Historias verdianas
Cuando los responsables de la Asociaci¨®n Bilba¨ªna de Amigos de la ?pera presentaron su proyecto Tutto Verdi, consistente en poner en escena todas las ¨®peras del italiano en todas sus variantes, no pudieron resistirse a calificarlo de bilbainada, es decir, de una de esas empresas imposibles que s¨®lo se le ocurren a la gente de all¨ª, un poco en la seguridad de que no hay otros capaces si no de llevarlas a cabo s¨ª, por lo menos, de presumir de que habr¨¢n de conseguirlo. No consta que los habitantes de Sarasota, en la soleada Florida, sean de car¨¢cter similar a los de Bilbao, pero ellos eran los ¨²nicos que se lo hab¨ªan propuesto hasta ahora. Exista o no la sarasotada, el caso es que la peque?a ciudad americana se impuso en 1988 una empresa tit¨¢nica de la que lleva ya 18 entregas. Bilbao culminar¨¢ en 2021 a base de ir aumentando el n¨²mero de t¨ªtulos por temporada. ?stas ser¨¢n dos, empezando, el pr¨®ximo s¨¢bado, por Rigoletto. Le seguir¨¢ Oberto a partir del 20 de enero de 2007.
El espectador podr¨¢ doctorarse en una materia llena de compensaciones
La pregunta es inevitable. ?Vale la pena semejante empe?o? Claro que s¨ª. Y por diversas razones. La primera puramente musicol¨®gica. Conocer todo Verdi es vivir una aventura apasionante siguiendo una trayectoria que camina hacia la excelencia con paso firm¨ªsimo unas veces y vacilante otras. El espectador podr¨¢ doctorarse en una materia llena de compensaciones y ver¨¢ c¨®mo el compositor m¨¢s democr¨¢tico de la historia de la m¨²sica, el que quiso ser siempre entendido, trabaj¨® sin descanso hacia su propia consagraci¨®n, pues la diferencia entre Oberto -su primera ¨®pera- y Falstaff -la ¨²ltima- es simplemente abismal. Y luego hay otra que revela lo avispado de sus gestores: poner a Bilbao en el punto de mira de los aficionados de todo el mundo. Y con un proyecto original. Lo f¨¢cil en la ¨®pera puede ser tirar de talonario, si hay dinero, y ofrecer una programaci¨®n homologable -ay, tambi¨¦n en repertorio- con la mayor¨ªa de los grandes teatros. Cuando el presupuesto no da para esa competencia, lo mejor es hacerse un hueco a base de imaginaci¨®n, ser diferentes. Valor a?adido lo da la propia ciudad. Desde la inauguraci¨®n del Guggenheim, y con una revisi¨®n de su urbanismo absolutamente mod¨¦lica, Bilbao est¨¢ que se sale y su oferta cultural crece sin duda con este Tutto Verdi. Adem¨¢s, el p¨²blico de la ¨®pera es de los que no se conforma con la m¨²sica, y ya se sabe lo que Bilbao da de s¨ª en otros aspectos, como el gastron¨®mico. La idea, pues, es diab¨®licamente buena. Adem¨¢s, conociendo el gancho que los nombres tienen para estas cosas, la ABAO se ha sacado de la chistera un comit¨¦ de honor en el que aparecen, entre otros, figuras tan incuestionables en la materia como los directores de orquesta Claudio Abbado y Ricardo Chailly, los cantantes Carlo Bergonzi -quiz¨¢s el m¨¢s grande de los tenores verdianos que jam¨¢s hayan sido- y Giulietta Simionato, el director de la Metropolitan Opera House neoyorquina, Peter Gelb; Stephan Lissner, de La Scala de Mil¨¢n; el escritor Mario Vargas Llosa, aficionado reconocido que asegura un especial tir¨®n intelectual, y Pierluigi Petrobelli, director del Instituto de Estudios Verdianos de Parma, que garantiza la solidez cient¨ªfica.
Nada menos que 35 produccio
nes har¨¢n que todo Verdi pase por el Euskalduna. Habr¨¢ t¨ªtulos de esos que no se oyen nunca, como Un giorno di regno, Alzira o Il corsaro. Otros ofrecer¨¢n aspectos que anticipan el mejor Verdi o que no merec¨ªan el olvido, como habr¨¢ de ocurrir con I due Foscari, una ¨®pera en la que se huele el mar de Venecia. Y revisiones que a la postre nada supusieron, como Jerusalem -que antes hab¨ªa sido I lombardi a la Prima Crociata- o Aroldo -primero Stiffelio-. Tendremos tambi¨¦n la posibilidad de ver un Verdi ce?ido a los gustos de un p¨²blico distinto, en curiosos viajes de ida y vuelta, como los que hicieran Don Carlo -de Par¨ªs a Mil¨¢n- o La forza del destino -de San Petersburgo a La Scala igualmente-. Y no digamos nada de la ocasi¨®n de confrontar las dos versiones de Simon Boccanegra, esa cumbre que cada d¨ªa refulge m¨¢s clara.
Lo de Bilbao va a poseer caracter¨ªsticas propias, porque hay m¨¢s cosas. Por ejemplo, el disco compacto reci¨¦n presentado que recoge momentos estelares de los que se vivieron en la ABAO con pretexto verdiano, con voces como las de Franco Corelli, Jos¨¦ Carreras, Renato Bruson, Giulietta Simionato o Alfredo Kraus. O los ciclos de conferencias y las exposiciones. Se habla de la creaci¨®n en la Universidad de Deusto de una C¨¢tedra Verdi y hasta de la presencia anual en Bilbao de un gran cocinero de fama universal para llevar a los fogones sabe Dios qu¨¦ sugerencias musicales.
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