Derecha 'en blau'
Tambi¨¦n da que pensar que la ultraderecha valenciana a¨²n necesite te?irse de aquel color que finalmente "el centro" lograr¨ªa a?adir a la senyera: un azul, puro camuflaje para ocultar el pardo que es el que en verdad combina con los delirios nazis. Por tanto, no es memoria hist¨®rica si hablamos de anteayer y probablemente de pasado ma?ana. A¨²n est¨¢n ah¨ª (los de ahora son sus hijos o nietos, con id¨¦ntico ADN ideol¨®gico) porque nunca se fueron: ni los violentos ni quienes les "comprenden", justifican y ofrecen coartadas a su "patri¨®tica exaltaci¨®n". Por eso a¨²n garabatean insultos y amenazas en la librer¨ªa de la Universidad de Valencia, la casa de Joan Fuster, Tres i Quatre... y embadurnan los muros de Torrent contra "los moros".
En la pasada primavera un estudiante "se gan¨®" una monumental paliza por defender la exposici¨®n sobre el Holocausto, y el decano de Derecho Carlos Alfonso fue perseguido y seriamente acosado en sede universitaria por no permitir un mitin belicoso de Coalici¨®n Valenciana.
Como en los viejos tiempos, hubo actos de repulsa por parte de la Plataforma Universitaria Antifascista y el rector Francisco Tom¨¢s tuvo que advertir que basta ya de ataques a la instituci¨®n "que representa la tradici¨®n del estudio, investigaci¨®n, promoci¨®n del pensamiento cr¨ªtico y difusi¨®n de la cultura, incompatibles con el fanatismo y la violencia" (una instituci¨®n contra la que por cierto tambi¨¦n Zaplana abriera en tiempos irresponsablemente la veda).
Quiz¨¢ convenga repasar el momento pol¨ªtico en que confluyeron las derechas, extremas y presuntamente moderadas, de una forma tan caracter¨ªstica de nuestra transici¨®n pol¨ªtica.
Con violentas algaradas, en palabras del franquista Carrau "el pueblo sano se rebela" contra quienes le quieren hacer catal¨¢n (ver documental Del Roig al Blau). Alfons Cuc¨® ya hab¨ªa dejado bien claro en Roig i Blau. La transici¨® democr¨¢tica valenciana que UCD quiso destruir a la izquierda con el conflicto nacional, con el blaverismo. Y que "aqu¨ª la derecha ten¨ªa a su servicio un movimiento medi¨¢tico de una importancia extraordinaria y se organizaban partidas de la porra con la cobertura de los gobiernos civiles". Publicidad e impunidad. Cuc¨® pidi¨® cuentas en el Senado al ministro Ib¨¢?ez Freire con bien poco ¨¦xito, y la "batalla de Valencia" (discreta masacre de la izquierda nacionalista seg¨²n J.V. Marqu¨¦s, gran paliza en opini¨®n de Pere Mayor) adquiri¨® su m¨¢xima virulencia entre 1978 y 1982, prolong¨¢ndose luego hasta ahorita mismo. Que no iba de broma lo supieron muy pronto Fuster y Sanchis Guarner, Miquel Grau y Guillem Agull¨®.
Pero lo peor no era (es) la exaltaci¨®n violenta y por tanto minoritaria, sino c¨®mo la legitimaron ciertos personajillos y gur¨²s m¨¢s tarde elevados a altas magistraturas de representaci¨®n democr¨¢tica sin mediar acto de contricci¨®n. Y lo peor de lo peor sigue siendo que, como si se nos hubieran borrado los recuerdos, estas personas son peri¨®dicamente homenajeadas con fervor, tanto si siguen vivas como si ya murieron, sin que casi nadie se atreva a recordar la verdad de lo sucedido.
El "bloque social reaccionario alrededor del anticatalanismo" (Vicente Bello, La pesta blava) quiz¨¢ ya no se aparece tan ruidosa y ostentosamente presente en el transcurrir de la ciudad, del pa¨ªs; es probable que la pomada del disimulo haya acabado reduciendo la hinchaz¨®n populachera al quiste de su esencia m¨¢s facha, esa que en Internet presenta los ataques a la Universidad como "respuestas a continuas agresiones por parte de elementos de extrema izquierda catalanista".
Francesc Viadel subtitula su libro No mos fareu catalans como Historia inacabada del blaverisme. ?Inacabada por interminable? ?Incluso ahora, que ya no manda Ib¨¢?ez Freire y deber¨ªa ser m¨¢s sencillo identificar y detener? ?Nos cay¨® cadena perpetua?
Hablando de condenas y querellas, quiz¨¢ se sigue esperando de los medios de comunicaci¨®n, incluso de los que no son c¨®mplices, que ignoren y callen "por prudencia". Espero sinceramente que resulte una esperanza tan vana como la que trat¨® de silenciar a los "insensatos" B. P¨¦rez de hace casi 30 a?os. Aunque ya no est¨¦, maldita sea, Jol¨ªs para defendernos.
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