Dolor y placer de un editor
Herralde se autopublica sus memorias en 'Por orden alfab¨¦tico'
Para Jorge Herralde (Barcelona, 1935), fundador de Anagrama, una editorial es una suerte de "maquinaria sadomasoquista con la que se da y recibe dolor y placer". Con este s¨ªmil extremo defini¨® Herralde su oficio durante la presentaci¨®n de Por orden alfab¨¦tico. Escritores, editores, amigos, quinto volumen de la personal¨ªsima "autobiograf¨ªa editorial" que inici¨® en el a?o 2000 con Opiniones mohicanas (El Acantilado). Por primera vez, Herralde ha decido autopublicarse, ya que las anteriores entregas aparecieron en editoriales ajenas, especialmente en sellos latinoamericanos. Los que busquen sangre en sus escritos, no la encontrar¨¢n. "Es un libro de celebraciones y homenajes, pero sin caer en lo dulzonamente hagiogr¨¢fico", apunt¨® el editor. "A pesar de lo que algunos piensan, no tengo muchos enemigos, excepto tres o cuatro personas del mundo editorial de las que me mantengo alejado. Me llevo bien hasta con los agentes literarios, algo que se puede considerar toda una proeza", a?adi¨® con su sorna caracter¨ªstica.
Highsmith dijo a Tierno: "Confio que su lat¨ªn sea mejor que su franc¨¦s"
Son muchos los editores y escritores que aparecen retratados en las p¨¢ginas de Por orden alfab¨¦tico. Entre otros, figuran Carmen Mart¨ªn Gaite, ?lvaro Pombo, Nabokov, Claudio Magris, Esther Tusquets, Beatriz de Moura, Jaume Vallcorba, Kapuscinski, Raymond Carver, Tom Wolfe... La cr¨®nica editorial es impagable, porque Herralde se conoce bien los entresijos del negocio. En un art¨ªculo dedicado a Albert Cohen, recuerda que cuando Seix Barral cambi¨® de propietario, integr¨¢ndose en el grupo Planeta, Pere Gimferrer recibi¨® el encargo "de colocar" m¨¢s de 100 t¨ªtulos que no ten¨ªan cabida en el nuevo proyecto. En otro momento, rememora una cena que comparti¨® con Enrique Tierno Galv¨¢n y la novelista Patricia Highsmith.
El entonces alcalde de Madrid se esforz¨® en conversar utilizando un franc¨¦s "voluntarioso pero un tanto indescifrable". Cuando Highsmith supo que Tierno "hab¨ªa recibido poco antes al Papa habl¨¢ndole en lat¨ªn, repuso lac¨®nicamente: 'Conf¨ªo que su lat¨ªn sea mejor que su franc¨¦s'. Y se tom¨® otro trago de whisky", transcribe el editor en uno de los pocos textos in¨¦ditos incluidos en este libro, en el que tambi¨¦ndedica un amplio espacio a la cr¨®nica cultural catalana.
El af¨¢n provocador de Herralde -aunque en esta ocasi¨®n reh¨²ye sus dejes de polemista-, se percibe en algunas de las fotos que ha elegido para ilustrar el volumen, entre las que no faltan tres impactantes estampas de una desinhibida Catherine Millet, autora de La vida sexual de Catherine M., con todo al aire. Y abundando en la comparaci¨®n con el sadomasoquismo, Herralde detall¨® las causas del dolor del oficio de publicar libros. A su juicio, ¨¦stas se dan cuando un editor rechaza un manuscrito, despide a un escritor de su cat¨¢logo o el autor deserta por una oferta jugosa. Si son amigos, la cosa empeora. Por el contrario, "el placer se produce al leer un manuscrito inesperado y es una sensaci¨®n similar al orgasmo. En los primeros tiempos, la relaci¨®n entre el editor y el autor es lo m¨¢s parecido a una luna de miel, luego llega la rutina del matrimonio, los adulterios y finalmente la ruptura", remach¨®.
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