Quitadle el m¨®vil a Naomi Campbell
La modelo enfrenta su segundo juicio en seis a?os por atacar a su asistente con un tel¨¦fono
La escultural Naomi Campbell vuelve a estar en problemas con la ley por lesionar a su asistente con un tel¨¦fono m¨®vil, un vicio recurrente -tres asistentes la han acusado de lo mismo desde el a?o 1998- del que la modelo no se puede librar. Esta vez el juicio se celebra en Nueva York (Estados Unidos) y el pasado 29 de septiembre Campbell no asisti¨® a la audiencia por lo que el juez la pospuso hasta el pr¨®ximo 15 de noviembre. En caso de que no asista el juez la detendr¨¢. La temperamental modelo de 36 a?os tiene interesantes antecedentes violentos con la telefon¨ªa y sus asistentes, quiz¨¢s provocado porque ¨¦stos desarrollan m¨¢s bien una labor de asistontos.
El negro historial de Campbell comenz¨® en el a?o 2000, cuando se declar¨® culpable, ante un tribunal de Toronto (Canad¨¢), por agredir a su entonces asistente, Georgina Galanis, durante el rodaje de una pel¨ªcula en 1998. Campbell, cuando finalmente compareci¨® ante el juez, reconoci¨® que golpe¨® a Galanis con un tel¨¦fono en la habitaci¨®n de un hotel y amenaz¨® con arrojarla desde un auto en movimiento. La modelo londinense tuvo que pagar una compensaci¨®n a Galanis y su historial criminal en el pa¨ªs de la hoja de arce fue borrado, pues mostr¨® remordimiento por lo ocurrido y se comprometi¨® a asistir a clases de manejo de ira.
Las lecciones sirvieron de poco, aunque dej¨® de atizar a la gente con tel¨¦fonos durante algunos a?os. El 11 de enero de 2005, reconoci¨® que hab¨ªa controlado su mal car¨¢cter gracias a la ayuda de su entonces pareja, Robbie Williams. Tres meses despu¨¦s de estas declaraciones, Campbell recay¨®. Amanda Brack, su asistente de entonces, la acus¨® de haberla abofeteado y golpeado con una agenda electr¨®nica Blackberry. Campbell neg¨® los hechos a trav¨¦s de su portavoz, y Brack amenaz¨® con demandarla, aunque finalmente nunca prosper¨®.
La inestabilidad es el rasgo distintivo de Campbell tanto en el plano profesional como en el personal. Desde que inici¨® en el mundo de las pasarelas en 1986 [a la edad de 15 a?os], se le ha vinculado sentimentalmente con personajes tan diversos como: Joaqu¨ªn Cort¨¦s, Robert de Niro, Flavio Briatore, Usher, Eric Clapton, Sylvester Stallone, el Pr¨ªncipe Alberto de M¨®naco y Leonardo Di Caprio.
Los inicios del violento historial de la modelo podr¨ªan remontarse a su ef¨ªmero noviazgo con el boxeador estadounidense Mike Tyson, a finales de la d¨¦cada de los ochenta, quien podr¨ªa haberle ense?ado algunos trucos, que puso en pr¨¢ctica algunos a?os despu¨¦s. Durante su estancia en Roma en septiembre de 2005, Campbell le rompi¨® el labio de un pu?etazo y envi¨® al hospital a su entonces mejor amiga, la actriz italiana Yvonne Scio, quien s¨®lo atin¨® a decir: "Era como Mike Tyson". La modelo le atac¨® porque Scio lleg¨® tarde a recogerla para ir a una fiesta y porque cometi¨® el imperdonable error de vestir un atuendo sospechosamente similar al de Campbell, seg¨²n recogi¨® en su momento la prensa sensacionalista brit¨¢nica. Campbell reconoci¨® que tuvo diferencias con Scio, pero dijo que ¨¦stas nunca pasaron del terreno verbal.
La ira de la modelo de ascendencia jamaiquina trasciende las fronteras y por ello fue arrestada en Nueva York el pasado 30 de marzo, por un presunto ataque contra otra asistente, Ana Scolavino, con el modus operandi habitual: la golpe¨® con un m¨®vil con incrustaciones de diamante, que le habr¨ªan producido una herida en la cabeza que requiri¨® 4 puntadas. La furia de Campbell, seg¨²n la parte acusadora, comenz¨® cuando la acus¨® de haberle robado unos tejanos. Scolavino la demand¨® y la modelo enfrenta una sentencia de entre uno y siete a?os de c¨¢rcel. El juez neoyorquino ha ordenado que si Campbell no comparece el pr¨®ximo 15 de noviembre, ser¨¢ arrestada. Los abogados de la modelo londinense, intentar¨¢n, durante este mes y medio, alcanzar un acuerdo extra judicial con Scolavino, que evite que Campbell desfile por chirona.
Este diario pens¨® contactar telef¨®nicamente a Campbell pero, temerosos de las consecuencias para su asistente si cog¨ªa el tel¨¦fono, abandonamos esa misi¨®n.
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