El Atl¨¦tico no se lo cree
El equipo de Aguirre supera a un Madrid sin juego y muy dislocado, pero siente v¨¦rtigo ante la victoria
Superior durante una hora, al Atl¨¦tico le falt¨® vuelo para dar un rejonazo a su vecino cuando ten¨ªa todo de cara. Frente a un Madrid futbol¨ªsticamente an¨¦mico, el equipo de Aguirre se vio tan importante con el empate que cuando tuvo al rival con diez se acomplej¨®. El Atl¨¦tico est¨¢ tan desacostumbrado a dejar huella en Chamart¨ªn que con la victoria a un cent¨ªmetro sinti¨® v¨¦rtigo y dej¨® escapar el tren. Le falt¨® chicha, empuje, rabia y galones para embestir al Madrid. Y que Ag¨¹ero diera en la diana. El chico, que bajo esa galbana a lo Romario esconde a un magn¨ªfico futbolista, tuvo la ocasi¨®n id¨®nea, en el momento justo y el mejor teatro posible para encumbrarse en el f¨²tbol espa?ol, pero en el ¨²ltimo minuto su delicada vaselina a Casillas se perdi¨® en el primer anfiteatro. Lo que festej¨® el Madrid, que casi siempre fue a rebufo y termin¨® por aplaudir la igualada. Su f¨²tbol no da para mucho m¨¢s, porque el equipo tiene alergia a la pelota y s¨®lo Guti pone un punto cosm¨¦tico al juego. ?l condujo al Madrid al empate y Ra¨²l bien que se lo agradeci¨®. Nada m¨¢s expuso el equipo de Capello, o lo que es lo mismo, el equipo de Emerson, un pivote funcionarial, prescindible, sobre el que gravita el teorema capellista.
REAL MADRID 1 - ATL?TICO 1
Real Madrid: Casillas; Mej¨ªa, Cannavaro, S. Ramos, R. Carlos; Emerson, Diarra; Ra¨²l, Guti (Beckham, m. 69) , Reyes (R. Bravo, m. 65); y Van Nistelrooy (Ronaldo, m. 81). No utilizados: Diego L¨®pez; Robinho, Cassano y Helguera.
Atl¨¦tico: Leo Franco; Seitaridis, Pablo, Perea, Pern¨ªa; Luccin, Maniche; Maxi, Mista (Ag¨¹ero, m. 68), Petrov (Galletti, m. 76); y Torres. No utilizados: Falc¨®n; A. L¨®pez, Costinha, Ze Castro y Valera.
Goles: 0-1. M. 6. Maxi deja la pelota mansa a Mista cerca del ¨¢rea peque?a. 1-1. M. 37. Gran pase de Guti que Ra¨²l remata cruzado con la derecha.
?rbitro: Undiano Mallenco. Amonest¨® a Perea, Mista, Mej¨ªa, Pern¨ªa, Maxi, Cannavaro y Pablo. Expuls¨® por doble amarilla a S. Ramos (m. 62).
Unos 75.000 espectadores en el Bernab¨¦u.
Reforzado por el temprano gol de Mista, el Atl¨¦tico manej¨® el partido con soltura durante toda la tarde, salvo el ¨²ltimo tramo del primer tiempo, cuando Ra¨²l toc¨® la corneta. Al hilo de Luccin y Maniche, el cuadro rojiblanco domestic¨® al Madrid, que una vez m¨¢s jug¨® a oscuras. De Casillas a Guti -que recibi¨® todo dipo de estacazos rojiblancos-, s¨®lo tiene salida con Roberto Carlos. A los dem¨¢s les arde el empeine. Con la pelota en los pies el equipo se siente en tanga y desprende un f¨²tbol dislocado. Emerson y Diarra no le dan salida por el embudo y por los costados s¨®lo percute por la banda de Roberto Carlos y Reyes, un expreso y un extremo puro. En la otra orilla, Mej¨ªa es un lateral postizo y Ra¨²l es un delantero al que Capello se ha empecinado en alejar del gol. Pero el capit¨¢n es terco como pocos y su incalculable valor, por m¨¢s que sude en la banda, est¨¢ cerca del gol. Y si el rival es el Atl¨¦tico, mejor. Y si le han cuestionado y, por tanto, encendido la hoguera que tiene en el ombligo, mejor. Fiel a su cita con los rojiblancos, Ra¨²l apareci¨® cuando el Madrid era una escombrera y logr¨® el empate gracias a su punci¨®n ante Leo Franco y a un excepcional recado de Guti.
Hasta que Ra¨²l se dej¨® caer por el ¨¢rea del Atl¨¦tico cuando se alcanzaba la media hora, el Madrid no hab¨ªa rematado una sola vez. Ni siquiera a La Castellana. Mandaba el Atl¨¦tico, pilotado por Maniche, un futbolista con un dinamismo extraordinario, un jugador de doble valor: acompa?a cada entrega que hace, nunca deja a la intemperie a aqu¨¦l con quien se asocia. Todo discurr¨ªa al dictado del conjunto de Aguirre, al que s¨®lo faltaba que apareciera Torres, a quien hace a?os que se espera en este cl¨¢sico. Pero si en cada derbi Ra¨²l es el t¨®tem del Madrid, en la ribera contraria Torres resulta siempre la gran decepci¨®n. Ayer tambi¨¦n. Como es su costumbre en los pulsos madrile?os, jug¨® con un punto de excitaci¨®n que no le favorece en nada. M¨¢s pendiente de debatir qui¨¦n sabe qu¨¦ dilemas con sus compa?eros y de combatir de forma pugil¨ªstica con los centrales madridistas, Torres jug¨® su propio partido, no el que conven¨ªa a su equipo. Ni antes ni despu¨¦s de que provocara la tibia expulsi¨®n de Sergio Ramos, otro al que tambi¨¦n se vio gripado desde el inicio. M¨¢s bien desde que est¨¢ en el Madrid, porque en un curso ya suma cinco expulsiones.
Sin Torres al frente y con el Madrid en retirada, el Atl¨¦tico se encomend¨® a Ag¨¹ero, ese imberbe con precio de megaestrella al que Aguirre a¨²n acuna en el banquillo. El argentino tiene aura. Camina con una pereza infinita, pero tiene un turbo en los gemelos; tiene el culo a ras de suelo, pero aprovecha un centro de gravedad tan bajo para amurallar la pelota y anudar al contrario en un ladrillo. Todo en ¨¦l resulta singular y sobre ¨¦l estuvo a punto de cimentarse la victoria de su equipo. Primero tras un derechazo que desvi¨® Casillas; luego, tras un servicio de Torres, con un pase al cogote del portero local que cogi¨® vuelo por encima del larguero. Nadie hubiera criticado que al nuevo ni?o del Atl¨¦tico le diera un ataque de p¨¢nico y tirara al mu?eco. Pero busc¨® una soluci¨®n grandiosa, de jugador con may¨²sculas.
Con la frustraci¨®n de Ag¨¹ero se cerr¨® el partido para el Atl¨¦tico, que hace a?os que no ten¨ªa tan cerca de la victoria en el Bernab¨¦u. Un solar recalificado por Capello, un escenario majestuoso que, en otra ¨®rbita y de vuelta a la tierra, asiste contrariado a la polvorienta apuesta del t¨¦cnico italiano. A la espera de Ronaldo y de que Capello rectifique, de ayer a hoy lo mejor del Madrid sigue en casa: empieza por Guti y acaba por Ra¨²l. As¨ª, entre uno y otro, rescataron un punto para el Madrid. De lo dem¨¢s se encarg¨® el Atl¨¦tico, que con mejor esqueleto que en a?os precedentes, dej¨® pasar una excelente ocasi¨®n para dar un golpe de autoridad que le hubiera reconciliado con su historia y devuelto a los altares. Pero el Atl¨¦tico viene de las catacumbas y a¨²n vuela raso. No se cree victorias como la de ayer. Todav¨ªa le sobran complejos.
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