El polic¨ªa que vincul¨® ETA con el 11-M cambi¨® p¨¢rrafos enteros de su declaraci¨®n
Manuel Escribano, el perito que vincul¨® a ETA con el 11-M porque en la casa de un islamista se encontr¨® ¨¢cido b¨®rico, un insecticida que tambi¨¦n fue hallado en el piso de unos etarras, alz¨® la voz al juez Baltasar Garz¨®n en dos ocasiones y se permiti¨® modificar p¨¢rrafos enteros de su declaraci¨®n cuando el juez le invit¨® a corregirla por si hab¨ªa errores de transcripci¨®n. As¨ª figura en el acta firmada por la secretaria judicial que asisti¨® a los interrogatorios y que Garz¨®n ha remitido al Poder Judicial como anexo de un escrito donde pide el amparo del Gobierno de los jueces ante los ataques recibidos.
Los secretarios judiciales dan fe p¨²blica de lo ocurrido durante los interrogatorios en los juzgados. En este caso, su relato desmiente las acusaciones de los peritos, que denunciaron ante el Poder Judicial un supuesto trato vejatorio por parte de Garz¨®n.
La secretaria judicial detalla en su acta lo ocurrido durante la declaraci¨®n de Manuel Escribano, perito de la polic¨ªa que firm¨® el informe donde se vinculaba a ETA con el 11-M por el simple hecho de que en la casa de un islamista se hab¨ªa encontrado ¨¢cido b¨®rico -sustancia que nunca se ha encontrado en un atentado y que no es explosiva ni incendiaria- y que cuatro a?os antes esa misma sustancia se hall¨® en el ba?o del piso que ocupaban unos etarras.
"La declaraci¨®n del testigo n¨²mero 9", escribe el secretario en relaci¨®n con el interrogatorio de Garz¨®n a Escribano, "se inici¨® a las 0.10 horas y concluy¨® a la 1.30 aproximadamente. Desde las cinco de la tarde, que lleg¨® el testigo al juzgado, estuvo sentado o con posibilidad de movimiento por todas las antesalas del juzgado y con el trato deferente, igual que a los dem¨¢s, como funcionarios de polic¨ªa que son, y, como este juzgado tiene por costumbre y obligaci¨®n tratar a todas las personas que acceden al mismo".
"La declaraci¨®n no present¨® incidencias, salvo en dos ocasiones en las que el magistrado debi¨® advertirle que no alzara la voz al estar prestando declaraci¨®n ante el juez y deber el respeto que exige la Audiencia Nacional. Se le ofreci¨® agua, como a todos los que comparecen ante este juzgado y cuando el juez iba a cambiar el vaso, decidi¨® no tomarla".
"Al final de su declaraci¨®n, el juez le indic¨® que si lo deseaba pod¨ªa corregir los posibles errores que hubieran podido cometerse al transcribir la misma o puntualizar alg¨²n extremo de aquella que no hubiera quedado claro, indic¨¢ndole que pod¨ªa aproximarse al ordenador, como se hab¨ªa hecho con todos los testigos".
"El juez, mientras esta operaci¨®n se produc¨ªa, sali¨® fuera del despacho regresando unos tres minutos despu¨¦s, indic¨¢ndole uno de los miembros del Ministerio Fiscal que el declarante estaba cambiando p¨¢rrafos completos de la declaraci¨®n. En ese momento, y delante del juez, comenz¨® a redactar nuevamente un p¨¢rrafo e introducir uno nuevo, ante lo que el juez le indic¨® que su declaraci¨®n hab¨ªa concluido y que se trataba de rectificar errores y no hacer otra nueva declaraci¨®n eliminando cosas que hab¨ªa dicho. Ante ello, alterado, indic¨® que era su declaraci¨®n y que lo pod¨ªa hacer. El juez dej¨® que concluyera el p¨¢rrafo y le formul¨® varias preguntas aclaratorias, advirti¨¦ndole que no pod¨ªa alterar la declaraci¨®n. No obstante, continu¨® a?adiendo frases y corrigiendo la declaraci¨®n, dej¨¢ndola a su gusto y firm¨¢ndola posteriormente de conformidad".
"Ante la indignaci¨®n del testigo, despu¨¦s de firmar su declaraci¨®n, de que llevaba toda la tarde en el juzgado, el juez le inform¨® de que tambi¨¦n el Juzgado estaba en funcionamiento sin parar desde las nueve de la ma?ana y le pregunt¨® si esa circunstancia le hab¨ªa impedido prestar declaraci¨®n o si quer¨ªa que se avisara al m¨¦dico forense y dijo que ese no era el sentido de sus palabras y que no lo precisaba".
"El juez se disculp¨® por el hecho de que hubiera tenido que esperar, pero que ya hab¨ªa visto como toda la tarde noche hab¨ªan estado trabajando".
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