Pobre, atrasado y sin Estado
Responsables de Afganist¨¢n piden recuperar el poder de decisi¨®n para evitar el colapso final de su pa¨ªs
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"Los afganos no decidimos, deciden por nosotros", se queja Shukria Barakzai cuando se le pregunta qu¨¦ ha fallado en estos cinco a?os en Afganist¨¢n. Barakzai, una de las 65 diputadas del Parlamento, admite "un mont¨®n de cambios positivos", pero opina que en muchas ocasiones se han confundido las prioridades. No es la ¨²nica. Afganos y extranjeros temen que el ambicioso experimento emprendido en 2001 para transformar uno de los pa¨ªses m¨¢s pobres y conservadores del mundo en una democracia moderna fracase si no se cambia de estrategia.
"Por supuesto, si me hubieran preguntado, hubiera defendido tambi¨¦n la econom¨ªa de mercado, con algunas salvaguardas, pero sobre todo hubiera apostado por las infraestructuras: energ¨ªa, industrias, agua potable y carreteras", explica. Casi cinco a?os despu¨¦s del derrocamiento de los talibanes, no se ha construido ninguna nueva presa, central el¨¦ctrica o proyecto hidr¨¢ulico de envergadura, y s¨®lo se ha completado una carretera interprovincial. Apenas un 6% de la poblaci¨®n dispone de electricidad y un 20% de agua potable.
Para Barakzai, resulta imperdonable la actual falta de seguridad, la pobreza extrema de la mayor¨ªa de la poblaci¨®n, el avance de las mafias del narcotr¨¢fico, que el pa¨ªs a¨²n no tenga un sistema pol¨ªtico sostenible, y la corrupci¨®n. "Ha habido una ausencia total de estrategia por parte de la comunidad internacional, y en especial de EE UU", denuncia.
"Ha habido m¨¢s avances de los que se perciben", apunta el comandante Javier Ruiz, del cuartel general de la ISAF (la fuerza internacional que dirige la OTAN). "Los equipos de reconstrucci¨®n est¨¢n marcando una diferencia en muchos pueblos donde construyen escuelas, hospitales, carreteras o mini estaciones el¨¦ctricas. Nos falla la comunicaci¨®n", se?ala. Pero admite: "Falta un Gobierno efectivo, un sistema judicial que funcione".
Y es precisamente la ausencia de un Estado de derecho la responsable de la sensaci¨®n de inseguridad de los afganos. Fuera de las zonas donde han resurgido los talibanes (el sur y el sureste), cuando la gente habla de "inseguridad" se refiere sobre todo a la jur¨ªdica, a la falta de protecci¨®n de sus derechos. En Kabul se repiten las historias de notables tribales venidos de provincias para quejarse al presidente, Hamid Karzai, de los abusos del gobernador, el jefe de polic¨ªa o incluso de alg¨²n hermano del propio Karzai, sin efecto alguno.
"Nadie les escucha, as¨ª que cuando vuelven a sus comunidades, aceptan la ayuda de los talibanes", declara hayi Sayed Daud. El director del Afghan Media Research Center subraya que no ha habido verdadera reconstrucci¨®n ni puestos de trabajo para el ej¨¦rcito de parados. Esto es especialmente notable en el sur y el sureste, donde la lucha de EE UU contra el terrorismo ha relegado la asistencia al desarrollo.
"Si las tropas de la OTAN se fueran, Karzai no durar¨ªa ni una hora en el palacio presidencial", afirma este intelectual. Hayi Daud atribuye esa debilidad a la inexistencia de unas fuerzas de seguridad efectivas. Muchos afganos est¨¢n de acuerdo. Pese a la creciente frustraci¨®n, siguen considerando a los soldados extranjeros como ¨²nica garant¨ªa de paz y estabilidad.
"La ISAF ha sido muy popular hasta que se ha trasladado al sur, porque no mataba a gente", conf¨ªa un alto funcionario de la ONU muy cr¨ªtico con que se hayan unido esa misi¨®n y la de lucha contra el terrorismo que lidera EE UU. "Ahora los habitantes de esa zona perciben su tarea como una prolongaci¨®n de la de EE UU, ya no es una fuerza de paz", advierte.
Tanto ONG sobre el terreno como centros de estudios coinciden en que la comunidad internacional tiene que cambiar su estrategia. En realidad, retomar la idea inicial de que la construcci¨®n del Estado es el mejor instrumento para evitar la reemergencia de un santuario terrorista. Ello exige reorientar la ayuda exterior, una reforma seria del sistema judicial y las fuerzas de seguridad, y acabar con las redes de apoyo a los talibanes en el vecino Pakist¨¢n. La prueba de que funciona es el propio Afganist¨¢n. Medio pa¨ªs est¨¢ en v¨ªas de normalizaci¨®n.

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