poco si Israel no vuelve a retirarse completamente del sur de L¨ªbano a cambio de s¨®lidas garant¨ªas para su seguridad territorial, y Siria e Ir¨¢n no presionan a Hezbol¨¢ para desarmarse. Lo primero puede resultar sobre el papel m¨¢s sencillo, pero lo segundo se presenta muy dif¨ªcil.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.