El futuro de Garo?a
El Gobierno ha mantenido desde su llegada al poder un discurso difuso en materia nuclear. Frente a la resistencia de Industria y otros departamentos a alterar la actual configuraci¨®n de este sector energ¨¦tico, el presidente se ha proclamado el miembro "m¨¢s antinuclear del Ejecutivo" y ha anunciado repetidas veces la puesta en marcha de un calendario de cierre de las centrales, aunque jam¨¢s ha ofrecido fechas concretas. Esta ambig¨¹edad permiti¨® en un principio contentar a defensores y detractores de la energ¨ªa at¨®mica, pero ha acabado por erosionar la credibilidad gubernamental.
Ahora, el Ejecutivo ha decidido impulsar un plan para reducir la energ¨ªa nuclear cuya principal baza, si no hay sorpresas de ¨²ltima hora, ser¨¢ el cierre de la central de Garo?a (Burgos), la m¨¢s peque?a despu¨¦s de Zorita, y cuya vida ¨²til acaba en 2009. La medida pretende dar satisfacci¨®n a los grupos ecologistas y parlamentarios que esperan que el presidente cumpla su palabra. Asimismo permitir¨ªa negociar una de las mayores prioridades en materia nuclear: la ubicaci¨®n del almac¨¦n temporal centralizado (ATC) que ha de guardar los residuos radiactivos generados en Espa?a.
La construcci¨®n de este dep¨®sito provoca el rechazo de amplios sectores ecologistas. La moneda de cambio pol¨ªtica para superar este obst¨¢culo podr¨ªa ser precisamente, en c¨¢lculos gubernamentales, el cierre de Garo?a (decisi¨®n que ha de superar primero algunos tr¨¢mites, como el preceptivo informe del Consejo de Seguridad Nuclear). En esta l¨ªnea, para la propiedad, que ya ha solicitado la pr¨®rroga de la vida de la central, y el sector energ¨¦tico, inicialmente opuesto a esta medida, la contrapartida radicar¨ªa en el abaratamiento de costes que acarrear¨ªa este almac¨¦n central.
No hay un pron¨®stico claro, con todo, sobre la recepci¨®n que tendr¨¢n estos planes gubernamentales cuando se oficialicen en lo que queda de legislatura. La enorme dependencia energ¨¦tica de Espa?a y la necesidad de reducir las emisiones de efecto invernadero, b¨¢sicamente por combustibles f¨®siles, han renovado en los ¨²ltimos a?os el atractivo de la energ¨ªa nuclear. Si finalmente el Gobierno emprende alguna acci¨®n deber¨¢ explicar claramente con qu¨¦ fuente de energ¨ªa se pretende sustituir la at¨®mica (Garo?a produjo un 2% de la energ¨ªa consumida en 2005). Desafortunadamente, la energ¨ªa e¨®lica, muy subvencionada en los ¨²ltimos a?os, es de dif¨ªcil manejo, puesto que sus puntas de producci¨®n no suelen coincidir con las de demanda y no es posible arrancar o desconectar el viento cuando conviene. Para resolver estas inc¨®gnitas el Gobierno debe hablar claro y pronto.
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